Cuando hace un año el arzobispo, monseñor Juan José Asenjo, llamó por tres simbólicas veces con su báculo a las puertas de la basílica se abrió un tiempo en el que han confluido sentimientos y religiosidad, recompensa de remisión de pecados y penas y la inconmensurable devoción de Sevilla a la Esperanza Macarena, tan universal que trasciende cualquier frontera física. La Virgen protagonizó ayer la primera procesión de estos actos extraordinarios del final del Año Jubilar que la pondrán ante todos nosotros de mañana, tarde, noche, madrugada... nadie se quedará sin poder verla en estas horas en las que se regalará a Sevilla para cerrar el ciclo excepcional del aniversario.
Hace un año se abrió el Año Jubilar, Año Santo, concedido por la Santa Sede por el cincuentenario de la coronación canónica de la Esperanza Macarena, un singularísimo acontecimiento de gracia por el que todo fiel que haya acudido a la basílica ha conseguido Indulgencia Plenaria, concedida por la Penitenciaría Apostólica, por mandato del Sumo Pontífice, a los fieles cristianos que, estando en las condiciones habituales -confesión sacramental, comunión eucarística y oración por la intención del Santo Padre-, visiten en peregrinación a la Esperanza Macarena y participen devotamente en las funciones sagradas o en los ejercicios de piedad, o al menos durante un tiempo adecuado meditaran piadosas consideraciones, concluyendo con la Oración del Señor, el Símbolo de la Fe e invocaciones a la Bienaventurada Virgen María.
No hay cuantificación exacta posible del número de fieles, devotos, visitantes, turistas, sevillanos, españoles y extranjeros que han acudido a lo largo del año a la Basílica, haya sido por obtener la indulgencia, atraídos por la fama internacional de la Macarena, o por mirarla desde cerca en su camarín.
En este año han peregrinado a la Basílica, abierta, como siempre, de 9 a 14 horas y de 17 a 21 horas, aproximadamente 600 hermandades, alrededor de 100 parroquias; una cincuentena de asociaciones parroquiales, una veintena de embajadas y consulados; igual número de pastorales de la Archidiócesis más tertulias cofrades, asociaciones y colegios, todos fueron obsequiados con reproducciones del cartel de la Semana Santa macarena de 2013, maravillosa obra de Carmen Laffón, dedicado expresamente.
Han sido innumerables los actos, destacando el dedicado a las Fuerzas Armadas, oficiado por el arzobispo castrense, Juan del Río, en el que estuvieron ocho generales, encabezados por el teniente general de la Fuerza Terrestre, José Ignacio Medina Cebrián; con la presencia de 25 coroneles, una treintena de comandantes, más oficiales y tropas. Igualmente, el Museo de los tesoros de la Hermandad ha sido visitado por casi 20.000 personas. Conciertos y conferencias no han faltado en este tiempo de gloria macarena, que la Hermandad ha cuidado desde el principio.
Ahí quedan el magnífico logotipo con el que meses antes se ponía marchamo a la celebración, con sello y elementos de marcado carácter macareno, como la corona con una cruz rematada con el entrecejo izquierdo de la Virgen, y las inconfundibles mariquillas. La Hermandad quiso llamar y dejar la huella de la efemérides en un cartel, que encargó al pintor Guillermo Pérez Villalta, quien, con fondo azul ultramar, decidió sustituir la explicitez del rostro de la Virgen por otros conceptos, como la corona, el arco y dentro el palio, la fachada de la basílica, jazmín, azucenas, las cinco lágrimas de la Macarena...
Otro pintor, Antonio J. Dubé de Luque, ha hecho altruistamente para la Hermandad otra obra de arte, la pintura que ilustra la papeleta de sitio para los hermanos que acompañarán a la Esperanza en sus procesiones extraordinarias de esta gran semana que empieza hoy y concluye el 31 con el Pontifical en la Plaza de España y su regreso a la Basílica. En la papeleta aparece el rostro de la Macarena de perfil, con las mariquillas, destacando también los escudos de la Hermandad y de la Ciudad y una vista de la Plaza de España sobre fondo verde.
Otro gran acto macareno ha sido, sin duda, el pregón del cincuentenario de la coronación canónica, pronunciado por el hermano y poeta Joaquín Caro Romero el pasado lunes en el teatro Lope de Vega lleno a rebosar, en el que el escritor, con el hilo del recuerdo de la coronación, hizo un canto de amor a la Virgen, trufado de recuerdos, de nombres de mujeres y hombres que han hecho y vivido la Hermandad. Una joya de texto en prosa y verso que se recogerá en una publicación con una portada del pintor Carlos Peñuela.
Queda, la próxima semana, además del culmen de los actos del Año Macareno por excelencia, la celebración del Congreso Mariológico Mariano Internacional Extraordinario, organizado por la Pontificia Academia Mariana y por la Hermandad, que inaugura el martes en la Catedral el arzobispo, monseñor Asenjo, y que se celebra hasta el viernes 30 en el Seminario Metropolitano, con la intervención de sacerdotes, profesores y expertos internacionales.