José Barea. Que el estilo de la agrupación musical, a diferencia del de cornetas y tambores, comenzó en Sevilla es algo que no se le escapa a nadie. La formación primigénea que creó el subgénero no es otra que la Banda de la 2ª Comandancia de la Guardia Civil del Cuartel de Eritaña, de Sevilla, fundada en los años cuarenta como banda de cornetas, pero con la llegada de José Martín, se produce un cambio de instrumentación y el nacimiento de la agrupación musical como tal en torno a la década de los sesenta. Así, la presencia de gaitas, saxofones, trompetas y platillos comienza a inundar a la banda y nuevos sonidos y marchas empiezan a surgir de Sevilla. Cogió el testigo la mítica Agrupación Musical Santa María Magdalena de Arahal, de la mano del tristemente desaparecido D. Manuel Rodríguez, consolidando el recién estrenado estilo y haciéndolo evolucionar progresivamente en busca de la perfección musical. Además, incluyeron varias adaptaciones de cantos litúrgico a su repertorio, como Pescador de Hombres o Perdona a tu Pueblo.
Ello les lleva a acompañar a diversas Hermandades en la Semana Santa sevillana desde la década de los setenta hasta la de los noventa, como al Buen Fin, San Benito, San Bernardo, Redención o la Hiniesta, prolongándose este último acompañamiento desde el año 1977 hasta la actualidad. Una de las marchas más emblemáticas de Santa María Magdalena de Arahal era y continúa siendo Alma de Dios, inspirada plenamente en una canción de una zarzuela José Serrano estrenada en 1907, que ya se denominaba Alma de Dios, y que se conocía como Canción Húngara, puesto que la cantan dos húngaros vagabundos, rematando una historia un tanto turbia. Posteriormente fue versionada por el grupo Los Relámpagos titulada Canción del Vagabundo de la década de los sesenta. La primera vez que la marcha aparece en un trabajo discográfico de agrupación musical es algo difusa, aunque todo parece indicar que fue en el año 1981, cuando tanto la Agrupación Musical Santa María Magdalena de Arahal, en su disco "Salud de San Bernardo", como la Agrupación Musical Sagrada Lanzada de Sevilla, en su disco "Nueva marchas cofradieras", incluyen la mencionada adaptación por parte de Manuel Rodríguez, compartiéndose la autoría con José Calixto Serrano.
Probablemente debido a ese origen incierto o turbulento de la marcha, el Consejo de Hermandades y Cofradías de Sevilla prohibió su interpretación -también la de La Santa Espina- en el año 1982, debido a que su interpretación se estaba convirtiendo en habitual en La Campana, argumentando que tienen "aires regionales o de música moderna" (seguramente por la canción de Los Relámpagos), con lo que se generó un polémico debate entre los cofrades. También se prohibió la utilización de instrumentos como el xilófono y otros que consideran "no adecuados en absoluto" para una estación de penitencia. La marcha fue recuperada en el año 1994 por la Agrupación Musical Virgen de los Reyes, y grabada en su trabajo discográfico de 1994 titulado "Consuelo Gitano".
¿Se imaginan a día de hoy a un consejo de Hermandades y Cofradías prohibiendo la interpretación de determinada marcha, o vetando el uso de determinado instrumento? A buen seguro la polémica de la década de los ochenta de Sevilla quedaría en pañales, gracias al factor multiplicador de las redes sociales. Lo que hizo el Consejo de la capital andaluza en aquella época se antoja imposible a día de hoy. Está uno tentado a decir que quizá cierto control se debería aplicar sobre determinadas marchas, excesivamente aflamencadas o alejadas de su cometido, que no es otro que poner color musical a la Pasión de Cristo y su bendita Madre, pero lo cierto es que a día de hoy vemos totalmente normal que se interprete Alma de Dios tras cualquier paso de misterio, por lo que... ¿quién nos dice que dentro de veinte o treinta años se vea normal la interpretación de esas marchas excesivamente aflamencadas?