Hay una mirada que todo lo puede, que te deshace las palabras, que se escapa del hastío cruel del verano sobre el asfalto, que te agita la respiración... Todo lo bueno y todo lo malo se funden en el asombro y ya, no hay nada más que Ella.
Así se queda uno frente a la Imagen, que no ante la hierofanía, porque es la misma Madre, no una representación de...
Les hablo de la Esperanza Macarena. De esa Virgen que en estos días ya viste de blanco. Con saya, con manto, ambos contienen bordados del antiguo palio de Rodríguez Ojeda, las mariquillas de Joselito, la corona de Dalmas, la toca de sobremanto que le hiciera Fernández y Enríquez, la medalla de Pablo VI y la de Sevilla, el fajín tradicional, tres broches (el de la Virgen del Carmen de San Gil, la Pastora de Capuchinos y San Roque).
Todo eso lleva la Estrella de la Mañana. Todo y, con todo, tan engalanada, tan brillante, tan Ella... La Esperanza, con solo mirarla te roba el aliento, te saca de la piel lo que llevas dentro, te alivia el calor y te saca el sonrojo. Todo y nada, alfa y omega.
Blas Jesús Muñoz
Fuente Fotográfica
