-¿Qué suponen, en el cierre del Año Santo, los cultos extraordinarios finales del aniversario de la coronación?
-Creo que para nosotros los macarenos la Virgen de la Esperanza es nuestra madre y cualquier bien nacido quiere para su madre lo mejor y lo más grande y todavía nos quedamos cortos.
-¿Qué es lo mejor que se ha vivido en el Año Jubilar que ahora acaba?
-Son tantas cosas y tan llenas de sentimientos. Los centenares de hermandades que han venido en peregrinación para conseguir el jubileo, la cara de satisfacción de los hermanos de corporaciones venidas de Sevilla y de los pueblos delante de la Esperanza. Las subidas al camarín y verlos ante la Virgen, los rezos de la Salve ante Ella. Todo ha sido emocionante. ¿Excesos?, repito, todo es poco, y por ejemplo, además de las cuatro misas habituales ha habido diariamente dos o tres más y si eso es exceso ¡bendito sea Dios!.
-¿Ha habido eclesialidad en estos actos macarenos?
-Todo lo que se ha hecho en este Año Jubilar ha sido por la Iglesia de Sevilla y por la Iglesia Universal. Todo se ha realizado en bien y por el bien de la Iglesia. Además de todos los acontecimientos vividos desde que el arzobispo inauguró el año, hay que añadir que por primera vez una hermandad organiza un congreso Internacional Mariano y Mariológico, que se celebrará la próxima semana.
-¿Que siente Manuel García ante la Esperanza Macarena?
-Soy hermano desde 1938, tengo el número 8. La verdad es que llevo toda la vida junto a Ella. Cuando estoy ante la Virgen, siento lo mismo que cuando estaba ante mi madre, que en Gloria esté y que también se llamaba Esperanza. Para mi verla es estar delante de la representación de la Virgen María en la tierra. La miro y creo firmemente que la que está en el Cielo es igual a Ella.
Recordatorio La Macarena en Gente de Paz