Puerta Nueva y San Cayetano mostraron ayer sus Vírgenes del Carmen en dos procesiones que recorrieron por un lado la Magdalena y San Pedro y por otro la plaza de Capuchinos y el popular barrio de Santa Marina.
Córdoba no tiene puerto, ni playa, ni mar. Sin embargo ayer, festividad de la Virgen del Carmen, no quiso ser menos y se hizo mar. Un mar de emoción para acoger a la patrona de los marineros, la Virgen del Carmen.
Atrás quedaron los intensos días de la novena en los templos donde la ciudad ha tenido ocasión de rendirse ante Ella, ante la Virgen que es faro y guía de "todos los que se sienten protegidos por el escapulario de Santa María del Monte Carmelo", así lo resumía el padre Juan Dobado, prior de los carmelitas descalzos de San Cayetano, minutos antes de que la Niña de San Cayetano se encontrara con ese mar que antes insinuábamos, se dejara arrastrar por olas de cariño y fervor, por marejadas de hilos de seda y oro donde queda enmarcada su delicada belleza.
Y así, con este porte de Emperatriz Cordobesa , como gusta llamarla a su gente, la Virgen del Carmen Coronada de San Cayetano iniciaba su procesión. Las campanas tañían a gloria y la sociedad filarmónica del Carmen de Salteras, que acompañó musicalmente a la Virgen, entonaba la primera de las marchas en su honor, ya no había cuenta atrás, la Virgen en su palio convertido en blanco navío se reencontraba en el mar de júbilo de la Cuesta de San Cayetano.
Estrenos
La Virgen lució exornada con orquídeas y fresias, estrenando los seis violeteros de su palio, unas delicadas piezas realizadas por Juan Borrero en Sevilla.
Pero este no fue el único estreno ya que el paso de Santa Teresa, que fue abriendo camino, lució sus nuevos candelabros arbóreos, también de estreno fue el guión de la Coronación Canónica, cuya originalidad levantó más de un elogio.
De esta manera la archicofradía estaba dispuesta a reencontrarse con su historia, así alrededor de las diez de la noche la Virgen del Carmen, como antaño, estaba en los románticos Jardines de la Merced, una estampa sin duda para el recuerdo. Pero este no fue el único momento a recordar de la noche ya que fue casi indescriptible el paso por la Plaza de Capuchinos y la bajada, ante una gran expectación, de la Cuesta del Bailío.
Y de mar a mar, si por este mar descrito navegaba la Niña Coronada de San Cayetano, por el mar de la Magdalena y San Andrés caminaba la hierática y majestuosa imagen de Nuestra Señora del Carmen de Puerta Nueva, la estrella de los mares, la Virgen que atesora la Asociación de fieles del Santo Escapulario. La Señora de Puerta Nueva caminó sobre un compuesto paso exornado con rosas blancas y nardos, un camino musicado por los acordes de la banda Tubamirum de Cañete de las Torres, cuyos sones se unieron en el cielo oscuro de la ciudad con los de Salteras para juntos entonar una sola melodía en honor de la Reina y hermosura del Carmelo, para la que Córdoba tejió ayer un inmenso mar de emoción donde navegó hasta bien entrada la madrugada.
Recordatorio Córdoba se impregna de aires marineros