Cristóbal López de Valladolid, que adoptó el nombre de Cristóbal de Santa Catalina y es conocido como Padre Cristóbal nació en Mérida el 25 de julio de 1638 y falleció en Córdoba el 25 de julio de 1690, el día que cumplía 52 años. Beatificado el 7 de abril de 2013.
Sacerdote franciscano, fundador de la Congregación de las Hermanas Hospitalarias de Jesús Nazareno, protagonista de una singular historia de entrega y sacrificio, digno de permanecer en el recuerdo colectivo de los cordobeses. Su obra traspasa los límites de lo religioso ofreciendo un gran legado social.
Hijo de labradores muy pobres son pocas las noticias que se tiene a cerca de su niñez y juventud. Los biógrafos hablan de una escapada que tuvo a los siete u ocho años a un convento de las afueras de Mérida. Un fraile lo llevó a su casa cuando todos estaban con la lógica preocupación. Sólo se conoce de su juventud su afición a la penitencia.
El 20 de marzo de 1663 Cristóbal López de Valladolid era sacerdote. Se le nombró capellán de un Tercio de Castilla que luchaba en la guerra contra Portugal. Muy enfermo tuvo que regresar a Mérida a la casa de sus padres. Al restablecerse se retiró para hacer vida eremita en las ermitas de Córdoba, donde permaneció seis años y donde adoptó el nombre de padre Cristóbal de Santa Catalina.
Atraído por la regla de san Francisco de Asís profesó como terciario en 1671 en el convento de Madre de Dios, en las afueras de Córdoba.
Con el objetivo de socorrer al gran número de enfermos sin recursos que por entonces había en la ciudad y después de haber reflexionado sobre el sentido de su vida durante su estancia en las ermitas, el padre Cristóbal fundó el 11 de febrero de 1673 el Hospital de Nuestro Padre Jesús Nazareno, colocando en la puerta del centro sanitario su lema:
Mi providencia y tu fe tendrán esta Casa en pie.
El Padre Cristóbal desarrolló una incesante labor por ayudar a los demás y desde su sencillez y humildad se dedicó a ofrecer todo lo que tiene a los pobres.
Escribió el libro de Las Reglas y Constituciones que han de guardar las Hermanas Hospitalarias de Jesús Nazareno impresas en 1740 en Córdoba y redactadas por el Padre José Capilla, Administrador del Hospital después de muerto el fundador. Creó varias instituciones y tuvo seguidores en distintas ciudades españolas.
Se le atribuyen varios milagros y en 1773 fue incoado el proceso de beatificación, que se interrumpió por fallecimiento de su postulador.
Los hermanos y hermanas de Jesús Nazareno contribuyen al desarrollo de la labor encomendada por el padre Cristóbal. Su papel es tan relevante que en la actualidad, más de tres siglos después, sigue vigente, aunque tan sólo en su rama femenina.
Córdoba dedicó una placita con su nombre a la memoria de este altruista benefactor, donde se instaló su estatua en bronce de medio cuerpo obra de Antonio Gallardo.
Recordatorio Biografía del Padre Cristóbal