Desde hace año y medio Francisco Gómez Sanmiguel (Córdoba, 1963) ostenta la presidencia de la Agrupación de Cofradías, el organismo portavoz y encargado de coordinar a las hermandades cordobesas de Penitencia y Gloria. Está ligado a la Semana Santa desde su infancia y en su juventud ingresó en la Hermandad de La Pasión, donde lleva 30 años, 16 de ellos perteneciendo a su junta de gobierno.
-¿Cómo fueron sus inicios en el mundo cofrade?
-Empecé en las cofradías con nueve años, cuando salí de nazareno en la Hermandad del Descendimiento. Posteriormente ingresé en la Hermandad de Pasión. Con 18 años, en octubre de 1982, empezamos a formar la primera cuadrilla de hermanos costaleros que salieron el Miércoles Santo del año 83. Desde entonces hasta ahora no me he desvinculado de la cuadrilla, han sido 18 años de costalero. Luego tuve una lesión que me impidió seguir pero me ofrecieron continuar en el cuerpo de capataces y desde entonces soy contraguía en el paso del Señor. Esos son mis inicios en esto y eso es lo que ha hecho que yo esté aquí.
-¿Por qué empezó a ligarse a la Semana Santa? ¿Fue tradición familiar?
-Yo iba con mis padres todos los años a ver las procesiones. Además era muy aficionado. Desde pequeño me llamaba mucho la atención salir de nazareno, de hecho con nueve años convencí a mi padre para que me dejara salir en el Descendimiento, que entonces era de las más largas que había en Córdoba. Recuerdo aquel año con mucho cariño, me quedé muy a gusto y me fui con las ganas de salir al año siguiente, lo que ocurre es que mi familia se mudó y entonces estaba más cercano al barrio de San Basilio. Los propios amigos de entonces fueron los que me llevaron a la Hermandad de Pasión e incluso empezaron conmigo como costaleros. Desde entonces hasta hoy, que sigo siendo vicehermano mayor de Pasión.
-¿Qué evolución ha visto en estos años en la Semana Santa?
-Ha cambiado muchísimo. Recuerdo aquella primera experiencia mía de nazareno y la diferencia es enorme. Entonces, después de pasar por el recorrido oficial, íbamos prácticamente solos todo el camino, no había casi gente en la calle, era un ambiente más sobrio. Hoy en día la Semana Santa es una fiesta del pueblo, la ciudad se echa a la calle a disfrutar de las estaciones de penitencia de las hermandades. Entonces era una cosa más íntima, más recogida. Cuando yo salí de nazareno aquel año los cirios eran un palo que al final llevaba incrustado el cirio, hoy en día es de cera completamente. Son pequeños detalles que han hecho que la Semana Santa haya alcanzado un nivel más alto.
-¿Y a nivel de hermandades?
-Han cambiado totalmente. Por ejemplo desde el punto de vista artístico han cambiado muchísimo, se han incorporado unas tallas excepcionales, han ido evolucionando los pasos, los propios hábitos de los nazarenos, la compostura de los cortejos...
-¿Qué posición ha alcanzado la Semana Santa cordobesa respecto a otras andaluzas?
-Eso es difícil de cuantificar. Hay que tener en cuenta que es una fiesta que se celebra en las mismas fechas en todas las ciudades, de forma que si disfrutas de la de tu ciudad difícilmente puedes ver la de otras. La Semana Santa de Córdoba está en un lugar importante y creo que, además, tras la celebración del Vía Crucis Magno en septiembre se ha exportado más su imagen fuera de Córdoba, donde quizás no se conocía tanto por el brillo que tienen las de otras localidades vecinas. Creo que la Semana Santa de Córdoba está a un nivel como la que más. Quizás nos falte aún una tradición familiar más profunda, pero el nivel es bueno.
-Lleva un año y medio al frente de la Agrupación de Cofradías. ¿Qué balance hace de este tiempo?
-Vamos cumpliendo los objetivos que nos planteamos, que eran que la Agrupación fuese un organismo al servicio de las hermandades y no las hermandades al servicio de la Agrupación. Tratamos de que sean los hermanos mayores los que marquen las pautas de lo que se hace, se les consulta en todo, se les presenta a ellos todo antes que a nadie. Tratamos de hacer un cambio en la forma de gestionarla y poquito a poco se va avanzando en este camino.
-¿Qué ha significado la celebración del Vía Crucis Magno?
-Ha marcado un antes y un después. Se ha descubierto que tenemos más posibilidades para una carrera oficial que sería única, no existe en otra ciudad, se ha exportado la imagen de la Semana Santa fuera de la propia ciudad y ha sido un éxito en todos los niveles y probablemente la mayor manifestación de fe que se haya hecho en la ciudad en mucho tiempo; 10.000 personas rezando al unísono. También se ha visto reflejado a nivel económico y turístico.
