El simbólico martillo de las cofradías cordobesas tiene desde hoy un crespón negro de luto por el considerado como maestro de capataces. Rafael Muñoz Serrano, creador de la primera cuadrilla de hermanos costaleros de la Semana Santa de Córdoba y una de las personalidades más queridas y reconocidas entre la "gente de abajo", murió ayer a los 83 años de edad tras una trayectoria de incansable servicio a las hermandades. El funeral será mañana a las 10.30 en la parroquia de San Vicente Ferrer de Cañero.
Los más jóvenes lo recordarán frente al paso de palio de la Virgen de la Paz y Esperanza, ya en los últimos años al mando de su hijo, Rafael Muñoz Cruz, pero la historia le reservó un puesto de honor en 1975. En aquel año se creó la primera cuadrilla de hermanos costaleros de la Semana Santa en el paso del Santísimo Cristo de la Expiración. En 1973 se había creado la primera en Sevilla, en la hermandad de los Estudiantes, y Rafael Zafra, entonces hermano mayor de la cofradía de San Pablo, le confió el reto de hacerlo en Córdoba. El éxito no tardaría en extenderse.
En 1976 tomó el martillo del paso de Nuestro Señor Jesucristo del Santo Sepulcro y desde ahí llegaría a muchos otros, como el palio de la Virgen de los Desamparados en las Penas, el de la Virgen de la Concepción y el de Nuestra Señora de las Angustias, entre otros. La pasada Cuaresma, la tertulia Juan de Mesa, a la que pertenecía, le rindió un homenaje a un hombre imprescindible en la historia reciente de las cofradías y al que siempre se le asociará a la delantera del palio de la Virgen de la Paz. Como es habitual, creó escuela, que siguió su hijo, Rafael Muñoz Cruz y que continuará en su nieto, que también se viste ya de negro.
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| Rafael Muñoz, en el centro, en un acto de la tertulia Juan de Mesa |
Recordatorio Capataz de Capataces
