Blas J. Muñoz. Hay gestos, acciones o palabras que enaltecen a quienes los practican. Toda vez que, en el caso de las hermandades, cuando éstas los realizan se corresponden con su propia carta de naturaleza y dan sentido al origen para el que fueron creadas. Y este es el caso de la Hermandad de la Agonía que ha querido tener uno de esos gestos que hablan del contenido maravilloso de la fe.
Para ponerles en antecedentes, Fabio es un niño que siente una predilección infinita por el Cristo de la Agonía. Cada Martes Santo, acompañado de su familia, no se pierde ni un solo detalle del paso de la cofradía a la salida de la Catedral (en los escalones externos del templo), antes del giro de Cardenal González. Y se fija y disfruta cada detalle que le ofrece el misterio del Crucificado del Barrio del Naranjo.
"Las necesidades especiales del pequeño le hacen tener un plus de sensibilidad y nos ha plasmado nuestro paso con sus muñecos y una caja de cartón, flores pintadas y unas velas de candelabros" -explica la cofradía desde su cuenta oficial en una red social-. Fabio espera con intensidad cada Martes Santo y la Hermandad, llena de emoción y gratitud, ha querido devolver parte del cariño que él muestra.
Por ello, el cabildo de oficiales de la corporación del Martes Santo ha querido que Fabio esté aun más presente en la estación de penitencia del Martes Santo de 2017 y lo han invitado a contemplarla desde el interior de la Santa Iglesia Catedral. Así Fabio podrá disfrutar aun más de la cofradía a la que tanto quiere y sus cofrades reflejarse en en la mirada limpia de un niño que nos invita a reflexionar sobre el sentido auténtico de las hermandades.