Blas J. Muñoz. El transcurso de una sola semana (la que se sitúa entre el viernes 13 y el 20) ha bastado para cambiar una buena parte de la fisionomía musical de dos cofradías destacadas de la ciudad, Merced y Císter. La primera, de hecho, ha cambiado la composición de su sección musical de forma ostensible, al hacerse pública la noticia de la separación entre la cofradía y la Banda de Música Santa María de la Merced.
Una ruptura que, por amistosa (no deja de refrendarse este aspecto en el hecho de que la formación dispondrá de las instalaciones de la Hermandad hasta el próximo mes de julio), ha sorprendido en el seno interno de la Banda. Habiendo dejado una semana más tarde, la prueba definitiva de la separación con el acuerdo alcanzado entre Tubamirum y la Merced.
Acuerdo y despedida emotiva se producía en el Císter, donde se comunicaba que la Banda de Cornetas y Tambores Esencia de Sevilla no continuaba por problemas de índole logística, al igual que se informaba de la rúbrica con la BCT San Juan Evangelista de Triana. Esta última, que hace pocos meses atravesaba una crisis interna de cierta relevancia, tendrá la oportunidad de traer al Martes Santo cordobés de 2017 los sones que la hicieron tan reconocible en todos los ámbitos.