El hallazgo de un documento
conservado en el interior de la talla, permite dar a conocer a un nuevo
artífice genovés, Andrea Cuesta afincado en Chiclana a principios del siglo
XVIII.
En la Capilla del Santo Cristo,
sede de la Hermandad de la Vera Cruz se conserva en un altar lateral una imagen
que representa a Cristo yacente y que es conocida también como “Santo
Entierro”. Hace apenas 18 días y de forma casual se encontró un documento
autógrafo del escultor que hasta entonces había custodiado el interior de la
talla y que documenta, además de su autoría, de dónde procede y para quienes se
encargó esta imagen.
Se trata de una imagen muy
singular porque pertenece a la tipología escultórica denominada “cristos
articulados” o “cristos del Descendimiento”. El Cristo yacente conserva un
mecanismo para articular los brazos y cambiar su posición. Este tipo de
imágenes articuladas se usaban en antiguos cultos del Descendimiento y Entierro
de Cristo durante la Semana Santa. Al estar articuladas, la misma escultura se
utilizaba en la escena de la Crucifixión y posteriormente en el Descendimiento.
Los investigadores especializados aluden al origen medieval de estos ritos
litúrgicos y de los cristos articulados (los más antiguos en España son el
Cristo de los Gascones de Segovia y el Santo Cristo de Burgos). Este tipo de
imágenes tiene su origen en cultos de centroeuropa pero tuvieron tanta devoción
que se siguieron tallando imágenes de este tipo en siglos posteriores por toda
España.
Precisamente muchas de estas
imágenes de Cristos articulados se conservan en hermandades de la Vera Cruz o
dedicadas al Santo Entierro. Con los cambios de liturgia y los cambios
estéticos muchas de estas primitivas imágenes se sustituyeron, incluso a
algunas se les quitó la articulación y se dejaron en una sola posición.
En la provincia de Cádiz se han
conservado algunos ejemplos pero no llegan a la decena como por ejemplo el
Santo Entierro de Puerto Real, el Cristo de las Ánimas de Tarifa o el Cristo
yacente de la iglesia de San Francisco de Sanlúcar. Cada una de estas imágenes
pueden ser de una época y estética diferente pero siempre tienen en común la
función de poder ser articuladas y emplearse en las dos posiciones: crucificado
y yacente.
Ahora se incorpora a este pequeño
grupo este yacente conservado en la capilla del Santo Cristo de Chiclana y
recién documentado.
El documento que albergaba esta
talla en su pecho fue localizado el pasado 26 de junio por la restauradora
Carmen Arias mientras realizaba una inspección ocular del deterioro de la
imagen, autorizada por el Rvdo. P. Francisco Aragón, responsable de la Capilla
del Santo Cristo. El estado de algunos ensambles es tal que uno de ellos se
desprendió dejando ver su ahuecado interior. El video-endoscopio permitió
constatar la existencia de un manuscrito a la altura del torso de la imagen que
fue minuciosamente extraído.
Desde que se extrajo el documento
un equipo de especialistas está colaborando para desentrañar las claves de este
yacente articulado genovés. La profesora Mª Belén Piqueras de la Universidad de
Cádiz realizó un análisis preliminar y trascribió el texto. Jesús Romero
Montalbán autor del libro El cerro de Santa Ana. Historia y culto está realizando
una búsqueda de documentación en el archivo parroquial. Por otro lado Diego
Vidal Pérez, archivero municipal revisa los datos que aportan el documento
extraído y el origen de la familia genovesa mencionada. Y la restauradora y
máster en patrimonio Carmen Arias se encarga de la investigación de la talla a
nivel artístico así como de la conservación de la imagen y del documento de
autoría.
Una de las primeras conclusiones
de estos estudios es la autoría de esta desconocida imagen, que como indica el
manuscrito, fue realizada por un “maestro de nasión genovés” Andrea Cuesta, que
era vecino de la villa y estaba casado con una chiclanera. Este desconocido
genovés está activo en la última década del silgo XVII y también recibe otro
encargo en otra iglesia de la villa de Chiclana en la primera década del siglo
XVIII. La fecha de ejecución de la imagen del yacente sigue en estudio aunque
se estima su ejecución finales del siglo XVII y principios del XVIII.
Los artistas genoveses afincados
o nacidos en la bahía de Cádiz según recientes estudios pueden considerarse una
“escuela” artística única, fruto del ambiente cosmopolita que se vivía en el
setecientos, y ha dejado notables ejemplos de su calidad escultórica en el
patrimonio artístico-religioso de la provincia.
La imagen del yacente fue
encargada al genovés Andrea Cuesta por el mayordomo de la “ermanda de la soleda
y del santo intierro, en el conbento del nuestro padre San Agustín” como indica
el documento extraído. Esta desaparecida hermandad es la que aparece en otros
legajos como Hermandad del Santo Entierro de Cristo Nuestro Señor la Soledad y
su Santísima Madre en su Soledad y que efectivamente tenía su sede en el
también desaparecido convento de San Agustín (conocido también por su
advocación de San Martín) fundado por los agustinos ermitaños en 1577. Los
ermitaños abandonaron este convento y la antigua iglesia de San Martín en 1778,
cuando se establecen el convento de San Telmo. Meses más tarde se trasladó la
parroquia de San Juan Bautista a las dependencias de la iglesia San Martín y lo
que hasta entonces había sido el convento de San Agustín- ex convento de San
Agustín porque las obras de la nueva iglesia neoclásica ya estaban iniciadas.
Por el momento se desconoce qué pasó con la hermandad del Santo Entierro y la
Soledad, hasta 1813 en que como ya escribió Romero Montalbán el Cabildo
Municipal junto con el clero acuerdan retomar los cultos por el “abandono en
que estaba la congregación o cofradía”. Es de suponer que la antigua iglesia de
San Martín, que en su día también fue convento de San Agustín y luego sede de
la Parroquia de San Juan Bautista, comenzara su decadencia a partir 1814. Por
el momento se desconoce qué pasó con las cofradías que tenían en esta antigua
iglesia su sede, como es el caso de la cofradía del Entierro de Cristo y su
Santísima Madre en su Soledad. Hasta que hace unos días se confirmó que la
imagen titular de esta antigua cofradía terminó conservándose en un templo muy
cercano a su sede primitiva, la capilla del Santo Cristo.
