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miércoles, 10 de agosto de 2016

Las bandas que no volveremos a ver la próxima Semana Santa


Guillermo Rodríguez. Cada año se reproduce una secuencia similar. Finaliza la Semana Santa y con ella llega a su ocaso la vinculación que mantenía ligadas a determinadas formaciones con las hermandades con las que suscribieron su idilio en virtud de un contrato. En ocasiones es la banda la que decide que su ciclo ha expirado, generalmente porque se avecina uno nuevo que a priori se antoja más atractivo desde el punto de vista económico o desde el prestigio asociado a la corporación a la que se vinculan o a la localidad que será su nuevo destino. Otras veces es la hermandad la que estima conveniente cambiar de banda, bien a resultas igualmente de alguna motivación económica, bien porque entiende que necesita un cambio por la razón que fuere.

Obviamente, Córdoba no es ajena a esta rotación que, como todo en la vida, alberga aspectos positivos y negativos. Siempre resulta un aliciente incuestionable la novedad, pese a que en ocasiones sea muy complicado encontrar un sustituto adecuado, y muchas veces se convierte en realidad esa máxima de que no necesariamente cualquier tiempo pasado fue mejor, pero por otro lado, son muchos los que miran con envidia la estabilidad en las relaciones entre bandas y hermandades que se aprecian en determinadas ciudades hermanas y en concreto en algunas corporaciones. A caballo entre los aspectos positivos y los negativos, las Juntas de Gobierno se debaten sobre la conveniencia de cambiar de banda o las directivas de las bandas sobre la de cambiar de aires, con la idea indudable de que siempre será lo mejor para la hermandad o para la formación, pese a que el tiempo haya demostrado que no se siempre se alcanza el objetivo.

Sea como fuere, desde que terminó la Semana Santa de Córdoba, hasta ocho formaciones musicales han separado su destino del de la hermandad con la que mantenían una relación, a iniciativa propia o por deseo de la cofradía. Amor, Cister, Huerto o Merced son algunas de estas hermandades. Una lista que desde la reanudación de la actividad cofrade y hasta la próxima Semana Santa podría incrementarse, si bien a medida que va avanzando el tiempo existe menos probabilidad de que suceda, habida cuenta de que el tiempo para encontrar una alternativa se va minimizando complicando el asunto.

El Domingo de Ramos es el día que presenta mayores novedades con vistas a la próxima Luna de Nisan. Una de las rupturas más llamativas se ha producido entre las Penas de Santiago y la Sagrada Cena de León, una contrastada formación musical que retornó a Córdoba después de una exitosa primera etapa y que no ha logrado mantener la confianza de los máximos responsables de la Hermandad de Santiago a pesar de que solamente ha dispuesto de una oportunidad para hacerlo, ya que las inclemencias meteorológicas difuminaron la posibilidad de que la cofradía se pusiera en la calle este año, como se difuminan las promesas y los mensajes en redes sociales. La Cena de León será sustituida por Fuensanta de Morón, que tendrá la difícil tarea de hacer olvidar a una agrupación que ya es parte de la historia de Las Penas.

También el Domingo de Ramos se produjo otra de las desvinculaciones que más ríos de tinta han deparado. El Vía Crucis Magno de 2014, celebrado en la ciudad de San Rafael, motivó numerosos cambios musicales. Uno de ellos se produjo tras el paso de misterio del Señor de la Oración en el huerto. Cabe recordar que aquel día, la Redención de Córdoba, uno de los iconos de la música cofrade de Córdoba, cuya vinculación con el Huerto se perdía en la memoria colectiva, tuvo por razones obvias que acompañar al Titular de la Hermandad de la Estrella, a la que pertenecen, hasta la Santa Iglesia Catedral. La situación motivó que los dirigentes de la corporación de San Francisco optaran por una banda de cornetas y tambores, Elevación de Campo de Criptana, para acompañar con sus sones a su Titular. El experimento debió convencer a la junta de gobierno hasta el punto de tomar la decisión de quebrar , no sin cierta polémica, una relación de muchos años para suscribir un contrato con la banda manchega. Solamente dos años ha pervivido el cambio. Tras la Cuaresma se confirmó lo que era un secreto a voces y Redención regresará a la que fue su hogar tanto tiempo, lo que permitirá volver a vivir instantes que a algunos se le antojaban irrepetibles hace tan sólo unos meses.

La tercera hermandad del Domingo de Ramos que optó por cambiar de banda, esta vez por partida doble, fue el Amor del Cerro. Tal vez la premura con que la junta gestora se hizo cargo de la corporación a finales del año pasado provocaron que el cambio no se produjese con anterioridad, pero lo cierto y verdad es que el final de la Semana Santa marcó el final de la relación entre la cofradía y la AM Vera Cruz de Castro del Río, que solamente ha acompañado un año a Jesús del Silencio y que será sustituida por la AM Valme de Dos Hermanas, al igual que sucedió con la vinculación con la BCT Humildad de Torreperogil, que interpretó sus sones tras el Cristo del Amor nada menos que los últimos cinco años, cuyo lugar será cubierto el año que viene por la magnífica BCT Salud de Córdoba que vendrá a demostrar que su sitio está en Córdoba, como mínimo.

