La mañana del lunes uno de los emblemas más significativos de la ciudad de Córdoba y de toda Andalucía, amaneció con síntomas de un vandalismo cuyas causas de momento se desconocen. Uno de los faroles del Santísimo Cristo de los Desagravios apareció doblado. Sea consecuencia del gamberrismo o exista alguna otra connotación que desconocemos y que probablemente jamás conoceremos, la realidad es que el daño causado es consecuencia directa de una absoluta falta de respeto hacia uno de los más importantes símbolos de todos los cordobeses, y sobre todo hacia un icono religioso que tanto representa para los católicos en general y los cofrades en particular.
Según indica Cordopolis, fuentes de la Policía Local aseguraban no tener noticia alguna del incidente. Tampoco en el Ayuntamiento conocían el suceso. Sin embargo, otras fuentes apuntan a que el farol ha sido doblado por el peso de una persona que se colgó de él durante la celebración de las cruces de mayo de este fin de semana. En este sentido se antoja evidente que el suceso se ha visto favorecido por la prácticamente nula presencia policial en la zona. Sería deseable que del mismo modo que las calles de Córdoba se preñaron de Policía Local la noche del martes 30 para que ninguna Cruz de Mayo cometiera la osadía de abrir anticipadamente, contraviniendo la orden del Ayuntamiento, la presencia de las Fuerzas de Seguridad se incrementara notablemente, al menos en cruces potencialmente conflictivas, aunque sólo sea por la ingente afluencia de público, como la de Bailío o las de Santa Marina.
Fuente fotográfica
El Cristo de los Desagravios y Misericordia, conocido popularmente como el Cristo de los Faroles, fue realizado por el escultor Juan Navarro León en el año 1794 siendo su promotor el capuchino franciscano Fray Diego José de Cádiz.
Enclavado en uno de los lugares más tradicionales de Córdoba, la Plaza de Capuchinos, el Cristo de los Faroles se encuentra iluminado por ocho faroles que le rodean y le dan su nombre popular.
La actual fisonomía del Cristo de los Faroles tiene su origen en las verjas que se levantaron en los años 20 del siglo XX y sus faroles fueron sustituidos por otros más hoscos en el año 1984.
FOTO: MADERO CUBERO |
Lamentablemente no es la primera vez que el maravilloso Crucificado es fruto de algún ataque. Según podemos apreciar en el documento que incluimos a continuación, ABC ya informaba de un ataque similar en 1983. Aquél suceso quedó sin esclarecer.
Igualmente en 2002 el Cristo apareció profanado con unas pintadas que dieron la vuelta al mundo para indignación y vergüenza de toda Córdoba. Once años después, nadie ha modificado la seguridad en la zona, ni siquiera con algún sistema de videovigilancia que pueda convertirse en elemento disuasorio para potenciales agresores.
Esperemos que no tenga que suceder nada más grave para que a quienes corresponda pongan los medios para atajar definitivamente estos deleznables hechos.
Guillermo Rodríguez
Recordatorio Pintadas contra la Virgen de Araceli