El hallazgo del documento por
tanto permite abrir nuevas líneas de investigación sobre la colonia de
genoveses en Chiclana, la historia de la antigua hermandad del Entierro de
Cristo y María en su Soledad así como la vinculación con el convento de
agustinos ermitaños de San Agustín (ubicado en las inmediaciones de la calle
Convento).
Además de la investigación
histórica y el aspecto cultural que tiene tan singular imagen, otro factor
importante a tener en cuenta es la conservación de la misma.
El Cristo Yacente articulado está
padeciendo los problemas de la humedad que le transmite el muro lateral de la
capilla. El brazo derecho está desprendido de la articulación del hombro aunque
el izquierdo conserva todavía el antiguo sistema que permitía su articulación:
un elemento metálico y piel de animal para permitir el movimiento. La escultura
tiene las piernas ligeramente flexionadas, tobillos cruzados y tiene un
singular nudo tallado en el centro del sudario.
Con el apoyo del párroco y de la
Hermandad del Santísimo Cristo de la Vera Cruz ya se ha llevado a cabo una
consolidación de emergencia de la policromía así como una ventilación adecuada
de la hornacina donde reposa actualmente este Cristo yacente articulado de
factura genovesa, una singular obra devocional del patrimonio religioso
chiclanero de principios del siglo XVIII.
En
la Capilla del Santo Cristo, sede de la Hermandad de la Vera Cruz se
conserva en un altar lateral una imagen que representa a Cristo yacente y
que es conocida también como “Santo Entierro”. Hace apenas 18 días y de
forma casual se encontró un documento autógrafo del escultor que hasta
entonces había custodiado el interior de la talla y que documenta,
además de su autoría, de dónde procede y para quienes se encargó esta
imagen .
Se trata de una imagen muy singular porque pertenece a la tipología escultórica denominada “cristos articulados” o “cristos del Descendimiento”. El Cristo yacente conserva un mecanismo para articular los brazos y cambiar su posición. Este tipo de imágenes articuladas se usaban en antiguos cultos del Descendimiento y Entierro de Cristo durante la Semana Santa. Al estar articuladas, la misma escultura se utilizaba en la escena de la Crucifixión y posteriormente en el Descendimiento. Los investigadores especializados aluden al origen medieval de estos ritos litúrgicos y de los cristos articulados (los más antiguos en España son el Cristo de los Gascones de Segovia y el Santo Cristo de Burgos). Este tipo de imágenes tiene su origen en cultos de centroeuropa pero tuvieron tanta devoción que se siguieron tallando imágenes de este tipo en siglos posteriores por toda España.
Precisamente muchas de estas imágenes de Cristos articulados se conservan en hermandades de la Vera Cruz o dedicadas al Santo Entierro. Con los cambios de liturgia y los cambios estéticos muchas de estas primitivas imágenes se sustituyeron, incluso a algunas se les quitó la articulación y se dejaron en una sola posición.
En la provincia de Cádiz se han conservado algunos ejemplos pero no llegan a la decena como por ejemplo el Santo Entierro de Puerto Real, el Cristo de las Ánimas de Tarifa o el Cristo yacente de la iglesia de San Francisco de Sanlúcar. Cada una de estas imágenes pueden ser de una época y estética diferente pero siempre tienen en común la función de poder ser articuladas y emplearse en las dos posiciones: crucificado y yacente.
Ahora se incorpora a este pequeño grupo este yacente conservado en la capilla del Santo Cristo de Chiclana y recién documentado.
El documento que albergaba esta talla en su pecho fue localizado el pasado 26 de junio por la restauradora Carmen Arias mientras realizaba una inspección ocular del deterioro de la imagen, autorizada por el Rvdo. P. Francisco Aragón, responsable de la Capilla del Santo Cristo. El estado de algunos ensambles es tal que uno de ellos se desprendió dejando ver su ahuecado interior. El video-endoscopio permitió constatar la existencia de un manuscrito a la altura del torso de la imagen que fue minuciosamente extraído.
Desde que se extrajo el documento un equipo de especialistas está colaborando para desentrañar las claves de este yacente articulado genovés. La profesora Mª Belén Piqueras de la Universidad de Cádiz realizó un análisis preliminar y trascribió el texto. Jesús Romero Montalbán autor del libro El cerro de Santa Ana. Historia y culto está realizando una búsqueda de documentación en el archivo parroquial. Por otro lado Diego Vidal Pérez, archivero municipal revisa los datos que aportan el documento extraído y el origen de la familia genovesa mencionada. Y la restauradora y máster en patrimonio Carmen Arias se encarga de la investigación de la talla a nivel artístico así como de la conservación de la imagen y del documento de autoría.
Una de las primeras conclusiones de estos estudios es la autoría de esta desconocida imagen, que como indica el manuscrito, fue realizada por un “maestro de nasión genovés” Andrea Cuesta, que era vecino de la villa y estaba casado con una chiclanera. Este desconocido genovés está activo en la última década del silgo XVII y también recibe otro encargo en otra iglesia de la villa de Chiclana en la primera década del siglo XVIII. La fecha de ejecución de la imagen del yacente sigue en estudio aunque se estima su ejecución finales del siglo XVII y principios del XVIII.
Los artistas genoveses afincados o nacidos en la bahía de Cádiz según recientes estudios pueden considerarse una “escuela” artística única, fruto del ambiente cosmopolita que se vivía en el setecientos, y ha dejado notables ejemplos de su calidad escultórica en el patrimonio artístico-religioso de la provincia.