No obstante, con total probabilidad, la ruptura más dolorosa para ambas partes se produjo en una hermandad del Lunes Santo. Y es que después de cuatro años, la Hermandad de la Merced y la Banda de Música Ntra. Sra. de la Merced, perteneciente a la hermandad desde su fundación, tomaron la decisión de separar sus caminos. No es momento de valorar si la decisión fue acertada o no, sólo el tiempo podrá arrojar luz al respecto, ni los motivos que indujeron tal decisión, pese a que todos seamos conscientes de la inmensa dificultad que implica para una hermandad mantener en su seno una banda de música. La única realidad objetiva es que el próximo Lunes Santo todo será muy distinto cuando la bellísima Reina del Zumbacón atraviese el cancel de su puerta camino de Córdoba. Detrás no caminarán sus músicos que probablemente la miren desde la distancia o bajo el capirote ahogando alguna que otra lágrima. Su lugar será ocupado por una de las mejores bandas de música de la provincia de Córdoba, Tubamirum de Cañete de las Torres, curiosamente la banda que fue sustituida con gran revuelo detrás de la Virgen de las Angustias por Coronación de Espinas, la excelente banda que pertenece a la Merced y que acompaña al primer paso de la hermandad.

Como una enorme pérdida podría ser catalogada la marcha de Esencia para tocar en Sevilla el Martes Santo que viene. Después de siete año de disfrutar de una de las mejores bandas en su estilo del panorama musical detrás del paso de misterio de Nuestro Padre Jesús de la Sangre, la llamada del hogar provocó la ruptura de una relación que ya se había convertido, por derecho propio, en todo un referente de nuestra Semana Santa. Con un estilo con un marcado sabor clásico que se ajustaba a la perfección al buen hacer de la cuadrilla cisterciense, Esencia ha dejado para el recuerdo del cofrade momentos irrepetibles que ya ocupan un lugar de privilegio en la historia reciente de nuestra Semana Santa. Muy difícil será la papeleta que tendrá que asumir San Juan Evangelista, la banda que vendrá a sustituirla, no tanto porque su contrastada calidad ahuyente las dudas en este sentido sino porque a priori se antojan dos estilos suficientemente divergentes como para que sea toda una incertidumbre saber qué nos vamos a encontrar la próxima primavera. No obstante, numerosos ejemplos de bandas de un estilo muy definido que son capaces de adaptar su repertorio a misterios concretos con un estilo muy clásico, permiten defender que este podría ser una caso similar. El tiempo dará o quitará razones.

Otro tanto ocurre con el cambio registrado por el Calvario que, tras la Semana Santa, tomó la decisión de prescindir, después de dos años, de Rosario de Arriate en beneficio de la BCT Salud de Córdoba. A nadie escapa que la excelente banda del Naranjo se ha convertido en uno de los mejores exponentes musicales de la ciudad, con una impresionante evolución y una calidad y una fuerza indiscutibles. Frente a esta realidad, la situación institucional que ha venido sufriendo la corporación de San Lorenzo, así como la inevitable rivalidad existente en el mundo del pentagrama, han provocado que ciertas voces manifiesten la presunta lejanía entre el estilo que despliega el Nazareno del Calvario en su devenir por las calles cordobesas y el repertorio de la banda. Tanto en este supuesto como en el caso del Cister, se antoja una ocasión inmejorable, para que se superen las objeciones con hechos demostrando que una gran banda es capaz de abarcar un espectro suficientemente amplio como para acallar todas las voces. La impecable dirección musical tanto en el caso de San Juan Evangelista como en el de La Salud son un auténtico salvoconducto que permiten apostar por el éxito.

El último cambio hasta el momento también ha tenido lugar en una cofradía del Miércoles Santo y ha estado acompañado, como en algunos casos precedentes, de grandes dosis de sorpresa. Después de dos años de vinculación, incluida la salida extraordinaria que tuvo lugar en 2014 con motivo del 75 aniversario de la bendición de la imagen, la junta de gobierno de la Paz y Esperanza determinó dejar de contar con la Sociedad Filarmónica de Pilas para acompañar a la Paloma de Capuchinos. Dos años en los que el nivel demostrado por la banda pileña ha alcanzado cotas muy elevadas de calidad que no serán fáciles de olvidar para los amantes de la música cofrade y que han dejados momentos sumamente interesantes. En ánimo de muchos se ha roto la posibilidad de reproducir una vinculación duradera como la que ya mantuvo la corporación capuchina con la Banda Municipal de Huévar, por motivos que no han quedado del todo aclarados. La Soledad de Cantillana tiene un difícil reto por delante, no será fácil hacer olvidar a sus predecesores.

Como ocurre con tantos otros aspectos de la realidad cofrade, en apenas unas semanas todo volverá a comenzar. Un camino que irá descontando fechas hasta el próximo Domingo de Ramos. Hasta entonces podrán o no darse casos similares, pero lo que resulta inevitable es que cuando todo finalice y el palio de la Alegría se pierda en la oscuridad de Santa Marina, nuevas rupturas se convertirán en protagonistas de la actualidad cofrade. Y la rueda seguirá girando inexorable.




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