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sábado, 14 de enero de 2017

Esencia: Superfluo vs. Esencia


Como todos sabemos, en 1975 se funda la primera cuadrilla de hermanos costaleros de nuestra Ciudad en la Hermandad de la Expiración, de la mano de dos grandes del martillo, Rafael Muñoz e Ignacio Torronteras. Allí nació la esencia de la gente de abajo por estos lares.

HERMANOS COSTALEROS….¿Qué es esto tras más de 40 años?

Era 1983, en plena ebullición del mundo del costal en Córdoba, cuando me liaba el primer costal, bueno costalito que era lo que se estilaba. Sin lugar a dudas, la vida y por ende, el mundo de la gente de abajo, ha sufrido multitud de cambios, muchos de ellos para mejorar aquellos comienzos, pero en otros tantos hemos llegado a determinadas imágenes que nos hacen un flaco favor a quienes tenemos alma de costalero (adjunto foto), ofreciendo una imagen frívola, lejos de su auténtico significado.

Siempre he denunciado de aquella época en la que me inicié con el lienzo moreno y la arpillera, la falta de transferencia del conocimiento desde los capataces hacia las cuadrillas de costaleros, pues literalmente no existía. A ello había que unirle la falta de medios como los que hoy podemos disfrutar a través de internet, que constituyen un importante instrumento para el aprendizaje de los noveles. Si querías aprender técnica solo había una opción: coger el coche y visitar ensayos a 140 km de casa… 

Pero sí había algo fundamental que en estos tiempos que nos toca vivir, observamos con alarmante escasez: te enseñaban a ser un buen hombre a través de los valores que la Fe Cristiana nos propone a todos. Muchos de aquellos maestros, en más de una ocasión sin ni siquiera darse cuenta, te mostraban con su forma de ser, con su actitud ante situaciones que se les presentaban, con su ejemplo ante adversidades que pudiesen sufrir en el día a día, como debía ser un costalero, como debía ser un Cristiano, como debía ser un hombre. 

Hoy día, entre nosotros, los hombres de negro, hay quienes simplemente se limitan a limar aspectos técnicos e imponer las últimas modas como condición sine qua non para pertenecer a su cuadrilla de costaleros, haciendo de esto el centro de su enseñanza. La diferencia es notoria, ¿no?

Sin lugar a dudas, hemos evolucionado notablemente en aspectos como la ropa de trabajo y la técnica de como trabajar ahí abajo, lo que nos ha llevado a un desarrollo positivo en la plasticidad de nuestros pasos en la calle; y esto es de agradecer como cofrades y creo realmente que es tremendamente interesante, siempre y cuando este aspecto sea un mero instrumento para atraer y formar hombres y no un fin, como en numerosos casos ocurre. Tenemos una tarea, una misión, tan importante como apasionante…

Quienes estamos al frente de las cuadrillas, debemos reflexionar profundamente sobre ello. Tenemos la responsabilidad de dirigir a un grupo numeroso de “proyectos de hombres”, en el seno de una asociación religiosa, como son las Cofradías, que se deben a unos principios y valores (compromiso, humildad, honestidad, capacidad de sacrificio, respeto, hermanamiento, sinceridad, etc). El trabajo fundamental de un capataz, no es ponerse un traje negro delante de un paso, ser pinturero y pegar voces en la calle con cierto gracejo, para tener una legión de adeptos que realmente van a escucharte, sin ni siquiera prestar atención al Altar que tenemos el privilegio de guiar. La verdadera y noble función que tenemos es la de gestionar un heterogéneo grupo de personas, a las que debemos transmitir los valores de nuestra religión cristiana, a través de la pasión, la fe o simplemente la afición con la que se acercan a las cuadrillas, para ser costaleros de Dios o su Santa Madre. Podemos llamarlo socializar, educar, enseñar o sencillamente evangelizar.

Recientemente ha surgido la noticia en nuestra ciudad de que Luis Miguel Carrión (Curro), el capataz más reconocido de los últimos tiempos, ha tenido la brillante iniciativa de convocar a los costaleros con los que habitualmente trabaja para ofrecer una jornada de convivencia en la que se reflexionará sobre el verdadero sentido del mundo del costal. Independientemente de la profundidad y conclusiones a las que lleguen en el encuentro, qué duda cabe de la acertada propuesta. Lo verdaderamente triste de ello es que sea noticia. 

No nos equivoquemos y no confundamos a todo aquel que se inicia en el mundo del costal. Seamos responsables y ofrezcámosles el auténtico y original sentido que tiene nuestro entorno, el que nos dejaron como legado los grandes maestros con su ejemplo de vida, pues en nuestras manos está la capacidad de ayudar, a formar hombres de Fe. Hagámoslo utilizando como instrumentos la técnica, nuestra pasión que nos lleva a dedicar gran parte de nuestra vida a que todo salga bien el día de salida, pero hagámoslo… pues de lo contrario estaremos ante una auténtica desvirtualización de la gente de abajo, que de momento ha conseguido que haya vencido lo superfluo ante la esencia.

¡Ahí queó!

Jesús López





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