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lunes, 23 de enero de 2017

La Hermandad del Amor celebra en la Catedral una misa en recuerdo de Fray Albino


Carlos Gómez. La Hermandad del Amor, como marca la tradicional, rendirá tributo el próximo domingo 29 de enero al Obispo Fray Albino. Será a partir de las 13:30 horas, en una solemne eucaristía presidida por Antonio Murillo, consiliario de la Corporación del Cerro, que coincidirá con la celebración de la misa mensual de hermandad que para la ocasión se trasladará a la Santa Iglesia Catedral. Al término de la celebración litúrgica, la hermandad ha previsto una ofrenda floral y una oración en la tumba donde descansan sus restos mortales.

Fray Albino, Obispo de los necesitados, Albino González nació el 18 de enero de 1881 en Cangas de Narcea (Asturias). En 1896 ingresó en el Convento de los Dominicos de su ciudad natal realizando su profesión religiosa en 1897. Terminados los estudios de Humanidades Clásicas y Filosofía y Letras en este mismo convento, fue trasladado a la Facultad de San Esteban de Salamanca donde complementó sus estudios con los de derecho Civil y Filosofía y Letras, llegando a completar los doctorados en Teología y Derecho Civil en Salamanca y Madrid. Fue ordenado sacerdote en 1906 con veinticinco años en Valladolid. Becado por la Universidad de Salamanca estudió en la Universidad de Roma en 1911 y Filología de las Lenguas Neolatinas en la Universidad de Berlín en 1912. Completó sus estudios en la Universidad de Friburgo y otras de Suiza.

En septiembre de 1912 regresó a España, donde dirigió la revista Ciencia Tomista y fue nombrado superior de la residencia de Santo Domingo el Real, de Madrid. Comienzó a ser reconocido rápidamente y, así, fue nombrado lector y maestro en Sagrada Teología y predicador general de la Orden, predicador de S.M. el Rey Alfonso XIII y predicador de honor de la Universidad de Salamanca. Al mismo tiempo fue Profesor de Ética, de Filosofía y Derecho en la Academia Universitaria Católica. Nombrado obispo de Tenerife el 18 de diciembre de 1924, fue consagrado en Madrid 19 de julio de 1925, llegando a tomar posesión de la diócesis Tinerfeña el 12 de agosto de 1925, hasta el 18 de febrero de 1946. En esa fecha fue designado para ocupar la diócesis de Córdoba, siendo el 9 de junio de 1946 cuando entró como obispo en la ciudad, donde permaneció hasta su muerte.

En su estancia en el Obispado de Córdoba durante los doce años en que fue titular, destacó por la labor social realizada en toda la provincia. A su llegada a esta capital andaluza, quedó impresionado por la multitud de miserables chozas que, junto a las murallas del Guadalquivir, daban refugio a otras tantas familias. Para paliar esta inhumana situación agravada por las inundaciones del Guadalquivir en 1947 fundó la Asociación Benéfica La Sagrada Familia que en años sucesivos, y junto a su mano derecha en la ejecución de tan magna obra, el sacerdote Juan Font de Riego. llegó a construir 4.800 viviendas tanto en el barrio de Cañero como en la zona sur de la capital cordobesa (Sector Sur), en el barrio que lleva su nombre, en cuyo corazón habita la Hermandad del Amor, de ahí su estrecha vinculación con esta figura insustituible de la sociedad cordobesa del siglo XX. 

La labor social de fray Albino se plasmó también en la fundación del patronato de San Alberto Magno con 203 escuelas, el de Nuestra Señora de la Fuensanta, el San Eulogio, el Patronato Social Obrero con diversas escuelas. Dejó publicadas más de 35 obras de las materias más variadas, doctrinales, biográficas y literarias. Además, fue asiduo colaborador de diversas publicaciones nacionales y extranjeras como "Córdoba", "Ya", "El Español", "Juventud", "Alcalá", "El Ciervo", "Incunable", "Pax", y otras. Pero la obra que más relevancia tuvo fue el Catecismo Patriótico Español (1939), que fue de obligado aprendizaje en las escuelas durante la primera posguerra hasta el cambio de la doctrina durante el pontificado de Pio XII.

Bajo su pontificado intentó sanar las muchas heridas abiertas por la desigualdad social, en el campo de la injusticia social, el hambre, la misería, la falta de viviendas y educación generadas por la Guerra Civil. Creó 91 parroquias, construyendo nuevos templos o reparado 16 iglesias en la Capital y 55 en el resto de la provincia. Fundó el Seminario Menor de Nuestra Señora de los Ángeles en Hornachuelos y acondicionó el Seminario Mayor de San Pelagio.

Es de destacar en su labor pastoral y espiritual la "Gran Misión de Córdoba" que era culmen del Año Mariano, anunciándola mediante una pastoral titulada "Dios os llama" que se realizó del 4 al 14 de noviembre de 1954. Como final de la Misión donde acudieron al Paseo de la Victoria una multitud que se calcula en las dos terceras parte de los cordobeses se consagró la diócesis de Córdoba al Inmaculado Corazón de María. Durante su pontificado fue la época de mayor número de ordenaciones sacerdotales del siglo XX.

Murió en Córdoba el 13 de agosto de 1958. Su entierro fue multitudinario, debido a la gran labor social que llevó a cabo en la ciudad. Puede visitarse su tumba en la Mezquita-Catedral de Córdoba, en la cripta situada en la entrada de la Capilla de las Ánimas de la Mezquita-Catedral. Su lauda sepulcral fue esculpida por el artista Amadeo Ruiz Olmos.

El Ayuntamiento de Córdoba lo nombró en 1950 Hijo Adoptivo de la Ciudad y el pueblo de Córdoba le dedicó dos monumentos uno el la Plaza de Santa Teresa del Campo de la Verdad y otro en la Plaza Central del barrio de Cañero. En 2003 le fue dedicada la avenida que hay entre la Torre de la Calahorra y el Puente de San Rafael. Hoy, la figura de Fray Albino se recuerda en la población cordobesa como una gran personalidad que supo hacer por Córdoba el mejor bien que se podía esperar de un apóstol de Jesús de Nazaret. Son muchos los cordobeses que opinan que después de Osio, fray Albino ha sido el mejor Obispo de Córdoba.

El historiador José Manuel Cuenca Toribio afirma que "el breve pontificado de aquel dominico asturiano estuvo cuajado de realizaciones, en su mayor parte positivas, que han soportado bien el paso del tiempo, juez inapelable de toda actuación humana". Todo este trabajo social fue siendo recompensado sucesivamente a lo largo de su vida con importantes reconocimientos religiosos y civiles: asistente al Solio Pontificio, capellán y caballero secretario de las Reales Maestranzas de Sevilla y Ronda, Gran Cruz de Oro de los Cruzados de Tierra Santa, Gran Cruz de Beneficiencia, Gran Cruz Meritísima de San Raimundo de Peñafort y de Alfonso X el Sabio. Sobre este aspecto, el también dominico Carlos Romero ha afirmado que algunas de estas condecoraciones "no las llegó a sacar porque le remuerde la conciencia de humilde y pobre fraile, hijo de Santo Domingo, gastar en estos trámites un dinero que puede invertir en sus obras o en socorrer a los necesitados".


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