Esther Mª Ojeda. La Hermandad del Huerto es sin duda una de las corporaciones más antiguas de cuantas existen en nuestra ciudad, con unos orígenes que se remontan hasta el siglo XVII, constituyéndose en la Parroquia de San Nicolás y San Eulogio de la Ajerquía, hasta que la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Oración en el Huerto – que entonces se encontraba en el interior de una urna de cristal – fue trasladada a la parroquia de San Francisco y San Eulogio. Fue en ese momento de la historia de la cofradía cuando a ella se incorporaron las tallas de Nuestro Padre Jesús Preso y Amarrado a la Columna, anteriormente conocido como Nuestro Padre Jesús de las Penas y una antigua dolorosa, realizada en torno al siglo XVII, bajo la advocación de María Santísima del Dolor.
Sin embargo y al igual que en otros tantos casos, la corporación de San Francisco hubo de hacer frente a épocas de crisis hacia los últimos años de siglo XVIII, motivo por el cual las imágenes del Señor de la Oración en el Huerto y María Santísima del Dolor aparecen por última vez en la reglamentaria procesión del Jueves Santo en el año 1797. Con esto, llegarían años difíciles durante los que también la economía de la cofradía se vería enormemente resentida llegando incluso a disolverse, razones ambas por las que los vecinos del barrio decidieron hacer una serie de donaciones que asimismo permitieron que sendos titulares siguieran recibiendo culto en San Nicolás y San Eulogio de la Ajerquía.
A partir de ese momento, la hermandad pudo reanudar una historia en la que siguieron sucediéndose distintos períodos de decadencia – comentados en anteriores publicaciones de Gente de Paz – comenzando una revitalización importante hacia finales de la década de 1930, que a pesar de la relevancia alcanzada por la titular de la corporación en tiempos pretéritos, no contó este nuevo resurgir con su presencia, posponiendo su incorporación hasta mediados de los 40 para finalmente cambiar su antigua advocación por la de Nuestra Señora de los Dolores Gozosos.
La antigua dolorosa de la Hermandad del Huerto constituye para muchos un enigma, teniendo en cuenta los pocos datos que se han obtenido de dicha imagen a pesar de haber tenido un papel trascendental en el seno de la cofradía. Esto es fácilmente deducible si tomamos en consideración los esfuerzos de los fieles que se no dudaron en hacer sus aportaciones económicas para ayudar a mantener el culto a las imágenes tanto del Señor de la Oración en el Huerto como a la de Nuestra Señora de los Dolores Gozosos durante las primeras crisis, tal y como se explicaba previamente.
Asimismo y como prueban las fotografías que ilustran este artículo, la primitiva titular mariana tuvo la oportunidad de convertirse en objeto de atención y cariño de sus devotos al haber sido expuesta en solemne besamanos. Además estuvo presente en las diversas salidas procesionales realizadas por la hermandad – en un paso que, como se puede apreciar, carecía de palio – hasta la última disolución de esta ya en el año 1963, habiendo llegado incluso a realizar estación de penitencia por el interior del Patio de los Naranjos a principios de la dicha década.
A pesar de las atenciones de las que, como titular de la corporación, pudo disfrutar la Santísima Virgen durante sus largos años como parte indispensable de la cofradía, la desaparición de la Hermandad del Huerto sumada al avanzado estado de deterioro en que se encontraba la antigua talla de Nuestra Señora de los Dolores Gozosos fomentó que la imagen nunca más volviese a formar parte del desfile procesional. Dadas las circunstancias, cuando la hermandad fue refundada definitivamente once años más tarde, a la cofradía no le quedó más remedio que ponerse en contacto con el imaginero cordobés Antonio Rubio para encargar una nueva dolorosa, tallada en 1974.
Con esta sustitución en cuanto a la titular mariana de la cofradía, la Virgen de los Dolores Gozosos pasaba a formar parte de la historia de la Hermandad del Huerto hasta caer prácticamente en el olvido para una gran cantidad de cofrades. Y así fue hasta que en el año 2016, la corporación se decidía a encomendar al imaginero sevillano José Antonio Navarro Arteaga la hechura de la que sería su titular de Gloria: la Virgen del Amparo. Este fue un trabajo sin duda especial puesto que para ello su autor debió emplear tanto la mascarilla como las manos de la antigua imagen de Nuestra Señora de los Dolores Gozosos, recuperando con este proceso una parte muy importante de su pasado y obteniendo como resultado una hermosa imagen completa, policromada y estofada que pudimos ver por primera vez en procesión el 15 de enero de ese mismo año.
Fotografía Alto Guadalquivir