La imagen del yacente fue encargada al genovés Andrea Cuesta por el mayordomo de la “ermanda de la soleda y del santo intierro, en el conbento del nuestro padre San Agustín” como indica el documento extraído. Esta desaparecida hermandad es la que aparece en otros legajos como Hermandad del Santo Entierro de Cristo Nuestro Señor la Soledad y su Santísima Madre en su Soledad y que efectivamente tenía su sede en el también desaparecido convento de San Agustín (conocido también por su advocación de San Martín) fundado por los agustinos ermitaños en 1577. Los ermitaños abandonaron este convento y la antigua iglesia de San Martín en 1778, cuando se establecen el convento de San Telmo. Meses más tarde se trasladó la parroquia de San Juan Bautista a las dependencias de la iglesia San Martín y lo que hasta entonces había sido el convento de San Agustín- ex convento de San Agustín porque las obras de la nueva iglesia neoclásica ya estaban iniciadas. Por el momento se desconoce qué pasó con la hermandad del Santo Entierro y la Soledad, hasta 1813 en que como ya escribió Romero Montalbán el Cabildo Municipal junto con el clero acuerdan retomar los cultos por el “abandono en que estaba la congregación o cofradía”. Es de suponer que la antigua iglesia de San Martín, que en su día también fue convento de San Agustín y luego sede de la Parroquia de San Juan Bautista, comenzara su decadencia a partir 1814. Por el momento se desconoce qué pasó con las cofradías que tenían en esta antigua iglesia su sede, como es el caso de la cofradía del Entierro de Cristo y su Santísima Madre en su Soledad. Hasta que hace unos días se confirmó que la imagen titular de esta antigua cofradía terminó conservándose en un templo muy cercano a su sede primitiva, la capilla del Santo Cristo.
El hallazgo del documento por tanto permite abrir nuevas líneas de investigación sobre la colonia de genoveses en Chiclana, la historia de la antigua hermandad del Entierro de Cristo y María en su Soledad así como la vinculación con el convento de agustinos ermitaños de San Agustín (ubicado en las inmediaciones de la calle Convento).
Además de la investigación histórica y el aspecto cultural que tiene tan singular imagen, otro factor importante a tener en cuenta es la conservación de la misma.
El Cristo Yacente articulado está padeciendo los problemas de la humedad que le transmite el muro lateral de la capilla. El brazo derecho está desprendido de la articulación del hombro aunque el izquierdo conserva todavía el antiguo sistema que permitía su articulación: un elemento metálico y piel de animal para permitir el movimiento. La escultura tiene las piernas ligeramente flexionadas, tobillos cruzados y tiene un singular nudo tallado en el centro del sudario.
Con el apoyo del párroco y de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Vera Cruz ya se ha llevado a cabo una consolidación de emergencia de la policromía así como una ventilación adecuada de la hornacina donde reposa actualmente este Cristo yacente articulado de factura genovesa, una singular obra devocional del patrimonio religioso chiclanero de principios del siglo XVIII.
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Se trata de una imagen muy singular porque pertenece a la tipología escultórica denominada “cristos articulados” o “cristos del Descendimiento”. El Cristo yacente conserva un mecanismo para articular los brazos y cambiar su posición. Este tipo de imágenes articuladas se usaban en antiguos cultos del Descendimiento y Entierro de Cristo durante la Semana Santa. Al estar articuladas, la misma escultura se utilizaba en la escena de la Crucifixión y posteriormente en el Descendimiento. Los investigadores especializados aluden al origen medieval de estos ritos litúrgicos y de los cristos articulados (los más antiguos en España son el Cristo de los Gascones de Segovia y el Santo Cristo de Burgos). Este tipo de imágenes tiene su origen en cultos de centroeuropa pero tuvieron tanta devoción que se siguieron tallando imágenes de este tipo en siglos posteriores por toda España.
Precisamente muchas de estas imágenes de Cristos articulados se conservan en hermandades de la Vera Cruz o dedicadas al Santo Entierro. Con los cambios de liturgia y los cambios estéticos muchas de estas primitivas imágenes se sustituyeron, incluso a algunas se les quitó la articulación y se dejaron en una sola posición.
En la provincia de Cádiz se han conservado algunos ejemplos pero no llegan a la decena como por ejemplo el Santo Entierro de Puerto Real, el Cristo de las Ánimas de Tarifa o el Cristo yacente de la iglesia de San Francisco de Sanlúcar. Cada una de estas imágenes pueden ser de una época y estética diferente pero siempre tienen en común la función de poder ser articuladas y emplearse en las dos posiciones: crucificado y yacente.
Ahora se incorpora a este pequeño grupo este yacente conservado en la capilla del Santo Cristo de Chiclana y recién documentado.
El documento que albergaba esta talla en su pecho fue localizado el pasado 26 de junio por la restauradora Carmen Arias mientras realizaba una inspección ocular del deterioro de la imagen, autorizada por el Rvdo. P. Francisco Aragón, responsable de la Capilla del Santo Cristo. El estado de algunos ensambles es tal que uno de ellos se desprendió dejando ver su ahuecado interior. El video-endoscopio permitió constatar la existencia de un manuscrito a la altura del torso de la imagen que fue minuciosamente extraído.
Desde que se extrajo el documento un equipo de especialistas está colaborando para desentrañar las claves de este yacente articulado genovés. La profesora Mª Belén Piqueras de la Universidad de Cádiz realizó un análisis preliminar y trascribió el texto. Jesús Romero Montalbán autor del libro El cerro de Santa Ana. Historia y culto está realizando una búsqueda de documentación en el archivo parroquial. Por otro lado Diego Vidal Pérez, archivero municipal revisa los datos que aportan el documento extraído y el origen de la familia genovesa mencionada. Y la restauradora y máster en patrimonio Carmen Arias se encarga de la investigación de la talla a nivel artístico así como de la conservación de la imagen y del documento de autoría.
Una de las primeras conclusiones de estos estudios es la autoría de esta desconocida imagen, que como indica el manuscrito, fue realizada por un “maestro de nasión genovés” Andrea Cuesta, que era vecino de la villa y estaba casado con una chiclanera. Este desconocido genovés está activo en la última década del silgo XVII y también recibe otro encargo en otra iglesia de la villa de Chiclana en la primera década del siglo XVIII. La fecha de ejecución de la imagen del yacente sigue en estudio aunque se estima su ejecución finales del siglo XVII y principios del XVIII.
Los artistas genoveses afincados o nacidos en la bahía de Cádiz según recientes estudios pueden considerarse una “escuela” artística única, fruto del ambiente cosmopolita que se vivía en el setecientos, y ha dejado notables ejemplos de su calidad escultórica en el patrimonio artístico-religioso de la provincia.