-¿Qué retos tiene ahora?
-Retos hay muchos. Soy una persona muy inquieta y siempre pienso en cosas nuevas. Entré de nazareno, pasé a costalero, a capataz contraguía, me embarqué en la creación de la página web de La Pasión cuando internet no era prácticamente asequible a todo el mundo, llevo el tema de comunicaciones de mi hermandad... En el ámbito de la Agrupación tenemos por delante el ver si finalmente podemos llevar la carrera oficial a la Catedral, lo que es un reto quizás a más corto plazo. Me gustaría también conseguir la creación del museo cofrade, en el que se pueda exponer parte del patrimonio que tienen las hermandades, y estamos trabajando en la modificación de los estatutos de la Agrupación. Proyectos hay muchos y van saliendo cada día más.
-¿Está cercano el traslado de la carrera oficial?
-Desgraciadamente eso no es algo que dependa de nosotros. Estamos ante un monumento que es Patrimonio de la Humanidad, son distintas instituciones las que están implicadas en el tema y estamos tratando de que se llegue a un acuerdo. Desgraciadamente nosotros lo único que podemos decir es que nos gustaría llevarnos la carrera oficial a la Catedral, pero son las instituciones las que tienen que dar los pasos.
-¿Sería posible de alguna manera ese traslado sin la apertura de una segunda puerta en la Mezquita?
-No, para llevar a cabo el traslado es necesaria la apertura de la segunda puerta que permita el tránsito fluido de los pasos en el interior del templo. Meter una cofradía dentro y tener que esperar hasta que se reorganice para volver a salir supone una serie de parones que harían una carrera oficial interminable.
-Sobre la polémica por la propiedad de la Mezquita-Catedral, ¿qué opina la Agrupación?
-Nuestra posición es de apoyo total al Cabildo, sentimos a la Catedral como nuestra, como nuestro primer templo, y estamos a disposición del Cabildo para todo aquello en lo que podamos ayudar. Hay que dejar claro que si hoy disfrutamos de la Catedral es en parte gracias al celo que ha tenido el Cabildo de mantenerla y de cuidarla. El planteamiento que se hace ahora es carente de toda base histórica y legal puesto que la Catedral está inscrita en el Registro como propiedad de la Iglesia.
-Faltan tres semanas para el Domingo de Ramos, ¿qué espera de esta Semana Santa?
-En principio me gustaría que por fin la climatología nos acompañe. Llevamos cuatro años malos, especialmente el último, y ojalá todas las hermandades puedan decir el Domingo de Resurrección que han disfrutado porque hayan podido hacer sus estaciones de penitencia.
-Este año hay dos principales novedades: la incorporación de la Universitaria y la salida de Las Angustias de San Agustín.
-Por un lado lo de la Hermandad Universitaria ha sido un proceso largo que ya ha concluido y esperamos que sirva para enriquecer nuestra Semana Santa. Por otro, el regreso de la Hermandad de Las Angustias a San Agustín nos va a permitir vivir por primera vez a muchos aquellas estampas que nos contaban de chiquititos de cuando salía la Virgen de allí. Ahora tenemos la suerte de poder disfrutar eso. Supone cierta expectación por saber qué vivían nuestros mayores.
-¿Qué le parece la incorporación de nuevas hermandades a la Agrupación? El Figueroa, Cañero o Electromecánicas están mostrando interés por crecer.
-Se están aprobando nuevas hermandades y prohermandades. De hecho la hermandad del Figueroa ya me ha comunicado su deseo de comenzar conversaciones con la Agrupación y poco a poco se irá viendo en qué sentido vamos a avanzando. El deseo lógico de todas las hermandades es llegar a procesionar en la Semana Santa algún día, una cosa que requiere su tiempo. Cada una de las prohermandades es un mundo distinto. Lógicamente el fin último es el de acabar procesionando y pasando por la carrera oficial. A algunas lógicamente les va a suponer mayor dificultad pero si se puede venir desde Las Palmeras se puede venir también desde Cañero o desde otros sitios.
-¿Le gustaría tener una Madrugada más rica?
-Eso probablemente sea el sueño de muchos cofrades cordobeses. En principio tenemos una Madrugada con una hermandad de mucha solera, con un patrimonio importante, y vamos a disfrutar de ella. Hoy en día la Madrugada de Córdoba sin la Buena Muerte no sería entendible. El tiempo irá poniendo a cada uno en su sitio y probablemente algún día cumpliremos ese sueño de tener una Madrugada con más hermandades. Igual que ahora vamos a ver a Las Angustias salir de nuevo de San Agustín, pues a lo mejor algún año podemos volver a ver una Madrugada con varias hermandades en la calle. Ojalá.
