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lunes, 21 de abril de 2014

El Balance de la Semana Santa: Cádiz


El tiempo concede siete días de tregua que permite la salida de todas las cofradías. El público llenó las calles todos los días, aunque en ocasiones no estuvo a la altura.

El Martes Santo llegaba a la plaza de la Catedral de recogida el palio de Lágrimas de Piedad con la candelería completamente encendida. Lo mismo ocurría el Viernes Santo en Sagasta o San Agustín con los palios de Servitas y Buena Muerte. Esta imagen de un paso procesionando por la ciudad con la candelería encendida, viene a resumir a la perfección que Cádiz finalizó ayer la Semana Santa soñada. Siete días de intensa pasión en la que posiblemente los dos aspectos más destacados han sido que el tiempo permitió que todas las hermandades realizaran la estación de penitencia y que las calles posiblemente estuvieron más llenas de público que nunca.

El tiempo

Era casi una intuición de cara a 2014, y se ha cumplido al pie de la letra. Se pronosticó una Semana Santa sin inconvenientes en cuanto a la meteorología y así ha sido. Hasta el día de ayer, en que las predicciones planteaban ciertas dudas, logró salvarse en su totalidad.

A la ausencia de lluvias –curiosamente se pronosticaba riesgo de agua para el día anterior al Domingo de Ramos y hay casi seguridad de que hoy, Domingo de Resurrección, lloverá– hay que sumar las altas temperaturas como otra clave de la Semana Santa. Un calor que en ocasiones ha sido excesivo, aunque afortunadamente no ha tenido grandes repercusiones en los cortejos.

Y el viento ha sido otro factor meteorológico que ha jugado a favor de las hermandades este año. No ha sido todos los días, pero sí ha habido jornadas que ha permitido que los pasos y los cortejos luzcan en todo su esplendor (como el Martes y el Viernes Santo, sobre todo).

Ambiente

Junto a la bonanza meteorológica, el ambiente que ha rodeado a las procesiones es otra de las claves principales de esta Semana Santa. Numeroso público ha llenado prácticamente todos los rincones por donde transcurrían los cortejos. San Juan de Dios el Domingo de Ramos, la recogida de Sanidad en Santa Cruz el Martes Santo, la calle San Francisco en la noche del Jueves Santo esperando El Huerto y Nazareno, son ejemplos del ambiente que ha tenido la ciudad, mayor si cabe que el de años precedentes.

El público

Y aunque ha sido una de las cosas más positivas, la enorme cantidad de público que ha presenciado los desfiles procesionales, desgraciadamente ese público no ha estado siempre a la altura de las circunstancias. Numerosos episodios desagradables se han desarrollado a lo largo de la semana con el público como triste protagonista (gritos e insultos al Despojado o al palio de las Penas, por ejemplo). No obstante, pensando en positivo, hay que reseñar que estas actuaciones totalmente condenables las ocasionan un reducido, muy reducido, grupo de personas, frente a las miles que presencia cada cofradía. Por lo cual, son pequeñas excepciones a las que no hay que prestarle más atención, aunque lleguen a romper brillantes momentos del paso de un cortejo (normalmente del paso).

A estos desagradables episodios se une una falta de educación manifiesta en muchos casos. Niños pidiendo cera, personas que no tienen reparos en cruzar por medio de los cortejos, campamentos semanasanteros a pie de acera, poca colaboración con el cruce de personas o con el paso de cofradías... han sido una triste tónica la Semana Santa.

Los avances

Muchos, y muy buenos, ha tenido la Semana Santa de este año. Tanto a nivel patrimonial, con estrenos como el del paso del Despojado, el inicio del dorado de Columna, el palio de Buena Muerte, los candelabros de Soledad de Vera–Cruz, el misterio de Borriquita (a falta de los candelabros nuevos), el palio de Sanidad bordado o las túnicas de Humildad; como en número de capirotes que han procesionado con sus cofradías, en la forma de poner un cortejo en la calle por parte de algunas cofradías o en el exorno floral de la mayoría de los pasos (también con excepciones en el lado negativo) y de vestir a las imágenes.

A esto se une también un buen número de detalles destacados que ha tenido esta Semana Santa: Nazareno del Amor y de Humildad acercaron sus pasos a la puerta de sus templos para recibir a Borriquita; el Cristo de Piedad sin cantoneras; los peculiares ramos de cera del palio de La Palma; la túnica de Sanidad (del mismo color y material que la de la primera salida procesional del Señor del Mayor Dolor, coincidiendo con su primera salida tras ser restaurado); los bordados en el misterio de Descendimiento; los nuevos rincones ‘descubiertos’, como la calle Cervantes como alternativa a San Pedro, Cánovas o Mina; o el San Juan en Medinaceli, entre muchos otros.
La madrugada

Después de varios años sin poder desarrollarse con normalidad, la Madrugada del Viernes Santo amenaza con ser uno de los temas sobre los que más vueltas se de a partir de ahora. A cierta hora de la noche, el público de la calle disminuyó en exceso, la carrera oficial estaba prácticamente desierta al paso de las dos cofradías de la jornada y los parones entre una y otra parecen del todo excesivos.

Así las cosas, y aunque ambas corporaciones son reacias hasta ahora de hablar de cualquier modificación, las posibles soluciones pasan por un ajuste horario entre Descendimiento y Perdón (de manera que pasen una detrás de otra por carrera oficial) o por la incorporación de cofradías a esta jornada. En cualquier caso, es el Consejo el que tendrá que determinar algo de cara a 2015.


Esa Semana Santa de 2015, precisamente, empieza a organizarse prácticamente desde hoy mismo, cuando el desmontaje de pasos y la limpieza de enseres empieza a marcar la cuenta atrás para un nuevo Domingo de Ramos.





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