La imagen del yacente fue encargada al genovés Andrea Cuesta por el mayordomo de la “ermanda de la soleda y del santo intierro, en el conbento del nuestro padre San Agustín” como indica el documento extraído. Esta desaparecida hermandad es la que aparece en otros legajos como Hermandad del Santo Entierro de Cristo Nuestro Señor la Soledad y su Santísima Madre en su Soledad y que efectivamente tenía su sede en el también desaparecido convento de San Agustín (conocido también por su advocación de San Martín) fundado por los agustinos ermitaños en 1577. Los ermitaños abandonaron este convento y la antigua iglesia de San Martín en 1778, cuando se establecen el convento de San Telmo. Meses más tarde se trasladó la parroquia de San Juan Bautista a las dependencias de la iglesia San Martín y lo que hasta entonces había sido el convento de San Agustín- ex convento de San Agustín porque las obras de la nueva iglesia neoclásica ya estaban iniciadas. Por el momento se desconoce qué pasó con la hermandad del Santo Entierro y la Soledad, hasta 1813 en que como ya escribió Romero Montalbán el Cabildo Municipal junto con el clero acuerdan retomar los cultos por el “abandono en que estaba la congregación o cofradía”. Es de suponer que la antigua iglesia de San Martín, que en su día también fue convento de San Agustín y luego sede de la Parroquia de San Juan Bautista, comenzara su decadencia a partir 1814. Por el momento se desconoce qué pasó con las cofradías que tenían en esta antigua iglesia su sede, como es el caso de la cofradía del Entierro de Cristo y su Santísima Madre en su Soledad. Hasta que hace unos días se confirmó que la imagen titular de esta antigua cofradía terminó conservándose en un templo muy cercano a su sede primitiva, la capilla del Santo Cristo.
El hallazgo del documento por tanto permite abrir nuevas líneas de investigación sobre la colonia de genoveses en Chiclana, la historia de la antigua hermandad del Entierro de Cristo y María en su Soledad así como la vinculación con el convento de agustinos ermitaños de San Agustín (ubicado en las inmediaciones de la calle Convento).
Además de la investigación histórica y el aspecto cultural que tiene tan singular imagen, otro factor importante a tener en cuenta es la conservación de la misma.
El Cristo Yacente articulado está padeciendo los problemas de la humedad que le transmite el muro lateral de la capilla. El brazo derecho está desprendido de la articulación del hombro aunque el izquierdo conserva todavía el antiguo sistema que permitía su articulación: un elemento metálico y piel de animal para permitir el movimiento. La escultura tiene las piernas ligeramente flexionadas, tobillos cruzados y tiene un singular nudo tallado en el centro del sudario.
Con el apoyo del párroco y de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Vera Cruz ya se ha llevado a cabo una consolidación de emergencia de la policromía así como una ventilación adecuada de la hornacina donde reposa actualmente este Cristo yacente articulado de factura genovesa, una singular obra devocional del patrimonio religioso chiclanero de principios del siglo XVIII.
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En
la Capilla del Santo Cristo, sede de la Hermandad de la Vera Cruz se
conserva en un altar lateral una imagen que representa a Cristo yacente y
que es conocida también como “Santo Entierro”. Hace apenas 18 días y de
forma casual se encontró un documento autógrafo del escultor que hasta
entonces había custodiado el interior de la talla y que documenta,
además de su autoría, de dónde procede y para quienes se encargó esta
imagen .
Se trata de una imagen muy singular porque pertenece a la tipología escultórica denominada “cristos articulados” o “cristos del Descendimiento”. El Cristo yacente conserva un mecanismo para articular los brazos y cambiar su posición. Este tipo de imágenes articuladas se usaban en antiguos cultos del Descendimiento y Entierro de Cristo durante la Semana Santa. Al estar articuladas, la misma escultura se utilizaba en la escena de la Crucifixión y posteriormente en el Descendimiento. Los investigadores especializados aluden al origen medieval de estos ritos litúrgicos y de los cristos articulados (los más antiguos en España son el Cristo de los Gascones de Segovia y el Santo Cristo de Burgos). Este tipo de imágenes tiene su origen en cultos de centroeuropa pero tuvieron tanta devoción que se siguieron tallando imágenes de este tipo en siglos posteriores por toda España.
Precisamente muchas de estas imágenes de Cristos articulados se conservan en hermandades de la Vera Cruz o dedicadas al Santo Entierro. Con los cambios de liturgia y los cambios estéticos muchas de estas primitivas imágenes se sustituyeron, incluso a algunas se les quitó la articulación y se dejaron en una sola posición.
En la provincia de Cádiz se han conservado algunos ejemplos pero no llegan a la decena como por ejemplo el Santo Entierro de Puerto Real, el Cristo de las Ánimas de Tarifa o el Cristo yacente de la iglesia de San Francisco de Sanlúcar. Cada una de estas imágenes pueden ser de una época y estética diferente pero siempre tienen en común la función de poder ser articuladas y emplearse en las dos posiciones: crucificado y yacente.
Ahora se incorpora a este pequeño grupo este yacente conservado en la capilla del Santo Cristo de Chiclana y recién documentado.
El documento que albergaba esta talla en su pecho fue localizado el pasado 26 de junio por la restauradora Carmen Arias mientras realizaba una inspección ocular del deterioro de la imagen, autorizada por el Rvdo. P. Francisco Aragón, responsable de la Capilla del Santo Cristo. El estado de algunos ensambles es tal que uno de ellos se desprendió dejando ver su ahuecado interior. El video-endoscopio permitió constatar la existencia de un manuscrito a la altura del torso de la imagen que fue minuciosamente extraído.
Desde que se extrajo el documento un equipo de especialistas está colaborando para desentrañar las claves de este yacente articulado genovés. La profesora Mª Belén Piqueras de la Universidad de Cádiz realizó un análisis preliminar y trascribió el texto. Jesús Romero Montalbán autor del libro El cerro de Santa Ana. Historia y culto está realizando una búsqueda de documentación en el archivo parroquial. Por otro lado Diego Vidal Pérez, archivero municipal revisa los datos que aportan el documento extraído y el origen de la familia genovesa mencionada. Y la restauradora y máster en patrimonio Carmen Arias se encarga de la investigación de la talla a nivel artístico así como de la conservación de la imagen y del documento de autoría.
