Esther Mª Ojeda. Hace ya unos meses que el Hermano Mayor de la Hermandad de la Agonía, Carlos Recio, realizaba unas declaraciones para Gente de Paz enfatizando en la importantísima obra social que la corporación lleva a cabo. Una labor que ya en aquel momento definía como “crucial” en el seno de una cofradía y que, en su caso particular, se materializa en la atención en su parroquia con cifras de entre 300 y 400 personas, lo que ha supuesto que la hermandad del Naranjo asuma su compromiso social como una absoluta prioridad.
En la misma entrevista, Recio afirmaba que la Hermandad de la Agonía se responsabilizaba de un 35% del presupuesto de la Cáritas parroquial, además de atender otras necesidades tan relevantes como la concesión de becas a los más pequeños, la inserción de inmigrantes mayores de 18 años o el proyecto de Zimbabwe con el que la corporación se ha encargado de la atención a enfermos sin recursos.
Actualmente, en nuevas declaraciones concedidas a Gente de Paz, el máximo responsable de la Hermandad de la Agonía volvía a hacer referencia a su extensísima obra social que pone sus objetivos de atención en dos puntos clave: España y África.
En el caso de España, su labor se basa en “la visita a hermanos enfermos y ancianos en sus domicilios u hospitales” por parte del Grupo Pastoral; “la asignación de una cantidad mensual para completar las aportaciones del banco de alimentos o las rupturas en algunos productos” en relación con la colaboración con la Cáritas parroquial; la tradicional Operación Kilo en la que cada Navidad se lleva a recoger hasta media tonelada de alimentos; “la donación de juguetes a instituciones con niños a su cargo” por la habitual Campaña de Reyes; “la manutención de los gastos de comida, vestuario y escolares de dos pisos con chavales de más de 18 años, atendidos conjuntamente con la Fundación Proyecto Don Bosco”, siendo esta una de las medidas de actuación de la que Carlos Recio ya hablaba anteriormente y, finalmente concluyendo con esta larga e intensa lista “el concierto anual de Cuaresma de la Banda en el Hospital Materno Infantil y la aportación anual en Semana Santa a las hermanas del Colodro”.
De forma paralela, la Hermandad de la Agonía también adquirió un gran compromiso mencionado en anteriores publicaciones de Gente de Paz y que Recio vuelve a recordar una vez más dada su trascendencia: la Semana Solidaria con Zimbabue. Para ello, la cofradía se ha hecho cargo de algo tan relevante como es la “recaudación para la construcción de estructuras duraderas o apoyo a la infancia” y que, en esta ocasión en la que se está llevando a cabo la ampliación del área de pediatría “por los casos de desnutrición provocados por la sequía y las patologías de base” cuenta con la ayuda de su misionera Lola Pérez Carrasquilla. Además, la hermandad del Naranjo también mantiene una constante colaboración con el hospital de Kariyangwe “aportando los gastos en medicación e ingreso hospitalario de 10 pacientes al mes”.
No obstante y por si se pudiera pensar que ya era suficiente, el Hermano Mayor de la Agonía sumaba a todo lo anterior las distintas aportaciones que en ocasiones la cofradía hace para el mejor desenvolvimiento de las iniciativas emprendidas por Médicos Sin Fronteras y la Fundación Bangassou.
La razón de este ambicioso proyecto social, “continuista respecto a la anterior Junta de Gobierno” no es otra que la de su “preferencia por encima de todo” y que en la práctica se traduce en ayudas económicas como la destinación a “Médicos Sin Fronteras para atender a la población somalí que sufría las consecuencias de la guerra” aun sabiendo que “Nuestra Señora de la Salud podría ya tener más avanzado su paso de palio a estas alturas”.
Recio considera, por lo tanto, que “al igual que el papa Francisco dice que no hay Iglesia sin caridad, podemos afirmar que no hay hermandad sin caridad”, motivo por el que en el corazón de la corporación la idea de hermandad es inconcebible sin la ayuda al prójimo en todo cuanto sea posible, por ejemplo en algo tan esencial como a día de hoy es la donación de alimentos.
Se trata sin duda de una labor de entrega, por la que Recio descarta la idea de “quedarnos encerrados en nuestra casa de Hermandad” y, en consecuencia “hemos de salir al encuentro de los que sufren”. Para ello, es también importante ser consciente de la posición privilegiada, que las hermandades ocupan para poder ayudar a sus semejantes ya que “a veces somos el último eslabón que une a una persona con la Iglesia” y que siguiendo las palabras y enseñanzas del papa Francisco incluye, por supuesto, a aquellos que “puedan estar sufriendo difíciles crisis familiares o personales en el seno de la hermandad sin que se sientan mal o juzgadas”.
Así, con las palabras de Carlos Recio como máximo representante de la popular hermandad del Naranjo y, sobre todo, con los hechos que el trabajo de sus miembros y su comunidad ha hecho posible, la Agonía se alza de nuevo como un ejemplo incuestionable de concienciación y caridad con las personas más necesitadas.