Adrián Martín. ¿Está asegurada la Semana Santa?. La pregunta está hecha y esta vez no es en sentido económico, de subvenciones públicas o privadas de cara a garantizar el mantenimiento de una manifestación de fe que se remonta 700 años en el tiempo en muchas partes de España. Tras los atentados de Niza, París y, por desgracia, también lo vivido hace unos días en Berlín, hace que nos planteemos la seguridad ante un tipo de violencia que no se puede controlar ya que, tan solo un perturbado por unas creencias basadas en una errónea visión del Islam hacen que cometa las mayores atrocidades.
No tengo la menor duda de la incansable lucha antiterrorista por parte de las fuerzas y seguridad del Estado. Nuestro país lleva desde los años 60 del siglo pasado azotado por la barbarie terrorista, en el que amanecía día si, día también, teñido el día de rojo sangre por la sinrazón de la violencia que querían vendernos como necesaria para la lucha de su "democracia" y "derechos". Pero el punto de inflexión que causó el 11M en España sólo sirve para darnos cuenta de lo que unas personas pueden hacer por motivos de creencias.
Desde que DAESH ha puesto su punto de mira en España han sido innumerables las detenciones de esos lobos solitarios que buscan la sangre de la inocencia de aquellos a los que llaman infieles en momentos de mayor aglomeración para que la tragedia sea mayor aún más si cabe. Es por ello que lanzo mi pregunta al aire sin ser tremendistas. Sin duda, podemos estar tranquilos ya que los desvelos por parte de las Fuerzas de Seguridad del Estado lucharán para que nuestra Semana Santa sea segura, pero no puedo evitar recordar aquellas carreras sevillanas allá por 2010, en las que no se sabe muy bien que pasó, quizás ruidos, gritos, sustos en los que por suerte no pasó nada, pero, ¿y si pasa? ¿Sabríamos reaccionar?
Quizás no estaría de mas prever planes de evacuación en todos aquellos puntos susceptibles de concentraciones masivas de público, para que si, Dios no lo quiera, ocurriera un episodio de tal magnitud como los que se han padecido en los últimos tiempos, no se reproduzcan escenas de pánico donde quizás pueden vivirse los peores momentos. Tal vez este tipo de medidas ya estén preparadas y tomadas, para que nuestra muestra de fe, no sea utilizada para demostrar la capacidad de barbarie de la sinrazón humana. Sin embargo quizá sería necesario haber partícipe a la ciudadanía de su existencia y de que el riesgo está ahí, de nada sirve ponerse una venda en los ojos imaginando que somos intocables. No se trata de potenciar en miedo, ni causar alarma gratuitamente, sino de asumir que el peligro existe y hemos de acostumbrarnos a vivir con él, para que si algo ocurre, todos estemos preparados.
Foto ABCdeSevilla