Una de las primeras conclusiones de estos estudios es la autoría de esta desconocida imagen, que como indica el manuscrito, fue realizada por un “maestro de nasión genovés” Andrea Cuesta, que era vecino de la villa y estaba casado con una chiclanera. Este desconocido genovés está activo en la última década del silgo XVII y también recibe otro encargo en otra iglesia de la villa de Chiclana en la primera década del siglo XVIII. La fecha de ejecución de la imagen del yacente sigue en estudio aunque se estima su ejecución finales del siglo XVII y principios del XVIII.
Los artistas genoveses afincados o nacidos en la bahía de Cádiz según recientes estudios pueden considerarse una “escuela” artística única, fruto del ambiente cosmopolita que se vivía en el setecientos, y ha dejado notables ejemplos de su calidad escultórica en el patrimonio artístico-religioso de la provincia.
La imagen del yacente fue encargada al genovés Andrea Cuesta por el mayordomo de la “ermanda de la soleda y del santo intierro, en el conbento del nuestro padre San Agustín” como indica el documento extraído. Esta desaparecida hermandad es la que aparece en otros legajos como Hermandad del Santo Entierro de Cristo Nuestro Señor la Soledad y su Santísima Madre en su Soledad y que efectivamente tenía su sede en el también desaparecido convento de San Agustín (conocido también por su advocación de San Martín) fundado por los agustinos ermitaños en 1577. Los ermitaños abandonaron este convento y la antigua iglesia de San Martín en 1778, cuando se establecen el convento de San Telmo. Meses más tarde se trasladó la parroquia de San Juan Bautista a las dependencias de la iglesia San Martín y lo que hasta entonces había sido el convento de San Agustín- ex convento de San Agustín porque las obras de la nueva iglesia neoclásica ya estaban iniciadas. Por el momento se desconoce qué pasó con la hermandad del Santo Entierro y la Soledad, hasta 1813 en que como ya escribió Romero Montalbán el Cabildo Municipal junto con el clero acuerdan retomar los cultos por el “abandono en que estaba la congregación o cofradía”. Es de suponer que la antigua iglesia de San Martín, que en su día también fue convento de San Agustín y luego sede de la Parroquia de San Juan Bautista, comenzara su decadencia a partir 1814. Por el momento se desconoce qué pasó con las cofradías que tenían en esta antigua iglesia su sede, como es el caso de la cofradía del Entierro de Cristo y su Santísima Madre en su Soledad. Hasta que hace unos días se confirmó que la imagen titular de esta antigua cofradía terminó conservándose en un templo muy cercano a su sede primitiva, la capilla del Santo Cristo.
El hallazgo del documento por tanto permite abrir nuevas líneas de investigación sobre la colonia de genoveses en Chiclana, la historia de la antigua hermandad del Entierro de Cristo y María en su Soledad así como la vinculación con el convento de agustinos ermitaños de San Agustín (ubicado en las inmediaciones de la calle Convento).
Además de la investigación histórica y el aspecto cultural que tiene tan singular imagen, otro factor importante a tener en cuenta es la conservación de la misma.
El Cristo Yacente articulado está padeciendo los problemas de la humedad que le transmite el muro lateral de la capilla. El brazo derecho está desprendido de la articulación del hombro aunque el izquierdo conserva todavía el antiguo sistema que permitía su articulación: un elemento metálico y piel de animal para permitir el movimiento. La escultura tiene las piernas ligeramente flexionadas, tobillos cruzados y tiene un singular nudo tallado en el centro del sudario.
Con el apoyo del párroco y de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Vera Cruz ya se ha llevado a cabo una consolidación de emergencia de la policromía así como una ventilación adecuada de la hornacina donde reposa actualmente este Cristo yacente articulado de factura genovesa, una singular obra devocional del patrimonio religioso chiclanero de principios del siglo XVIII.
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Se trata de una imagen muy singular porque pertenece a la tipología escultórica denominada “cristos articulados” o “cristos del Descendimiento”. El Cristo yacente conserva un mecanismo para articular los brazos y cambiar su posición. Este tipo de imágenes articuladas se usaban en antiguos cultos del Descendimiento y Entierro de Cristo durante la Semana Santa. Al estar articuladas, la misma escultura se utilizaba en la escena de la Crucifixión y posteriormente en el Descendimiento. Los investigadores especializados aluden al origen medieval de estos ritos litúrgicos y de los cristos articulados (los más antiguos en España son el Cristo de los Gascones de Segovia y el Santo Cristo de Burgos). Este tipo de imágenes tiene su origen en cultos de centroeuropa pero tuvieron tanta devoción que se siguieron tallando imágenes de este tipo en siglos posteriores por toda España.
Precisamente muchas de estas imágenes de Cristos articulados se conservan en hermandades de la Vera Cruz o dedicadas al Santo Entierro. Con los cambios de liturgia y los cambios estéticos muchas de estas primitivas imágenes se sustituyeron, incluso a algunas se les quitó la articulación y se dejaron en una sola posición.
En la provincia de Cádiz se han conservado algunos ejemplos pero no llegan a la decena como por ejemplo el Santo Entierro de Puerto Real, el Cristo de las Ánimas de Tarifa o el Cristo yacente de la iglesia de San Francisco de Sanlúcar. Cada una de estas imágenes pueden ser de una época y estética diferente pero siempre tienen en común la función de poder ser articuladas y emplearse en las dos posiciones: crucificado y yacente.
Ahora se incorpora a este pequeño grupo este yacente conservado en la capilla del Santo Cristo de Chiclana y recién documentado.
El documento que albergaba esta talla en su pecho fue localizado el pasado 26 de junio por la restauradora Carmen Arias mientras realizaba una inspección ocular del deterioro de la imagen, autorizada por el Rvdo. P. Francisco Aragón, responsable de la Capilla del Santo Cristo. El estado de algunos ensambles es tal que uno de ellos se desprendió dejando ver su ahuecado interior. El video-endoscopio permitió constatar la existencia de un manuscrito a la altura del torso de la imagen que fue minuciosamente extraído.
