Blas J. Muñoz. Nueve días de celebración que se mezclan con el trabajo esforzado de quienes los hacen posibles. Nueve jornadas a las que anteceden otras tantas con preparativos, montajes y un sinfín de detalles para que todo esté dispuesto tal y como lo esperamos. Un puñado de jornadas a posteriori, en las que el desmontaje y los ecos de la fiesta se funden entre recuerdos que llaman al verano.
La Feria de Nuestra Señora de la Salud esconde en su tramoya un elevado número de horas para los cofrades que trasladan "la priostía" al albero del Arenal para dotar a sus respectivas corporaciones de una fuente de financiación complementaria, es cierto. Pero también para crear su propio espacio donde compartir momentos distintos a los habituados durante el resto del año.
Esto lo expresaba claramente un tweet de la Hermandad de la Esperanza, donde se hablaba de "su otra casa de hermandad". Entrevarales, una de las casetas más populares y con más tradición de las que encontramos en el Arenal, se torna estos días en un punto de encuentro del que bien saben los cofrades, hacer hermandad en cualquier tiempo y espacio.