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lunes, 17 de marzo de 2014

La Saeta sube al Cielo: Músicos desahuciados



Tras ojear ayer un periódico digital, me encontré con la siguiente noticia:  “El Ayuntamiento de Ciudad Real “desahucia” de la calle a la banda musical Nuestra Señora del Prado”. 

Por lo visto un vecino denunció los excesos de ruido producidos en los ensayos que esta gran banda viene realizando desde hace 15 años en un polígono de las inmediaciones de la ciudad. 15 años tocando a la intemperie. Y los vecinos se quejan, dicen, de “ruido”.

En el tiempo que llevo viviendo aquí (un año y medio exactamente) me llama la atención que, cada vez que asomo la cabeza por la ventana en mis descansos vespertinos de estudio, escucho en la cercana lejanía sones cofrades de tambores y cornetas, algo personalmente motivador.

He de decir que esta banda tiene un pequeño local de ensayo, pero insuficiente para que puedan desarrollar de forma eficaz su cometido, bien por motivos de acústica o de espacio, lo desconozco, pero la realidad es la que es: se encuentran en la calle o incluso por medio del campus de la universidad para hacer lo que les gusta, para hacer música, y a la vez intentar no molestar con su “ruido”.  Me parece vergonzoso que el Ayuntamiento o el organismo correspondiente no sólo no les provisione de un lugar digno, sino que para colmo consientan la interposición de denuncias y multas.

Hagamos memoria también de que hace muy pocos meses la banda de Nuestro Padre Jesús Rescatado de Córdoba fue llamada a un toque de silencio con una sanción de entre 3000 y 6000 euros por el mismo motivo. Díganme ustedes si una banda de reciente creación, o que lleve 15 años funcionando, puede hacer frente  a esta desmesurada cantidad de dinero.


A lo mejor lo que realmente se pretende es que cada banda se dedique a sufragar los gastos pertinentes a la construcción y mantenimiento de locales propios. Entonces, y por ejemplo, a los que les guste practicar deporte que se ocupen de los gastos de los polideportivos, pistas de juego y demás servicios existentes a disposición de los ciudadanos, ¿no?

Es también digno de mencionar la encomiable labor que llevan a cabo las bandas metiendo a la juventud que podría estar en la calle, o en sus casas sin hacer nada, motivándoles y enseñándoles, no únicamente un arte, también unos valores de ciudadanía que probablemente en otros campos no puedan adquirir.

Es muy fácil, y sobretodo injusto, quejarse cuando nos molesta, pero luego bien que nos gusta disfrutar de un paso andando a compás. No nos damos cuenta de la preparación y el sacrificio que hacen estos músicos ensayando todo el año, en las condiciones que sean, para que cuando llegue el momento, nos inunden de emociones al escucharlos detrás de su paso. 

Aboguemos por el crecimiento de las bandas y así podamos disfrutar todos de su bendita música.

Estela García Núñez







Recordatorio La Saeta sube al Cielo



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