Desde que se extrajo el documento un equipo de especialistas está colaborando para desentrañar las claves de este yacente articulado genovés. La profesora Mª Belén Piqueras de la Universidad de Cádiz realizó un análisis preliminar y trascribió el texto. Jesús Romero Montalbán autor del libro El cerro de Santa Ana. Historia y culto está realizando una búsqueda de documentación en el archivo parroquial. Por otro lado Diego Vidal Pérez, archivero municipal revisa los datos que aportan el documento extraído y el origen de la familia genovesa mencionada. Y la restauradora y máster en patrimonio Carmen Arias se encarga de la investigación de la talla a nivel artístico así como de la conservación de la imagen y del documento de autoría.
Una de las primeras conclusiones de estos estudios es la autoría de esta desconocida imagen, que como indica el manuscrito, fue realizada por un “maestro de nasión genovés” Andrea Cuesta, que era vecino de la villa y estaba casado con una chiclanera. Este desconocido genovés está activo en la última década del silgo XVII y también recibe otro encargo en otra iglesia de la villa de Chiclana en la primera década del siglo XVIII. La fecha de ejecución de la imagen del yacente sigue en estudio aunque se estima su ejecución finales del siglo XVII y principios del XVIII.
Los artistas genoveses afincados o nacidos en la bahía de Cádiz según recientes estudios pueden considerarse una “escuela” artística única, fruto del ambiente cosmopolita que se vivía en el setecientos, y ha dejado notables ejemplos de su calidad escultórica en el patrimonio artístico-religioso de la provincia.
La imagen del yacente fue encargada al genovés Andrea Cuesta por el mayordomo de la “ermanda de la soleda y del santo intierro, en el conbento del nuestro padre San Agustín” como indica el documento extraído. Esta desaparecida hermandad es la que aparece en otros legajos como Hermandad del Santo Entierro de Cristo Nuestro Señor la Soledad y su Santísima Madre en su Soledad y que efectivamente tenía su sede en el también desaparecido convento de San Agustín (conocido también por su advocación de San Martín) fundado por los agustinos ermitaños en 1577. Los ermitaños abandonaron este convento y la antigua iglesia de San Martín en 1778, cuando se establecen el convento de San Telmo. Meses más tarde se trasladó la parroquia de San Juan Bautista a las dependencias de la iglesia San Martín y lo que hasta entonces había sido el convento de San Agustín- ex convento de San Agustín porque las obras de la nueva iglesia neoclásica ya estaban iniciadas. Por el momento se desconoce qué pasó con la hermandad del Santo Entierro y la Soledad, hasta 1813 en que como ya escribió Romero Montalbán el Cabildo Municipal junto con el clero acuerdan retomar los cultos por el “abandono en que estaba la congregación o cofradía”. Es de suponer que la antigua iglesia de San Martín, que en su día también fue convento de San Agustín y luego sede de la Parroquia de San Juan Bautista, comenzara su decadencia a partir 1814. Por el momento se desconoce qué pasó con las cofradías que tenían en esta antigua iglesia su sede, como es el caso de la cofradía del Entierro de Cristo y su Santísima Madre en su Soledad. Hasta que hace unos días se confirmó que la imagen titular de esta antigua cofradía terminó conservándose en un templo muy cercano a su sede primitiva, la capilla del Santo Cristo.
El hallazgo del documento por tanto permite abrir nuevas líneas de investigación sobre la colonia de genoveses en Chiclana, la historia de la antigua hermandad del Entierro de Cristo y María en su Soledad así como la vinculación con el convento de agustinos ermitaños de San Agustín (ubicado en las inmediaciones de la calle Convento).
Además de la investigación histórica y el aspecto cultural que tiene tan singular imagen, otro factor importante a tener en cuenta es la conservación de la misma.
El Cristo Yacente articulado está padeciendo los problemas de la humedad que le transmite el muro lateral de la capilla. El brazo derecho está desprendido de la articulación del hombro aunque el izquierdo conserva todavía el antiguo sistema que permitía su articulación: un elemento metálico y piel de animal para permitir el movimiento. La escultura tiene las piernas ligeramente flexionadas, tobillos cruzados y tiene un singular nudo tallado en el centro del sudario.
Con el apoyo del párroco y de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Vera Cruz ya se ha llevado a cabo una consolidación de emergencia de la policromía así como una ventilación adecuada de la hornacina donde reposa actualmente este Cristo yacente articulado de factura genovesa, una singular obra devocional del patrimonio religioso chiclanero de principios del siglo XVIII.
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En
la Capilla del Santo Cristo, sede de la Hermandad de la Vera Cruz se
conserva en un altar lateral una imagen que representa a Cristo yacente y
que es conocida también como “Santo Entierro”. Hace apenas 18 días y de
forma casual se encontró un documento autógrafo del escultor que hasta
entonces había custodiado el interior de la talla y que documenta,
además de su autoría, de dónde procede y para quienes se encargó esta
imagen .
Se trata de una imagen muy singular porque pertenece a la tipología escultórica denominada “cristos articulados” o “cristos del Descendimiento”. El Cristo yacente conserva un mecanismo para articular los brazos y cambiar su posición. Este tipo de imágenes articuladas se usaban en antiguos cultos del Descendimiento y Entierro de Cristo durante la Semana Santa. Al estar articuladas, la misma escultura se utilizaba en la escena de la Crucifixión y posteriormente en el Descendimiento. Los investigadores especializados aluden al origen medieval de estos ritos litúrgicos y de los cristos articulados (los más antiguos en España son el Cristo de los Gascones de Segovia y el Santo Cristo de Burgos). Este tipo de imágenes tiene su origen en cultos de centroeuropa pero tuvieron tanta devoción que se siguieron tallando imágenes de este tipo en siglos posteriores por toda España.
Precisamente muchas de estas imágenes de Cristos articulados se conservan en hermandades de la Vera Cruz o dedicadas al Santo Entierro. Con los cambios de liturgia y los cambios estéticos muchas de estas primitivas imágenes se sustituyeron, incluso a algunas se les quitó la articulación y se dejaron en una sola posición.
