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lunes, 25 de julio de 2016

El ajuar de la Virgen de los Ángeles


Esther Mª Ojeda. Es perfectamente normal y sabida la gran cantidad de obstáculos a las que las hermandades, especialmente en sus inicios, deben de enfrentarse amén de las épocas de esplendor y decadencia que también les sobrevienen en ocasiones. Pero en el caso de la sevillana Hermandad de los Negritos, su historia se caracterizó por la pobreza de sus miembros, mayoritariamente esclavos que a pesar de las muchas dificultades que fueron surgiendo, condujeron a la corporación hacia una mayor prosperidad y estabilidad una vez iniciado el siglo XX.

Es por eso que hasta entonces la hermandad no había tenido la posibilidad de gozar de una riqueza patrimonial con lo que fue a partir de ese momento cuando, al fin, la cofradía comenzó a hacerse con las distintas piezas y bienes que actualmente posee, sin duda gracias a las donaciones que sus devotos han ido haciendo a lo largo del tiempo y que la han enriquecido y dotado de un sello propio.

La composición del ajuar de la Virgen de los Ángeles ha sido uno de los principales objetivos a ese respecto, fruto de la intención común de un grupo de hermanas que ha hecho posible que el taller de bordados se encuentre acometiendo dos labores tan trascendentales como un manto bordado de camarín y una toca de sobremanto. No obstante, la labor se prevé aún más ardua pues, por otra parte, también se llevará a cabo la confección de otro manto de camarín, liso en esta ocasión.

Además, a todo esto se suman una serie de donaciones anónimas realizadas recientemente como son un rosario del siglo XIX de plata sobredorada con cuentas de nácar, un rosario de plata con cuentas de azabache, unos pendientes de oro y brillantes rosas adquiridos en un anticuario, un broche de oro y esmeraldas de estilo isabelino datado en el siglo XIII-XIX y una cruz de oro brillantes y esmeraldas de la década de los 40. Todas ellas piezas que complementan un ajuar en el que destaca el broche de oro y brillantes – también de estilo isabelino – del siglo XVIII, regalo de las Hermanas Clarisas.

También reseñable fue la donación realizada por la hermana de la corporación, Marisa Bancalero, quien siendo diseñadora de joyas y contando con las recomendaciones de las camareras de la Virgen así como con las de su Vestidor y algunos integrantes de la Junta de Gobierno para ajustarse al habitual estilo de Ella, realizó un hermoso broche en forma de querubín en plata, plata sobredorada y piedras semipreciosas. Un broche conformado por tres piezas que pueden colocarse de forma conjunta o independiente, lo que posibilitó que el pasado Jueves Santo la Virgen de los Ángeles llevase en su tocado tan solo las alas de dicho querubín.

Por otro lado, también una de sus Camareras, Mª de los Ángeles, quiso contribuir al enriquecimiento de su ajuar entregando para la Virgen un tocado de tul con bordados en hilo dorado y seda beige junto con una mantilla bordada de igual modo en seda.

Todas ellas donaciones, como incuestionable muestra de devoción y afecto, que culminaban con unos encajes de aguja así como otra pieza antigua de encaje que se utilizarían para confeccionar unos puños para su dolorosa y una enagua respectivamente.

Con estos ejemplos, la cofradía ha querido agradecer la inestimable entrega y el cariño de sus fieles animando a un tiempo a colaborar a todo aquel que lo desee desterrando la idea errónea de que cualquier pieza, ya sea de joyería o tejido e independientemente de las condiciones, no pueda ser entregada como donación a tan querida titular.




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