La campaña, que según sus creadores tenía por objetivo concienciar a los católicos del uso del preservativo, reinterpretaba el 'Agnus Dei': "Bendito condón que quitas el sida del mundo".
Este viernes a las 9:30, en el juzgado nº6 de Sevilla, arranca el juicio oral contra las Juventudes Socialistas por el polémico vídeo Bendito condón. El slogan de la campaña promovida en diciembre de 2010 por las juventudes del PSOE era "que no te den una hostia, ponte el condón", donde además se reinterpretaba el Agnus Dei afirmando "Bendito condón, que quitas el sida del mundo".
El Centro Jurídico Tomas Moro (CJTM) presentó en 2010 una querella por entender que la campaña violentaba gravemente los sentimientos religiosos de una gran parte de españoles y que podría ser constitutivo de delito de provocación y odio por motivos religiosos. "La campaña supone un claro escarnio a los dogmas, creencias, ritos y ceremonias de la religión católica", señala Javier Pérez-Roldán, presidente del CJTM. A la querella del CJTM se acumula la presentada por la Federación Católica de Asociaciones de Padres de Alumnos, que inicialmente había sido archivada por la Fiscalía.
El entonces presidente de las Juventudes Socialistas, Juan Carlos Ruiz Fuentes, ha tenido que depositar una fianza de 192.400 euros para hacer frente a las eventuales responsabilidades, según acordó el juzgado el pasado mes de marzo. Y es que a pesar de las maniobras dilatorias de las Juventudes Socialistas, la Justicia ha observado indicios suficientes como para investigar el caso.
"Ellos dicen ahora que no pretendían ofender, pero no hay ninguna duda de que convertir una forma consagrada en un condón ofende los sentimientos de los católicos; si de verdad hubieran querido hacer una campaña para concienciar a los católicos en el uso del condón habrían hecho una campaña que no les ofendiera", señala Pérez-Roldán, quien considera "claro" que la imagen y los slogans resultan ofensivos.
El presidente del CJTM considera que queda probado que el daño se ha producido y reclama una disculpa. "No queremos una multa; lo que queremos es que se arrepientan, pidan perdón y se comprometan a no volverlo a hacer; o al menos que el juzgado les criminalice porque los sentimientos religiosos deben ser protegidos", concluyó Pérez-Roldán.