En la provincia de Cádiz se han conservado algunos ejemplos pero no llegan a la decena como por ejemplo el Santo Entierro de Puerto Real, el Cristo de las Ánimas de Tarifa o el Cristo yacente de la iglesia de San Francisco de Sanlúcar. Cada una de estas imágenes pueden ser de una época y estética diferente pero siempre tienen en común la función de poder ser articuladas y emplearse en las dos posiciones: crucificado y yacente.
Ahora se incorpora a este pequeño grupo este yacente conservado en la capilla del Santo Cristo de Chiclana y recién documentado.
El documento que albergaba esta talla en su pecho fue localizado el pasado 26 de junio por la restauradora Carmen Arias mientras realizaba una inspección ocular del deterioro de la imagen, autorizada por el Rvdo. P. Francisco Aragón, responsable de la Capilla del Santo Cristo. El estado de algunos ensambles es tal que uno de ellos se desprendió dejando ver su ahuecado interior. El video-endoscopio permitió constatar la existencia de un manuscrito a la altura del torso de la imagen que fue minuciosamente extraído.
Desde que se extrajo el documento un equipo de especialistas está colaborando para desentrañar las claves de este yacente articulado genovés. La profesora Mª Belén Piqueras de la Universidad de Cádiz realizó un análisis preliminar y trascribió el texto. Jesús Romero Montalbán autor del libro El cerro de Santa Ana. Historia y culto está realizando una búsqueda de documentación en el archivo parroquial. Por otro lado Diego Vidal Pérez, archivero municipal revisa los datos que aportan el documento extraído y el origen de la familia genovesa mencionada. Y la restauradora y máster en patrimonio Carmen Arias se encarga de la investigación de la talla a nivel artístico así como de la conservación de la imagen y del documento de autoría.
Una de las primeras conclusiones de estos estudios es la autoría de esta desconocida imagen, que como indica el manuscrito, fue realizada por un “maestro de nasión genovés” Andrea Cuesta, que era vecino de la villa y estaba casado con una chiclanera. Este desconocido genovés está activo en la última década del silgo XVII y también recibe otro encargo en otra iglesia de la villa de Chiclana en la primera década del siglo XVIII. La fecha de ejecución de la imagen del yacente sigue en estudio aunque se estima su ejecución finales del siglo XVII y principios del XVIII.
Los artistas genoveses afincados o nacidos en la bahía de Cádiz según recientes estudios pueden considerarse una “escuela” artística única, fruto del ambiente cosmopolita que se vivía en el setecientos, y ha dejado notables ejemplos de su calidad escultórica en el patrimonio artístico-religioso de la provincia.
La imagen del yacente fue encargada al genovés Andrea Cuesta por el mayordomo de la “ermanda de la soleda y del santo intierro, en el conbento del nuestro padre San Agustín” como indica el documento extraído. Esta desaparecida hermandad es la que aparece en otros legajos como Hermandad del Santo Entierro de Cristo Nuestro Señor la Soledad y su Santísima Madre en su Soledad y que efectivamente tenía su sede en el también desaparecido convento de San Agustín (conocido también por su advocación de San Martín) fundado por los agustinos ermitaños en 1577. Los ermitaños abandonaron este convento y la antigua iglesia de San Martín en 1778, cuando se establecen el convento de San Telmo. Meses más tarde se trasladó la parroquia de San Juan Bautista a las dependencias de la iglesia San Martín y lo que hasta entonces había sido el convento de San Agustín- ex convento de San Agustín porque las obras de la nueva iglesia neoclásica ya estaban iniciadas. Por el momento se desconoce qué pasó con la hermandad del Santo Entierro y la Soledad, hasta 1813 en que como ya escribió Romero Montalbán el Cabildo Municipal junto con el clero acuerdan retomar los cultos por el “abandono en que estaba la congregación o cofradía”. Es de suponer que la antigua iglesia de San Martín, que en su día también fue convento de San Agustín y luego sede de la Parroquia de San Juan Bautista, comenzara su decadencia a partir 1814. Por el momento se desconoce qué pasó con las cofradías que tenían en esta antigua iglesia su sede, como es el caso de la cofradía del Entierro de Cristo y su Santísima Madre en su Soledad. Hasta que hace unos días se confirmó que la imagen titular de esta antigua cofradía terminó conservándose en un templo muy cercano a su sede primitiva, la capilla del Santo Cristo.
El hallazgo del documento por tanto permite abrir nuevas líneas de investigación sobre la colonia de genoveses en Chiclana, la historia de la antigua hermandad del Entierro de Cristo y María en su Soledad así como la vinculación con el convento de agustinos ermitaños de San Agustín (ubicado en las inmediaciones de la calle Convento).
Además de la investigación histórica y el aspecto cultural que tiene tan singular imagen, otro factor importante a tener en cuenta es la conservación de la misma.
El Cristo Yacente articulado está padeciendo los problemas de la humedad que le transmite el muro lateral de la capilla. El brazo derecho está desprendido de la articulación del hombro aunque el izquierdo conserva todavía el antiguo sistema que permitía su articulación: un elemento metálico y piel de animal para permitir el movimiento. La escultura tiene las piernas ligeramente flexionadas, tobillos cruzados y tiene un singular nudo tallado en el centro del sudario.
Con el apoyo del párroco y de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Vera Cruz ya se ha llevado a cabo una consolidación de emergencia de la policromía así como una ventilación adecuada de la hornacina donde reposa actualmente este Cristo yacente articulado de factura genovesa, una singular obra devocional del patrimonio religioso chiclanero de principios del siglo XVIII.
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Se trata de una imagen muy singular porque pertenece a la tipología escultórica denominada “cristos articulados” o “cristos del Descendimiento”. El Cristo yacente conserva un mecanismo para articular los brazos y cambiar su posición. Este tipo de imágenes articuladas se usaban en antiguos cultos del Descendimiento y Entierro de Cristo durante la Semana Santa. Al estar articuladas, la misma escultura se utilizaba en la escena de la Crucifixión y posteriormente en el Descendimiento. Los investigadores especializados aluden al origen medieval de estos ritos litúrgicos y de los cristos articulados (los más antiguos en España son el Cristo de los Gascones de Segovia y el Santo Cristo de Burgos). Este tipo de imágenes tiene su origen en cultos de centroeuropa pero tuvieron tanta devoción que se siguieron tallando imágenes de este tipo en siglos posteriores por toda España.
