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domingo, 30 de octubre de 2016

El Colorín: La lealtad ante todo


Hace unos días, nos encontrábamos con una polémica cofrade en nuestra vecina ciudad de Sevilla. Como casi todas las polémicas cofrades, estás venían del mundo del costal y de los llamadores. Es verdad, que esta vez no tenía como protagonista, al gran y afamado capataz Antonio Santiago. En este caso, se refería al comunicado de cambio de capataces que realizaba la Hermandad de San Benito, alegando “cambio generacional” como motivo del cambio.

A los pocos días Carlos Morán, el ya excapataz del Señor de la Presentación al Pueblo de la hermandad de San Benito, tras 39 años ocupando dicho cargo, se desmarcó y realizó un comunicado indicando y aclarando todas las dudas de su cese. En dicho comunicado, Carlos Morán explica en trece puntos toda su verdad, y como, según él, ocurren los acontecimientos. 

Yo de los trece puntos, me quedo con seis puntos que son los que quiero destacar:

“1º El Hermano Mayor me comunicó que con vista al próximo año 2017, que la Junta de Gobierno «estaba muy agradecida a la cuadrilla de Capataces y Costaleros de la Sagrada Presentación de Jesús al Pueblo, por el buen comportamiento que tiene con la Hermandad en todas las cosas que interviene y, en especial, todos los Martes Santos en la procesión». Reconoce especialmente este buen comportamiento en lo que respecta al cumplimiento de los horarios y el buen trato con el Fiscal del Paso así como con el Diputado Mayor de Gobierno.

2º Me pregunta, que jamás antes lo había hecho, que cuando me pienso retirar. Yo le contesto que a día de hoy me encuentro bien física y mentalmente y que estaré hasta que Dios quiera y me dé salud. Lógicamente no sabemos si mañana estaré en estas mismas condiciones, pero creo que no hay que poner fecha y que el tiempo lo dirá.

3º Él me transmite expresamente que yo no tengo problema para salir este año que viene. Que cuentan conmigo y que la Junta de Gobierno me aprecia y sabe lo mucho que lucho por la Hermandad, pero que tienen decidido que José María Jurado, segundo capataz del Misterio, no continúe como tal, y me argumenta que el motivo se debe a que en las últimas elecciones celebradas en Nuestra Hermandad, José María, ha hecho muchos escritos en contra de ellos. Entonces, me dice que yo nombre a un segundo para que vaya conmigo el próximo Martes Santo.

4º A lo anterior yo le contesto diciendo que él sabe que he pertenecido a Juntas de Gobierno durante 19 años, con Manolo Ponce y José Mª Suarez San Miguel, y que una Junta que acaba de salir no debe de tomar decisiones en caliente, ya que pueden perjudicar a la Hermandad. Es mejor que una junta recién elegida trate siempre de unir a todos los Hermanos. Hay que perdonar por ambas partes; por las cosas que todos hablan o escriben. Nadie debe tirar la primera piedra. Y en el momento que termina el escrutinio, todo el mundo debe unirse a la Hermandad para el bien de Ella. Es sabido que esta Junta le contaba a la gente que la otra candidatura tenía previsto echar a los Capataces… pero son cosas que hay que perdonar.

5º Él insiste y me vuelve a decir que la Junta de Gobierno tiene decidido que José María Jurado no puede salir. Yo le contesto que, sintiéndolo en el alma, yo no saldría si él no sale conmigo. Es más, cómo iba yo a tocar el Martillo y a mirarle a la cara al Señor sabiendo que se estaba haciendo tal injusticia con un hermano. Que para mí era una falta de consideración y una DESLEALTAD. Entonces me contesta que él ya sabía lo que yo le iba responder porque me conoce muy bien (...)

8º Nos volvemos a reunir otra vez a los pocos días y me pregunta si he pensado sobre lo hablado en la anterior reunión y si he cambiado mi forma de pensar al respecto de salir sin José Mari. Yo le contesto que no, que sigo opinando de la misma forma puesto que entiendo que es lo justo. Entonces me plantea que ante la posibilidad de que la Junta de Gobierno nombrase a un nuevo capataz, si estaría yo dispuesto a salir junto a él delante del paso por última vez y, de esa manera, despedirme como Capataz adjunto. Yo le digo entonces que no saldría de esa manera, pues considero que no es esa la forma de retirarse un capataz. ¿Quién se iba a prestar a salir de esa manera delante del Paso, habiendo sido 39 años Capataz titular y fundador de las cuadrillas de San Benito? (...) La única pretensión de este escrito es que los hermanos de San Benito tengan conocimiento de mi punto de vista y de mi opinión, especialmente en lo que se refiere a lo relatado en los puntos 4º y 5º. Creo sinceramente que lo que se deduce de ellos merece la pena tenerlo muy en cuenta y tiene más relevancia que apelar al relevo generacional”.

Tras leer estos seis puntos, me llama la atención los valores e ideales de este capataz, Carlos Moran. Valores e ideales tal vez perdidos en muchas ocasiones en este mundo de chaquetas y llamadores.

Los que más destaco yo de Carlos Moran, es su lealtad y fidelidad a su gente, a sus compañeros y a sus amigos, identificados en esta ocasión en la persona de su segundo, José María Jurado.

Pero detengámonos un momento para ver que significa la palabra lealtad. Dícese “Cumplimiento de lo que exigen las leyes de la fidelidad y las del honor y hombría de los hombres de bien”.

La lealtad es una virtud que se desarrolla en la conciencia y que implica cumplir con un compromiso aun frente a circunstancias cambiantes o adversas. Se trata de una obligación que tiene cada persona para con el prójimo o para con quien le rodea o ayuda.

Pues mirad, casos contrarios al de Carlos Morán, hemos vivido, estamos viviendo y viviremos en nuestras Cofradías. Existen capataces, que por su afán de protagonismo, de importancia, o de mantener una chaqueta son capaces de ser desleales, y prefieren romper una amistad, antes que perder el puesto de capataz.

Habido, hay y habrá en nuestra Semana Santa, ejemplos de capataces que por diferentes circunstancias, las juntas de gobierno en cuestión le han ofrecido seguir en el cargo pero con la condición que debía de prescindir de su segundo o de alguno de su contraguías, y ellos sin pensárselo han decidido prescindir y seguir en el cargo, aunque con ello haya podido romper o debilitar una relación de amistad o de afecto.

Para mí estas formas de actuar, me hacen ver que muchas personas pierden sus valores, simplemente por mantenerse en el cargo, y en muchas ocasiones sin valer para dicho cargo.

Por todo ello la actitud de Carlos Morán, me hace ver que existen en este mundo personas leales y fieles a sus principios, leales y fieles a sus amigos, leales y fieles a sus compañeros… Porque para mi un capataz que es fiel y leal a estos principios, demuestra querer y servir más a Nuestro Señor y su bendita Madre, que el que sigue en su cargo de capataz alegando su devoción a una imagen, a pesar de que rompa con los valores que Nuestro Señor nos inculcó. 

Carlos Pérez Caño






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