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viernes, 6 de enero de 2017

Los Reyes Magos llenan Córdoba de felicidad


Carlos Gómez. Ha vuelto a suceder, como ocurre cada 5 de enero, la víspera de la noche más hermosa. En las horas previas en las que el anhelo profundamente dormido de niños y mayores, descansa con la ilusión depositada en el alba, Sus Majestades los Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltasar, recorrieron triunfantes las calles de la ciudad de Córdoba entre la algarabía y las miradas ilusionadas de miles de niños que se agolparon a su paso.

Con un cortejo sensiblemente más reducido que en años anteriores, con carrozas dignas, y con una presentación acaso algo escasa de caramelos y similares, al menos en determinadas partes del recorrido, los participantes en la Cabalgata se esforzaron por trasmitir la alegría que desbordaba su presencia entre el numeroso público asistente que no quiso faltar a su cita con los magos de Oriente.

El cortejo se puso en marcha en la Plaza de Santa Teresa, a eso de las cinco de la tarde, precedido por una representación a caballo de la Policía Municipal, para avanzar a ritmo pausado pero intenso camino del centro de la ciudad, donde se desbordó el entusiasmo, particularmente al paso por Ronda de los Tejares, donde hicieron su aparición los fuegos artificiales al paso de cada una de sus Majestades.

A lo largo de todo el recorrido solamente hubo de lamentar un incidente reseñable causado más por la inconsciencia del accidentado que por la organización del mismo que en esta ocasión se desarrolló con una nota bastante aceptable. Particular mención positiva merecen las dos bandas que participaron en el evento que amenizaron todo el itinerario con multitud de piezas cargadas de sabor infantil y navideño que se convirtieron en corriente de transmisión de la inabarcable felicidad que latía a su alrededor.

Tal vez después del chasco incomprensible, inexplicable y lamentable del año pasado, cualquier cosa puede parecer magnífica. La Cabalgata de 2017 estuvo bien, sin más cohetes que los que se lanzaron en Ronda de los Tejares, si bien es cierto que somos muchos los que pensamos que Córdoba merece más, muchísimo más... tal vez sea porque pensamos que tenemos mucha más categoría como ciudad que la que algunos nos pretenden otorgar o la que nos empeñamos en demostrar, o tal sea al contrario, que algunos de los que nos mandan crean que valemos menos de lo que valemos. Sea como fuera, los Reyes llegaron, triunfaron, llenaron los rincones de ilusión, esperanza y regalos y volvieron a descansar a su hogar, probablemente para comenzar a observar a Córdoba desde la distancia y evaluar si el año que viene nos merecemos un poquito más de lo recibido, o quizá un buen puñado de carbón.

Fotos Antonio Poyato






















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