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domingo, 6 de julio de 2014

La Soledad de San Buenaventura, de blanco y con corona


La Soledad de San Buenaventura vuelve a sorprender en el tiempo estival. Desde que José Antonio Grande de León iniciara la segunda etapa como vestidor de la dolorosa de Gabriel de Astorga, ha tenido un cambio considerable, sacando lo mejor de la imagen.

Lo hizo en el besamanos de la Inmaculada, de hebrea y en la Semana Santa. De nuevo la Virgen protagoniza una curiosa estampa y a su vez histórica que podrá ser admirada durante el periodo veraniego.

De blanco, acorde al tiempo en el que nos encontramos, con la peculiaridad que porta una corona en vez de cualquiera de las diademas que posee en su ajuar. Se trata de una donación de un particular que ha querido regalar a la Virgen de la Soledad la presea que luce en su altar de culto.

Es la primera vez que se muestra así en el lugar de San Buenaventura que permanece a lo largo del año. Tan solo una vez antes lució una corona, fue en el besamanos del año 2002, con una pieza cedida por la hermandad de San Esteban.

Continúa con la idea romántica que la hermandad desea mantener. La posición de las manos varia con respecto a como fue vista en Cuaresma o el Viernes Santo. A lo largo de su existencia, la Soledad ha tenido diferentes maneras, ninguna fija.

El conjunto lo completa el tocado de encaje sobre lentejuelas de oro y el manto y saya blanca bordada que deja una nueva apariencia para la historia de la Virgen de la Soledad. 

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