Esther Mª Ojeda. Desde que la actual talla de María Santísima de la Caridad llegase a la Hermandad del Buen Suceso en el año 1991, el dulcísimo rostro de la dolorosa se ha convertido en uno de los más buscados por los objetivos de aquellos que desean inmortalizar la belleza del patrimonio cofrade cordobés y también en la inspiración de otros tantos que han intentado poner palabras a la que, no en pocas ocasiones, ha sido descrita como la mejor obra del imaginero cordobés, Miguel Ángel González Jurado.
Sin embargo y como algunos podrán recordar, la de González Jurado no fue la primera titular que la cofradía del Martes Santo albergó en su seno. Corría el año de 1977 cuando la corporación de San Andrés decidía al fin incorporar en su cortejo procesional un paso de palio que se pondría por primera vez en la calle ese mismo año, acogiendo en él a su primitiva dolorosa. La de aquella Virgen – retratada en la fotografía que encabeza el presente artículo y publicada por Alto Guadalquivir en 1979 – entonces bajo la advocación de María Santísima de la Caridad en sus Dolores, era una imagen antigua que, tras haber sido sometida a un proceso de restauración, procesionó en el paso de palio de la hermandad durante un período de cinco años. Transcurrido ese tiempo, la Virgen de la Caridad abandonó el lugar que le había sido reservado para pasar a formar parte del paso de misterio en lugar de otra dolorosa anterior, conocida como la Virgen de la Estrella, que al parecer era de escaso valor artístico.
Dadas las circunstancias, la Hermandad del Buen Suceso incorporaba a su patrimonio artístico la imagen de una nueva dolorosa, obra de Joaquín Jesús Sánchez y apreciable en la fotografía de la izquierda, tomada durante su estación de penitencia del Martes Santo de 1983. La entonces nueva Virgen de la Caridad era bendecida en la Cuaresma del año 1982, comenzando una andadura en la Hermandad del Buen Suceso que se prolongaría hasta 1990, fecha en que la Junta de Gobierno de la corporación tomaba la determinación de volver a cambiar a su titular mariana, alegando que la realizada por Sánchez era una imagen inconclusa. Así las cosas, la segunda Virgen de la Caridad se desvinculaba de la historia del Buen Suceso al ser trasladada al monasterio de Santa Cruz, residencia de las Monjas Franciscanas Clarisas.
Tras los mencionados acontecimientos, la hermandad adquiría al fin en 1991 la ansiada Virgen de la Caridad de Miguel Ángel González Jurado, realizando su primera estación de penitencia ese mismo año, una estación de penitencia que se abría a los sones de “La Madrugá”, fiel a la petición que había realizado el propio autor. Junto con la hermosa María Santísima de la Caridad, llegaban a la cofradía unos aires de renovación que se completaban en aquel mismo año con la reforma a la que era sometida la composición del paso de misterio, en el que ahora quedaban desaparecidas la imágenes del Cirineo y del San Expedito que había formado parte del conjunto desde el año 1974.
Fotografía Alto Guadalquivir