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viernes, 29 de julio de 2016

450 años de Soledad por el Puerto de Santa María


José Barea. 450 años de existencia no se cumplen todos los días. La Hermandad de la Soledad y el Santo Entierro de la gaditana localidad de El Puerto de Santa María se encuentra en esta tesitura, su 450 aniversario fundacional. Hace un año comenzaban los actos en conmemoración del mismo, y aún quedan otros a realizar previamente a la salida extraordinaria que tendrá lugar el próximo 27 de agosto. El 6 de agosto se presentará el libro "Una Hermandad Real: La Soledad de El Puerto de Santa María", obra de Luis Alba Medinilla. Los días 17, 18 y 19 de agosto se celebrará Triduo Extraordinario en honor y alabanza de los Sagrados Titulares, siendo el mismo en el Altar Mayor de la Basílica Menor de Nuestra Señora de los Milagros Coronada, siendo a las 20:00h las tres jornadas. Finalmente, el 20 de agosto Nuestra Madre y Señora de la Soledad quedará expuesta en Solemne Besamanos, mientras que el 21 de agosto será Nuestro Padre Jesús Yacente quien esté a disposición de los fieles en Solemne Besapiés.



Sin embargo, la guinda de todo este año de conmemoración de los 450 años de fundación es, sin duda, la salida extraordinaria del próximo sábado 27 de agosto. Conforme se acerca la gran fecha, se van dando a conocer más detalles de la misma. El mismo sábado, a las 20:30h, tendrá lugar Solemne Pontificial a modo de acción de gracias presididad por José Mazuelos Pérez, Obispo de Asidonia-Jerez, y concelebrada por el Rector y Párroco de la Basílica Menor de Nuestra Señora de los Milagros Coronada y Director Espiritual de la Hermandad, Diego Valle Serrano. 

La comitiva partirá desde la Basílica Menor de Nuestra Señora de los Milagros Coronada a partir de las 22:00h aproximadamente. En su recorrido pasarán por lugares emblemáticos de El Puerto de Santa María, que estarán engalanados para la ocasión. El cortejo lo compondrán las diversas Cofradías de la ciudad, así como otras Hermandades de la Soledad y Santo Entierro pertenecientes a la Fraternidad de dichas advocaciones de todo el país, los hermanos de luz y mantillas, presidencia y el paso extraordinario.

Sobre el majestuoso paso de misterio de Nuestro Padre Jesús Yacente, cincelado y repujado en plata por el orfebre sevillano Ángel Gabella en 1976, se encontrarán ambos titulares en una disposición totalmente inédita y llena de espiritualidad. El conjunto estará formado por la Santa Cruz, la Soledad y el Yacente, esta vez sin la urna, rememorando de esta manera los orígenes de la corporación. Todo ello bajo la dirección artístia de David Calleja, vestidor de Nuestra Madre y Señora de la Soledad. El acompañamiento musical correrá a cargo de la Banda Municipal de Barbate, que habitualmente pone su magnífico repertorio fúnebre cada Viernes Santo tras la Soledad. Sonarán marchas como "La Soledad del Puerto", obra de José Sanjuan Varo, director de la formación musical barbateña.

Cabe destacar el gran valor artístico de ambas tallas sagradas. Nuestro Padre Jesús Yacente es obra del escultor Miguel Vallés, allá por el siglo XVI. Por su parte, Nuestra Madre y Señora de la Soledad, dulcísima y serena imagen de la Virgen María con la cabeza levemente inclinada y manos entrelazadas, se atribuye a Gaspar Becerra en el siglo XVII. Una curiosa historia envuelve la llegada de la Soledad a El Puerto de Santa María. En el año 1560 llega a España Isabel de Valois, tercera esposa de Felipe II, que solicitó una escultura que fuera idéntica a una pintura que ella tenía en su posesión. El encargo se realiza al ya mencionado Gaspar Becerra, que llegó a realizar dos modelos de la imagen que no fueron del gusto de la reina, quedando ambas en el Templo de los Mínimos de Madrid, donde Becerra se encontraba retirado para realizar tal encargo. Ya en el siglo siguiente, concretamente el año 1637, el inquisidor Gonzalo Fernández del Pozo, radicado en El Puerto de Santa María, solicitó una de estas dos imágenes rechazadas para el convento de los Mínimos de la Victoria, donde algunos años atrás ya se había fundado la Hermandad de la Soledad. Por error, de las dos tallas que se encontraban en Madrid, se envió a la localidad gaditana la más bella de las dos imágenes en su poder. Cuando llegó al destino, ambas partes se percataron del error. La leyenda cuenta que "misteriosos fenómenos" impidieron el trueque de las imágenes. Aunque quizá haya que pensar que los hermanos de la época de El Puerto no estaban muy por la labor de dejar escapar semejante joya escultórica, una vez que ya se habían embelesado de su belleza. 



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