Ilusión, emoción, nervios, felicidad, satisfacción… Momentos antes de que la Virgen del Carmen Coronada pasara frente a nuestro balcón, allí la esperábamos impacientes, como queriendo que Ella nos diese el visto bueno al trabajo realizado. Dos advocaciones y un gran regalo, que une a las órdenes Carmelita y Mercedaria, el escapulario protector que la santísima virgen dejó en manos de San Simón Stock y San Pedro Nolasco. Esto fue lo que se quiso representar en nuestro balcón, la unión entre ambas órdenes cuyo eje es el amor a nuestra madre.
Escoltando el balcón central donde aparecía (bajo un cortinaje glorioso, flores, oro, etc,) la Reina del Carmelo cordobés, dos colgaduras, una con un óvalo de la Virgen entregando el escapulario carmelita y la otra entregando el mercedario. Nuestro deseo era reflejar ese vínculo y expresar nuestro más sincero amor a la Madre de Dios bajo estas dos advocaciones protectoras. Cuando el paso quedó unos momentos detenido frente a nuestro balcón supimos que el trabajo había merecido la pena, que la virgen sabía que todo lo realizado era por Ella y que el premio más que nada era su hermosa presencia.
Me gustaría agradecer desde aquí la acogida y el cariño de Doña Lola Peña, o como a ella le gusta que la llamemos, Lolita, que desde el primer momento nos abrió la puerta de su casa y de su corazón. Durante estos días ha sido una más de nuestro Grupo Joven y hemos vividos grandes momentos con ella.
La Juventud Mercedaria de nuevo ha sabido estar a la altura y simplemente sabiendo que lo hemos hecho con amor, María, la flor más bella del Carmelo y libertadora de nuestro corazón nos premiará con más amor si cabe.
Escrito y Fotografías cedidas por
Diputación de Juventud
de la Hermandad Sacramental de la Merced