Las precipitaciones ahogan el esplendor del acontecimiento y las hermandades que decidieron salir tuvieron que regresar a su parroquia o refugiarse en otro templo.
La lluvia ahogó la grandeza de la Magna de Huelva. El carácter dúctil de las predicciones meteorológicas provocó que las precipitaciones jalonaran de tristeza e incertidumbre la tarde de Huelva y rompieran el sueño de tantos cofrades. Si primero el frente previsto llegó con retraso a la ciudad desde el sur de Portugal y provocó un primer retraso por las lluvias que dejó en la fisonomía urbana, después la formación de nuevas borrascas imprevistas terminó de aguar un acontecimiento que la ciudad esperaba ansiosa. Cayeron de la bóveda grisácea un alud de gotas que ensombreció el evento aunque algunas de las hermandades, con partes a priori favorables, intentaran abrazar este magno acontecimiento.
La Sentencia, que salió poco antes de las 15.00 horas y se recogió a las 19.00 horas, le echo el primer pulso a las precipitaciones. El hermano mayor Cipriano Vázquez anunció la salida tras comprobar que las predicciones eran favorables, aunque después el tiempo diera un quiebro de 180 grados. Pérez Cubillas se entrego a ese primer Acto de Fe que se dio en la entrega de un barrio hacia su titular. Poco después, el Cristo del Perdón abrazó el magno acontecimiento que desembocaría en el Acto de Fe si no hubiese sido por la lluvia. Su salida estaba prevista a las 12.00 horas, pero se pospuso tres horas por las precipitaciones. Fue, por tanto, a las 15.00 horas su salida procesional. Tras agotar todas las posibilidades al final el tiempo concedió una difusa tregua y se sumó a la Magna de Huelva desde la Plaza de las Monjas para que el titular de la Hermandad fuera hasta la Plaza de las Monjas a celebrar el Acto de Fe. Su recorrido oficial se modificó para calcar el que realiza el del Lunes Santo y bajar de esta forma por la Cuesta de la Cinta y enfilar la avenida Cristóbal Colón. Anhelos de Magna que se empañó en la tristeza de unas nubes traicioneras. Las continuas precipitaciones durante estas horas obligaron al Cristo del Perdón a refugiarse en la Parroquia del Carmen hasta este domingo.
La mirada escudriñaba el tiempo de reojo porque Huelva albergaba a las primeras hermandades de la Magna. Prendimiento y Resucitado seguían los pasos de las anteriores, y tejían devoción a cada paso en una demostración de fe pública. Cuando el Polvorín ya resonaba con fuerza el Señor de la Humildad entre los aplausos de los hermanos por salir, el Prendimiento tomaba la decisión de regresar algo que después secundaría el Cautivo. Las dudas ya cernían sobre el epílogo del acontecimiento y el desarrollo de la Magna. Poco después El Perdón pediría refugio en la parroquia del Carmen, mientras que el Señor de la Humildad caminaba bajo la lluvia. Quizás un poco de luz se abrió cuando la Sagrada Cena también abrazó el Polvorín con su paso de misterio. Se esperaba un giro de la evolución meteorológica, pero sólo fue un espejismo. Las hermandades del Polvorín tuvieron que regresar a su parroquia y la Sentencia también dio media vuelta para volver a Pérez Cubillas.
El Resucitado dibujó la paradoja porque por primera vez llegó a la Purísima Concepción aunque el carácter agrio de la lluvia enjugó este hecho porque llegaba para refugiarse de la llovizna que atenazaba los corazones cofrades. Se refugió en el interior de la parroquia, la misma que este domingo acogerá el Acto Fe, acto que iba a presidir la imagen del Resucitado en la Plaza de las Monjas si el tiempo hubiera concedido una tregua sino que empañó la grandiosidad de la Magna de Huelva.
Santísimo Cristo del Perdón |