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domingo, 25 de mayo de 2014

Calvario de iris: Fe


El aliento del alma cuando al ser se le entrecorta la respiración. Luz purificadora, avivada por el candor de sentimientos nobles, siempre a prueba por las vicisitudes de nuestro caminar. Creer, es la iniciación al conocimiento de nuestra fe. Jesús, dejo al incrédulo introducir sus dedos en la vida de sus llagas, mas, ¿cómo se puede creer en el espíritu, cuando se duda del verbo?. 

Nuestra vida es un lado, de un triangulo que conforman, Jesús y la fe, que en nuestro peregrinar le ofrecemos. La fe espiritual, suele nacer revestida por el intenso amargor de la mirra, que en muchas ocasiones impregnan nuestra carne. Vanagloriarse de su posesión, propiciando una falsa supremacía sobre otros seres o vociferarla sin medida, son los mayores estigmas de una fe yerma. 

Solo Dios tiene el poder universal, para valorar en la soledad de nuestras oraciones y silencios de nuestras acciones, las semillas con las que sembramos nuestra tierra y las mieses que entregamos al ungido, con nuestra alma.  


José Antonio Guzmán Pérez

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