Frescor, que agradece la oscuridad
arrullado por piedra encalada.
Gruesas cortinas de color Corinto, que suspiran con dulzura tupida,
inmaculados encajes de incienso y flores.
Fuente de rumor cristalino que recita versos de agua,
nacidos de sus entrañas.
Ecos de bronce permanecen callados,
entre el aleteo de palomas y golondrinas.
Plantas que en sus hojas guardan la intensidad de la primavera,
patio con olor a tierra y verdina,
trinos de canarios que comen hojas de lechuga
y cantares de gorriones que se miran en diminutos charcos.
Patio y sacristía con lozas de color zócalo rojizo,
visita al sagrario que al cuerpo viste de santidad,
recogida oración que “medicina del cielo” el ser ruega,
cuando habla el alma con el Reino prometido.
Arcángel que guardas a Córdoba con la candidez de una sonrisa
y tu piel de cielo acrisola la esencia incorrupta,
altares de gloria con velillas de coral,
espíritu y sueño que se reflejan en el empedrado.
José Antonio Guzmán Pérez
Recordatorio La Leyenda de San Rafael de Córdoba