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viernes, 28 de marzo de 2014

El Vía Crucis del Santísimo Cristo de la Redención por Miguel Ángel Badía Álvarez


Fantástico reportaje de nuestro colaborador Miguel Ángel Badía Álvarez (Cámara Cofrade) del Solemne Vía Crucis en honor del Santísimo Cristo de la Redención.

Desde 1875 la Hermandad de Ntra. Sra. de las Mercedes de la Puerta Real tiene como titular al Cristo de la Redención, en referencia a la imagen de Jesús Crucificado que estaba al otro lado de la puerta. El antiguo Crucificado de este título era una efigie hecha en pasta de papel que se conservaba en malas condiciones. 



La actual imagen es obra del insigne imaginero Antonio J. Dubé de Luque, realizada en 1987 en madera de cedro y de tamaño académico. Es una escultura en madera según los cánones realistas del barroco sevillano, flexionada, que mide en línea recta 1,57 m. Fue bendecido dos años mas tarde en febrero de 1989, en la parroquia de San Vicente. 

En el 2004 fue restaurada la cruz del Señor al haberse detectado problemas de xilófagos en el cajillo de la cruz. Hasta hace unos años además de los anuales cultos (Besapiés, Solemne Función y Meditación), se realizaba un Vía Crucis externo con el Stmo. Cristo por las calles de la feligresía, acto que se dejó de realizar por motivos que se desconocen. 


En el año 2012, con motivo del XXV aniversario de la ejecución de la talla, la Hermandad dotó de un carácter extraordinario los anuales cultos de Cuaresma, celebrándose el viernes 9 de marzo el acto del Vía Crucis de manera externa por las calles de la feligresía hasta la Parroquia de San Vicente, donde permaneció toda la jornada del sábado en besapiés y regresó a la Capilla tras la celebración de la Solemne Función en su honor.

La Virgen de la Merced o de las Mercedes fue siempre devoción de gran afecto y veneración para los sevillanos, por el heroísmo de caridad que predicaban los Religiosos de dicha Orden, dedicándose a la Redención de cautivos, siendo testigo esta ciudad de sus obras al presenciar muchas veces el gran número de redimidos en Marruecos, cuyo imperio se hallaba tan próximo a Sevilla, y que con gran aparato eran llevados procesionalmente a la Iglesia Catedral para allí cantar un Te Deum en acción de gracias.


Al Santo Rey Fernando III le seguía en la Reconquista de España una gran muchedumbre de gente, no solo de distintas regiones de la Península sino de algunas otras naciones de Europa; y como San Fernando profesaba tierna devoción a la Madre de Dios, procuró que entre los muchos que le seguían hubiese un grupo de artífices a quienes mandaba hacer imágenes de la Señora, para dejarlas en las iglesias de las ciudades y plazas conquistadas, y las imágenes que vinieron al sitio de Sevilla se hallaban repartidas en el campamento cristiano al cuidado de los Religiosos que le acompañaban para el servicio del culto divino y administración de los Sacramentos; pero repartidas según la devoción particular de cada región; y así la Virgen de la Sede entre los caballeros castellanos, la del Pilar entre los aragoneses, la de la Merced entre los catalanes entre los que se encontraba San Pedro Nolasco con los caballeros y religiosos de la Orden recién fundada.


El 23 de noviembre de 1248 día de San Clemente, hizo San Fernando su entrada triunfal en Sevilla, recorriendo la orilla del Guadalquivir hasta la Puerta de Goles, corrupción mora de la palabra Hércules a quien se atribuye la fundación de la ciudad, y pasando por dicha Puerta, atraviesa la calle de Armas hasta llegar a la Mezquita principal. Generosamente se portó el Rey con todos los que le habían ayudado en la Reconquista, y a San Pedro Nolasco le dio un sitio junto al río Guadalquivir para que fundara un Convento, en el año 1249, que se llamaría de Santa Olalla o Eulalia, en recuerdo de la primitiva Casa de la Orden en Barcelona, haciéndole además donación de una imagen de la Virgen de la Merced; pero dicho Convento fue trasladado en 1251 al lugar que ocuparía durante seis siglos, dentro de los muros de la ciudad y muy próximo a la Puerta de Goles, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Merced, que vino a ser el Convento Casa-grande de dicha Orden hasta la exclaustración de los Religiosos en el año 1835, edificio que desde 1840 es Museo y academia de Bellas Artes.


En lo antiguo la Puerta de Goles estaba en ángulo recto con el camino y muy baja, de manera que desde la Puerta sólo se veía el muro grande de contención del terreno; una escalera a la derecha daba paso al barrio de los Humeros, dejando a un lado la casa y huerta de Hernando Colón, que se extendía hasta la Puerta de San Juan (calle Guadalquivir) y tenia de ancho desde la muralla de la ciudad hasta la islota de la Higuerita. En los Humeros tuvieron los moros su barrio de pescadores y por esto se le llamaban “Humeros de las sardinas”.


En el año 1565 se hicieron reformas en esta Puerta por orden del asistente de la ciudad, D. Francisco Chacón, señor de Casarrubios, poniéndole de mármol la escalera, se quitó la escultura de Hércules que estaba en la parte alta, y a cada lado de ella se hicieron unas hornacinas; en la derecha se puso en lo alto un lienzo con Ntra. Sra. de la Merced en su pequeño retablo, y en lo bajo un Calvario pequeño; a la izquierda se colocó un cuadro de San Antonio y en la parte baja se hizo un cuarto para el guarda de aquel lugar.


Por esta puerta entró en Sevilla el Rey Felipe II el día 10 de mayo de 1570, haciendo antes el recorrido por entre el río y la Torre del Oro, o sea por los mismos sitios que lo hiciera San Fernando. Desde entonces se llamó la Puerta Real.

Junto a la casa y huerta de Colón había una ermita, y en ella un Cristo Yacente de mucha devoción, donde hacía pocos años se había establecido la hermandad de Nuestra Señora de Villaviciosa, que vino a formar con el Santo Cristo la hermandad del Santo Entierro; y en el año 1.600 la Orden de la Merced hizo un Convenio con la cofradía, determinándose, entre otras condiciones, que las imágenes titulares de esta se colocarían en el altar mayor de la nueva capilla que se labrara, y, en aquel sitio, extramuros de la ciudad, se fundó en 1.601 el Colegio de San Laureano, muy próximo al convento antiguo de los Mercedarios y contiguo a la Puerta Real, para los estudiantes de la Orden de esta Provincia. 


A los tres años se agregaron a este colegio los Mercedarios Descalzos, pero en 1.607 se acordó, en un Capítulo General, la separación, que se llevó a efecto en 1.611, en que tuvo principio el Real Convento de San José para los Descalzos, que se levantó entre las parroquias de San Nicolás y Santa María la Blanca, primero como Hospedería y desde el año 1.614 como Convento.

Créese con bastante fundamento, que los Religiosos Mercedarios Calzados de San Laureano fueron los que impulsaron a los devotos de la Señora para que se constituyera, en el siglo XVII, la Hermandad de Nuestra Señora de las Mercedes de la Puerta Real.














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