Les voy a ser sincero. He estado sopesando seriamente si responder a este personaje o dejar caer sus improperios por el abismo del olvido, fundamentalmente porque no estaba dispuesto a brindar publicidad gratuita derivada de las 10000 visitas diarias de las que goza Gente de Paz por obra y gracia de sus fieles lectores. Eso y que como me conozco, no estaba dispuesto a rebajarme a la altura de un individuo que se expresa en los términos en los que se expresa. De una cosa si que estoy seguro, para regocijo de quienes se quejan amargamente de la longitud de cada artículo que alimenta esta sección, este será probablemente el artículo de opinión más corto de todos cuanto ha escrito el Cirineo, básicamente porque un espécimen de esta calaña se cataloga a sí mismo con sus propias palabras, y eso es exactamente lo que voy a hacer, dejar que sean ustedes mismos quienes evalúen la catadura moral, la bajeza, la misoginia y el repugnante machismo que este sujeto destila con sus palabras.
Este es Nelson, "el niño de las pipas y las mantillas":
Francamente no tengo ni la más remota idea de dónde se mete usted los dedos ni me importa. Me importaría desde luego si luego sus delicadas manos que se han de comer los gusanos tuviesen que rematar mi peinado con una peineta para vestir mantilla, pero le garantizo que no es caso. No haré mención alguna a sus insinuaciones sexuales de las que se evidencia una violencia manifiesta, un machismo repulsivo y una abominable falta de respeto al género femenino, circunstancia extraordinariamente curiosa viniendo de alguien que presuntamente trabaja rodeado de mujeres, mujeres que estoy convencido de que estarán encantadas de conocer de primera mano qué es lo que piensa usted de aquellas que cometen un pecado tan grave como pensar por si mismas y ofrecer su legítima opinión a un trabajo público como aquél en el que usted fue parte. Por cierto las que le han aplaudido una respuesta tan machista como la suya deberían hacérselo mirar. Luego nos sorprendemos de que pase lo que pasa. Estoy también absolutamente convencido de que quienes han patrocinado su exposición, Cajasol, estarán muy pero que muy interesados en conocer la calaña del personaje para cuya promoción han prestado el dinero de sus accionistas. Espero y deseo que en el futuro lo tengan en cuenta.
No entraré a valorar la calidad artística de la autodenominada “macrosesión”, aunque tal vez se sorprendería, ni del hecho de que ni siquiera sepa lo que es la concordancia de género o número cuando escribe (“… ninguna de estos grupos…”), pero si daré mi opinión de su show desde el punto de vista cofrade, porque puedo y porque me da la gana. Las escasas fotos que he visto de su teatrillo, o lo que sea, que por mucho que se empeñe en contestarnos no le va a conseguir hacer famoso y pasará a formar parte, sin lugar a dudas, del mismo sumidero de desconocimiento general en el que triunfan sus anteriores obras, demuestran su ignorancia más absoluta sobre lo que significa la Semana Santa y todo lo que le rodea. Reducir el Universo Cofrade a unas cuantas mantillas comiendo pipas, no sólo refleja su analfabetismo cofrade, sino una completa falta de respeto a nuestra (he dicho nuestra) cultura y a nuestras (vuelvo a decir nuestras) tradiciones. No tiene usted ni puta idea de cofradías y además las ridiculiza y las menosprecia reduciéndolas a un estereotipo barato, absurdo y sin sustancia. Esto no sería grave, todos en la vida estamos para aprender y usted se ha rodeado para realizar su exposición de algunas personas que podrían enseñarle algo acerca de lo que va esto. El problema es que está tan encantado de conocerse, es usted tan prepotente, que se permite el lujo de dudar del conocimiento cofrade de una persona con muchísimos años de experiencia en nuestro Universo (reitero el determinante nuestro), al que usted jamás llegará porque esto no se aprende en tres días, esto se mama (por favor no relacione mi expresión con el libro de las cincuenta sombras al que tanto parece odiar, es simplemente una expresión que utilizamos los andaluces).
En lo que a mí respecta, permítame darle tres consejillos, desde la humildad. El primero es que no pierda el tiempo en volver a responder, no estoy dispuesto a otorgarle más minutos de gloria, y si lo hace, tenga en cuenta a la hora de expresarse, que uno es esclavo de sus palabras y dueño de sus silencios y que yo no soy tan misericordioso como mi amiga Sonia Moreno; estaré encantado de que se evalúen sus excesos con una demanda de por medio, llegado el caso. El segundo es que, siendo cierto que determinados diseñadores han evidenciado sus extravagancias en público, como Paco Rabanne que sigue esperando desde 1999 que arda París coincidiendo con un eclipse, yo le sugeriría que esperase a que un día suene la flauta y se convierta en famoso por su trabajo y no por su incontinencia verbal, antes de vociferar chorradas en público, a menos que su pretensión sea que lo tomen por el pito del sereno (otra expresión andaluza que nada tiene que ver con Grey, no se me encienda); francamente entiendo que no quiera esperar tanto, yo tampoco tengo esperanza alguna de que eso ocurra. La tercera es que vuelva a leer el artículo de Sonia y analice si en algún momento se podría desprender de sus líneas un ataque desmesurado a su trabajo, en lugar de una crítica legítima que usted, si se quiere dedicar a esto, debe aprender a asumir, o elegir otra profesión. Si después de releerlo sigue pensando que su impresentable respuesta furibunda fue proporcionada, lo único que se me ocurre al respecto es recomendarle la lectura de la Cartilla de Micho, al menos hasta que esté preparado para algo más elevado.
Guillermo Rodríguez
Director de Gente de Paz