Precisamente muchas de estas imágenes de Cristos articulados se conservan en hermandades de la Vera Cruz o dedicadas al Santo Entierro. Con los cambios de liturgia y los cambios estéticos muchas de estas primitivas imágenes se sustituyeron, incluso a algunas se les quitó la articulación y se dejaron en una sola posición.
En la provincia de Cádiz se han conservado algunos ejemplos pero no llegan a la decena como por ejemplo el Santo Entierro de Puerto Real, el Cristo de las Ánimas de Tarifa o el Cristo yacente de la iglesia de San Francisco de Sanlúcar. Cada una de estas imágenes pueden ser de una época y estética diferente pero siempre tienen en común la función de poder ser articuladas y emplearse en las dos posiciones: crucificado y yacente.
Ahora se incorpora a este pequeño grupo este yacente conservado en la capilla del Santo Cristo de Chiclana y recién documentado.
El documento que albergaba esta talla en su pecho fue localizado el pasado 26 de junio por la restauradora Carmen Arias mientras realizaba una inspección ocular del deterioro de la imagen, autorizada por el Rvdo. P. Francisco Aragón, responsable de la Capilla del Santo Cristo. El estado de algunos ensambles es tal que uno de ellos se desprendió dejando ver su ahuecado interior. El video-endoscopio permitió constatar la existencia de un manuscrito a la altura del torso de la imagen que fue minuciosamente extraído.
Desde que se extrajo el documento un equipo de especialistas está colaborando para desentrañar las claves de este yacente articulado genovés. La profesora Mª Belén Piqueras de la Universidad de Cádiz realizó un análisis preliminar y trascribió el texto. Jesús Romero Montalbán autor del libro El cerro de Santa Ana. Historia y culto está realizando una búsqueda de documentación en el archivo parroquial. Por otro lado Diego Vidal Pérez, archivero municipal revisa los datos que aportan el documento extraído y el origen de la familia genovesa mencionada. Y la restauradora y máster en patrimonio Carmen Arias se encarga de la investigación de la talla a nivel artístico así como de la conservación de la imagen y del documento de autoría.
Una de las primeras conclusiones de estos estudios es la autoría de esta desconocida imagen, que como indica el manuscrito, fue realizada por un “maestro de nasión genovés” Andrea Cuesta, que era vecino de la villa y estaba casado con una chiclanera. Este desconocido genovés está activo en la última década del silgo XVII y también recibe otro encargo en otra iglesia de la villa de Chiclana en la primera década del siglo XVIII. La fecha de ejecución de la imagen del yacente sigue en estudio aunque se estima su ejecución finales del siglo XVII y principios del XVIII.
Los artistas genoveses afincados o nacidos en la bahía de Cádiz según recientes estudios pueden considerarse una “escuela” artística única, fruto del ambiente cosmopolita que se vivía en el setecientos, y ha dejado notables ejemplos de su calidad escultórica en el patrimonio artístico-religioso de la provincia.
La imagen del yacente fue encargada al genovés Andrea Cuesta por el mayordomo de la “ermanda de la soleda y del santo intierro, en el conbento del nuestro padre San Agustín” como indica el documento extraído. Esta desaparecida hermandad es la que aparece en otros legajos como Hermandad del Santo Entierro de Cristo Nuestro Señor la Soledad y su Santísima Madre en su Soledad y que efectivamente tenía su sede en el también desaparecido convento de San Agustín (conocido también por su advocación de San Martín) fundado por los agustinos ermitaños en 1577. Los ermitaños abandonaron este convento y la antigua iglesia de San Martín en 1778, cuando se establecen el convento de San Telmo. Meses más tarde se trasladó la parroquia de San Juan Bautista a las dependencias de la iglesia San Martín y lo que hasta entonces había sido el convento de San Agustín- ex convento de San Agustín porque las obras de la nueva iglesia neoclásica ya estaban iniciadas. Por el momento se desconoce qué pasó con la hermandad del Santo Entierro y la Soledad, hasta 1813 en que como ya escribió Romero Montalbán el Cabildo Municipal junto con el clero acuerdan retomar los cultos por el “abandono en que estaba la congregación o cofradía”. Es de suponer que la antigua iglesia de San Martín, que en su día también fue convento de San Agustín y luego sede de la Parroquia de San Juan Bautista, comenzara su decadencia a partir 1814. Por el momento se desconoce qué pasó con las cofradías que tenían en esta antigua iglesia su sede, como es el caso de la cofradía del Entierro de Cristo y su Santísima Madre en su Soledad. Hasta que hace unos días se confirmó que la imagen titular de esta antigua cofradía terminó conservándose en un templo muy cercano a su sede primitiva, la capilla del Santo Cristo.
El hallazgo del documento por tanto permite abrir nuevas líneas de investigación sobre la colonia de genoveses en Chiclana, la historia de la antigua hermandad del Entierro de Cristo y María en su Soledad así como la vinculación con el convento de agustinos ermitaños de San Agustín (ubicado en las inmediaciones de la calle Convento).
Además de la investigación histórica y el aspecto cultural que tiene tan singular imagen, otro factor importante a tener en cuenta es la conservación de la misma.
El Cristo Yacente articulado está padeciendo los problemas de la humedad que le transmite el muro lateral de la capilla. El brazo derecho está desprendido de la articulación del hombro aunque el izquierdo conserva todavía el antiguo sistema que permitía su articulación: un elemento metálico y piel de animal para permitir el movimiento. La escultura tiene las piernas ligeramente flexionadas, tobillos cruzados y tiene un singular nudo tallado en el centro del sudario.
Con el apoyo del párroco y de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Vera Cruz ya se ha llevado a cabo una consolidación de emergencia de la policromía así como una ventilación adecuada de la hornacina donde reposa actualmente este Cristo yacente articulado de factura genovesa, una singular obra devocional del patrimonio religioso chiclanero de principios del siglo XVIII.
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