-La hostelería cordobesa es uno de los sectores más beneficiados en Semana Santa. ¿Debería tener mayor implicación?
-Creo que toda la ciudad debería implicarse en potenciar la Semana Santa. Soy de la opinión de que la ciudad que invierte en su Semana Santa invierte en la propia ciudad. Si nuestra Semana Santa es más fuerte va a atraer a más gente de fuera y eso va a repercutir en los distintos comercios. Es difícil mentalizar al hostelero para que invierta. Ellos comentan que se invierten grandes cantidades de dinero al año en promocionar la ciudad y que la hostelería vive 365 días al año. Pero de esos 365 días buena parte de los beneficios sale precisamente de Semana Santa, gracias a la gente que viene de fuera o a la gente de aquí que sale a la calle y llena los establecimientos. Invertir en Semana Santa es invertir en la ciudad y eso es quizás lo que nuestros hosteleros no ven con claridad. Algunos empiezan a verlo, de hecho hay un acercamiento con Hostecor, que está mostrando disposición a la colaboración, pero es el propio afiliado a Hostecor el que no lo ve. En esa tarea estamos.
-¿Deberían cambiar los cordobeses sus hábitos a la hora de vestir y cuidar las calles en Semana Santa?
-Probablemente la cultura cofrade en la ciudad no sea todo lo extensa que nos gustaría a los cofrades. Esto en otras ciudades forma parte del ADN del ciudadano, lo ha vivido de sus padres que a su vez lo han vivido de sus abuelos. En Córdoba quizás no exista esa tradición cofrade que pasa de padres a hijos y muchas veces el espectador que va a ver las cofradías es eso, un mero espectador, no vive, no siente la Semana Santa como quien está llevándola como miembro del cortejo. Es un problema de educación cofrade. Me llama mucho la atención cuando vas a otra ciudad y chiquillos de nueve o diez años te cuentan toda la historia de la cofradía que estás viendo o quién es el autor de las imágenes. Aquí no se vive así desde pequeños y ese es un problema que tiene la ciudad a nivel cofrade.
-¿Qué papel ocupa la mujer en las cofradías cordobesas? ¿Ha conseguido una total integración?
-Córdoba probablemente sea pionera en la participación de la mujer en las cofradías. Aquí no ha habido problema nunca para que participen como hermanas de luz. Córdoba ha sido la primera ciudad que ha incorporado mujeres costaleras. El papel de la mujer en las cofradías está a la par que el del hombre.
-Otro de los aspectos más llamativos de la Semana Santa cordobesa es el crecimiento de las bandas de música.
-La labor de las bandas de música es una labor digna de elogio. Recogen a 60, 70 u 80 chavales, les dan unos estudios de música y los quitan de la calle. No sólo se trata de que vayan acompañando a las imágenes y porten ese componente musical de calidad, además hacen un gran trabajo en cuanto a trabajo con los más jóvenes.
-¿Cómo ha afectado la crisis a las cofradías?
-Igual que al resto de la sociedad, la crisis desgraciadamente también ha llegado a las cofradías. Esto se nota fundamentalmente en un incremento de la labor social. Las hermandades destinan a día de hoy un presupuesto bastante más elevado a obra social. Es una labor necesaria y las hermandades tenemos dentro de nuestra propia idiosincrasia ese trabajo de ayuda al necesitado. Evidentemente también los estrenos son menores y menos relevantes que hace unos años, pero lo importante es que las hermandades han hecho frente a la crisis y han ayudado a quien le ha hecho falta.
-¿Ha disminuido el número de hermanos?
-Creo que no, aunque habrá casos en los que sí. Hay hermanos que llevan muchos años y que ahora desgraciadamente están viviendo las consecuencias de la crisis, pero la hermandad es sensible en estas circunstancias. Conozco casos en los que el nazareno no tiene para pagar su papeleta de sitio y la hermandad se hace cargo de ella, o el hermano que no tiene para pagar la cuota y la hermandad se hace cargo. Todo ello buscando que el tema económico no sea el que produzca el descenso de nazarenos.
-¿Hay menos ingresos por donativos?
-También depende de la feligresía en la que te encuentres pero en términos generales sí porque la crisis afecta a todo el mundo.
-En este tiempo de crisis hay algunos sectores que critican a las hermandades por la riqueza que tienen mientras que mucha gente pasa hambre. ¿Qué opinión tiene?
-Las hermandades tienen un patrimonio que ha sido atesorado durante muchos años y en algunos casos siglos. Las hermandades generamos riqueza y cuando alguna invierte en un estreno está dando de comer al artesano que realiza ese trabajo. No se debe de mirar el tema de los estrenos, que han bajado en estos tiempos, como un gasto, sino como una inversión de la hermandad en sostener muchos pequeños talleres que sin esos trabajos probablemente se verían abocados a cerrar.
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