El día más señalado en el calendario cofrade. Ese es el día que llevamos
aguardando tanto tiempo. Un día en el que el niño que aún habita en nuestro
corazón sale a pasear por nuestro ser, derramando multitud sensaciones que inundan
nuestra alma. El eco del primer tambor que se planta en nuestro oído, nos
detenemos un instante en nuestro andar y pensamos… Ya. Ya ha comenzado el
sueño, Dios ha salido por las calles de nuevo. Continuamos andando a la
búsqueda del primer capirote que apunte hacia el cielo reluciente. ¡Por ahí va!
Cuántos momentos por vivir, ese primer aroma de incienso que llega a tu olfato,
perfumando tu espíritu, consciente de que todo ha empezado. Qué bien huele… Sí,
huele a la gloria que riega nuestras calles de amor y esperanza. Esa sonrisa
nerviosa que aflora en nuestro rostro, señal inequívoca de que todo ha dado
comienzo. Esos ojos que tienen un brillo… que sólo tienen el Domingo de Ramos.
Ya hemos esperado suficiente, sólo queda de espera el tiempo que tarde en
llegar Él hasta nosotros.
Y de nuevo, el tambor, pero esta vez para contemplar desde cualquier
esquina cómo aparece de repente ese primer paso, avanzando firmemente para
comenzar a revirar a compás de la música. La emoción recorre nuestras venas, se
nos hace un nudo en la garganta, el brillo de los ojos se intensifica, si cabe,
aún más. Puede que hasta se nos escape alguna lagrimilla esquiva que tratamos
de disimular rápidamente. Nuestra mirada se clava en Él como el puñal que
atravesó el pecho de María. Sus ojos se cruzan con los nuestros por primera vez
este año en la calle, cuantas cosas por contaros, a Ti y a tu bendita Madre,
aunque ya las sepáis… Que vosotros escucháis durante todo el año. Pero aún
queda por delante toda la semana, hay tiempo, sólo quiero darte las gracias por
dejarme disfrutar otro año de esta bendita locura llamada Semana Santa.
Domingo de niñas ilusiones,
Domingo de Sol resplandeciente,
Domingo luz de nuestros corazones,
Domingo de cuadrillas valientes.
Ya llega el dulce incienso,
Alegrando los corazones,
Que se pare el tiempo,
Que yo ya no atiendo a razones.
A su fin llegó la eterna espera,
Lo que durante tanto aguardamos,
¡Ay! Que por fin llegó la primavera,
Por fin… Domingo de Ramos.