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domingo, 20 de octubre de 2013

El Rocío de Triana conquistó a la ciudad en el regreso a su capilla

Multitudinario fue el regreso del Milagroso Simpecado del Rocío de Triana hasta su capilla desde la catedral, tras la celebración en el primer templo de la ciudad de los cultos de carácter extraordinario con motivo del Bicentenario fundacional de la hermandad decana de las corporaciones rociera de la ciudad de Sevilla.

Previamente, por la mañana, se celebró en el altar del jubileo de la catedral la función conmemorativa de esta efeméride, que fue oficiada por Fray Carlos Amigo Vallejo, Cardenal Emérito de Sevilla. A este culto asistieron por el consistorio hispalense, el delegado de Fiestas Mayores, Gregorio Serrano y el delegado del Distrito de Triana, Curro Pérez. Por el Consejo de Hermandades y Cofradías de la ciudad, su presidente, Carlos Bourrelier, y delegado de glorias, Federico Flores. Asistieron a su vez representaciones de las hermandades de Triana, las madrinas y ahijadas de las corporaciones rocieras y de esa advocación de la ciudad, los hermanos mayores de hermandades de Sevilla, que son hermanos del Rocío de Triana y Juan Ignacio Reale, presidente de la Hermandad Matriz de Almonte. Estuvo en el acto, además, el General Gimeno del ejército del Aire. Muchos fieles y devotos asistieron a este culto que contó una sentida predicación de Don Carlos.




Ante la Patrona

Minutos antes de las seis de la tarde comenzó este traslado. El Simpecado se dirigió desde el altar del jubileo a la Capilla Real a postrarse ante la Virgen de los Reyes. Fue un momento íntimo, donde la junta de gobierno de esta corporación trianera y autoridades rezaron una salve ante la Patrona de Sevilla y su Archidiócesis. Sonaron los primeros vivas a la Virgen del Rocío…

Posteriormente, cruzó la puerta de los Palos para conducirlo hasta la carreta de plata que cincelara García Armenta. Cientos de personas esperaban en la plaza Virgen de los Reyes este histórico momento. Sonó el Himno Nacional por los tamborileros y la Sociedad Filarmónica de la Oliva de Salteras, que lo acompañó hasta su capilla de la calle evangelista. Las lágrimas de muchos de los fieles y devotos de esta hermandad atestiguaron la conmemoración de doscientos años de gloria a la Virgen del Rocío desde el corazón de la ciudad y con el alma de Triana.

Cohetes, aplausos, la salve rezada por todos los presentes y el repicar de las campanas de la giralda completaron una escena sencillamente singular con un cielo encapotado que aguantó la lluvia en esos momentos de las tarde. Especialmente emotivo fueron varios vivas de una devota que esperaba en la reja de esa puerta antes de la subida del Simpecado a su carreta. Un reducido cortejo, formado por hermanos exclusivamente del Rocío de Triana, rodeó la plaza de la Virgen de los Reyes, junto a los que se situó Curro Pérez, Juan Ignacio Reale y el General Gimeno.

Bello exorno floral de la carreta de plata, realizado por Javier Grado, a base de nardos, dalias blancas y rosas de petiminí. El cortejo discurrió por calles inusuales para esta corporación rociera como Placentines, Alemanes o la avenida de la Constitución para llegar a las puertas del ayuntamiento en la Plaza Nueva, dejando instantáneas para el recuerdo.

El alcalde la ciudad, Juan Ignacio Zoido, entregó la medalla de oro de Sevilla al Milagroso Simpecado, por medio de su hermano mayor, Ángel Rivas, a los pies del consistorio hispalense, donde llegó la comitiva. Hubo  palabras de ambos mandatarios ante una plaza que estaba a rebosar y donde se ensalzó la labor e historia de la hermandad del Rocío de Triana por parte del alcalde y de agradecimiento por el hermano mayor de esta bicentenaria corporación.


Regreso a Triana

Tras discurrir por las calles Tetuán, Rioja y San Pablo cayó un único chaparrón. La carreta de plata cruzó el Puente para acceder al viejo arrabal por la plaza del Altozano. En la calle Castilla, al  llegar la carreta de Simpecado a la altura del número 9, se inauguró un azulejo conmemorativo de esta efeméride.

A las doce y cuarto de la noche entró el Milagroso Simpecado en su capilla en una jornada histórica, festiva e intensa vivida por cientos de personas. Sonó la marcha "Rocío" de Vidrie antes del Himno Nacional. Se cerró una página de oro escrita por sus hermanos y el pueblo de Sevilla y Triana.  





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Galería: Manuel Jesús Rodríguez Rechi





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