Una bomba informativa de proporciones bíblicas. Así podríamos catalogar la noticia de alcance a la que ha tenido acceso Gente de Paz merced a fuentes de acreditada solvencia. Un millonario malagueño, residente en Córdoba, hermano de la Hermandad de la Paz y Esperanza de Capuchinos desde hace aproximadamente una década, desde el más absoluto de los anonimatos, habría confirmado su intención de acompañar a uno de los candidatos a ostentar la vara dorada en los próximos cuatro años.
El propósito del meritado caballero, cuyo nombre no ha trascendido, sería aportar parte de su ingente fortuna al proyecto que se pudiera poner en marcha caso de resultar elegida la candidatura de la que forma parte. Y viene con fuerza. A su devoción hacia los titulares capuchinos, habría que sumar la que profesa hacia la Esperanza Macarena que tan presente ha estado en nuestras vidas en las dos últimas semanas. En este sentido, habría manifestado su intención de levantar un proyecto que bien podría ser catalogado de faraónico. Su devoción y admiración a la Reina de San Gil le ha llevado a afirmar en sus círculos más íntimos que el sueño que está dispuesto a convertir en realidad tendría como objetivo nada más y nada menos que reproducir la Basílica de la Macarena.
En efecto, existiría el proyecto de levantar una copia exacta del hogar de la Esperanza Macarena en la zona norte de la Plaza de Capuchinos, exactamente en el mismo lugar donde existe en la actualidad el cocherón desde donde salen los titulares de la corporación del Miércoles Santo cordobés. El formidable proyecto se completaría con una reproducción del famoso Arco de la Macarena que se situaría en el mismo lugar en el que se encuentra actualmente el azulejo de la Paz a la altura de la antigua Purísima.
El proyecto no quedaría ahí, puesto que ya se habrían establecido contactos con dos de las formaciones musicales más importantes del orbe cofrade para que acompañasen a los titulares de la hermandad. Según las mismas fuentes de las que procede esta información, estas formaciones serían la Banda de Cornetas y Tambores del Santísimo Cristo de las Tres Caídas de Triana para el paso de Misterio y la Sdad. Filarmónica Ntra. Sra. del Carmen de Salteras para el palio. La guinda del pastel la pondría la creación de la figura de capataz mayor de la cofradía, puesto que sería ocupado por el contrastado capataz D. Antonio Santiago. La puesta en marcha de semejante proyecto supondría una auténtica revolución junto al Bailío, además de una montaña de dinero...
Imagino que a estas alturas del artículo, entre risa y risa, habrá quedado suficientemente claro que, como no podría ser de otro modo, todo esto es ficción, como si de un programa del Follonero sobre el 23-F se tratase y al igual que él hizo, les pido a todos disculpas por la broma. Ni hay millonario, ni arco, ni basílica, ni trianeros, ni el Carmen, ni capataz mediático alguno. Y ¿saben qué les digo?; que si un candidato propusiera semejante locura en los tiempos que corren, con la que está cayendo, con miles de personas que no llegan ni a principios de mes, con una tasa de paro que se sitúa en Córdoba por encima del 30%, una fractura creciente que separa a la población entre pobres y ricos, con un 35% de andaluces por debajo del umbral de la pobreza y hermanos de la propia hermandad que comen cada semana porque sus familias les llevan algo para que sus desoladas neveras no estén completamente vacías a mi se me caería la cara de vergüenza. Me tiene absolutamente sin cuidado que me llamen demagogo. La realidad es que una hermandad no está para sacar pasos a la calle, ni para hacer palios, ni mantos, ni pasos de misterio sino para ejercer una labor social mucho más importante.
En el magnífico libro “La Semana Santa de Córdoba”, de D. Julián Hurtado de Molina puede leerse:
“Las hermandades hospitalarias o de caridad fueron, al decir de los historiadores, las primeras en aparecer, conservando una tradición y una labor social y caritativa fundamentales para el desenvolvimiento de su vida espiritual. Estas hermandades, que solían proceder de los estamentos sociales más altos, son las que a su vez llegan a los grupos sociales más humildes de la ciudad, necesitados de socorro y ayuda.
En sus estatutos, además de las reglas de carácter religioso y devocional o de culto a una imagen, a los difuntos de la hermandad, etc, aparecen otras que establecen la obligación de los cofrades de realizar obras de caridad, que se hacían en los hospitales que cada cofradía fundara. Estos hospitales realizaban las labores más diversas: limosnas para el rescate de cautivos, enterramiento de ajusticiados, mantenimiento de huérfanos y viudas, casas de salud, recogimiento y convalecencia de afectados por determinadas enfermedades, etc”
¿Cuándo nos hemos convertido los cofrades en seres insensibles al sufrimiento que nos rodea, en un hatajo de materialistas capaces de pensar que el llanto de nuestros vecinos nada tiene que ver con nosotros?. El programa electoral -valga la expresión- con el que uno de los candidatos se presenta para ser elegido próximo hermano mayor de la Paz y Esperanza de Capuchinos, enumera entre sus proyectos patrimoniales una nueva casa hermandad que incluya una especie de museo de enseres, la remodelación integral de la casa hermandad actual, una nueva puerta para el cocherón de salida de los pasos, dos nuevas mesas para los pasos de salida de los titulares y la remodelación del hábito nazareno. ¿Les parecía excesiva y grotesca nuestra noticia ficción? Pues lamento decirles que esta es la propuesta real de este candidato y a mí, con el corazón en la mano, me provoca una indignación y una tristeza infinita que en este mundo carente de casi todo para tantos, alguien pueda tener la osadía de presentarse para dirigir una entidad adscrita a la Iglesia Católica con un proyecto como este. Luego nos rasgamos las vestiduras cuando los enemigos de todo lo que huela a incienso despotrica contra las cofradías. Estamos hablando de una auténtica barbaridad de millones, un gasto en patrimonio que si bien ya podría ser cuestionado en momentos de bonanza económica, con la realidad que nos rodea en la actualidad, se me antoja sencillamente inmoral.
Saquen sus látigos los defensores de lo indefendible, acúsenme de no querer a mis titulares o a mi cofradía, o de no protestar en un cabildo y bla, bla, bla... háganlo, desahóguense. Y recuperada la calma, díganme si realmente es necesaria esta barbaridad de millones y si creen que lo es, obren en consecuencia votando por esta candidatura, están en su derecho. Yo, por mi parte, le pido, le ruego en primer lugar reflexión y mesura a este candidato y a la autoridad eclesiástica competente, la cercana que vive en Capuchinos, en el hogar de San Francisco de Asís -el que nos recordó hace siglos el significado de la palabra humildad-, y la que ocupa la silla de Osio, que por favor, actúen. Actúen de manera cristiana con la valentía demostrada por Monseñor Asenjo al plantarle cara a la mismísima Hermandad de la Macarena y sus tristemente famosos cinco euros por asistir a una ceremonia religiosa. Hagan recapacitar a quienes proponen este despilfarro o en su defecto, no permitan que una corporación que forma parte de la iglesia católica dilapide una suma que, en mi opinión, debe tener un destino mucho más digno.
Por lo que a mi respecta, conmigo que no cuenten.
Guillermo Rodríguez
Recordatorios
- El Cirineo: Encrucijada
- El cáliz de Claudio: El reflejo de nuestra vergüenza
- Verde Esperanza: No es momento de derroche