José Barea. El mundo de las cornetas y tambores no fue siempre como lo hemos conocido hoy en día, con esa diversidad de instrumentos y protagonismo de otros que difieren del título original del subgénero. Hace varias décadas, en este tipo de bandas sólo existían estos dos tipos de instrumentos: cornetas, y tambores. Actualmente, alguna banda permanece fiel a ese estilo, pero son minoría. Por citar algún ejemplo, la Centuria Macarena o Esencia de Sevilla, la Banda de los Bomberos de Málaga, idearia y fundadora del estilo de cornetas y tambores, o la jovencísima Merced de Huelva, son alguns formaciones que aún interpretan música cofrade según nació en Málaga, tal y como se indicaba anteriormente, de la mano de compositores como Alberto Escámez.
Quizá un punto de inflexión en el devenir del estilo de la corneta y el tambor tuvo como protagonista a la Banda de Cornetas y Tambores de las Cigarreras de Sevilla. En la capital de Andalucía habían acogido el géner de las bandas de cornetas y tambores según era concebido en el resto del territorio, es decir, siguiendo la línea de los Bomberos y con la presencia de muchas marchas de Escámez que, aún hoy, permanecen en casi cualquier repertorio de las bandas hispalenses. Pero la Banda de las Cigarreras, innovadora en tantas cosas durante muchísimos años, también lo fue en la adición de nuevos instrumentos a la plantilla de las bandas de cornetas y tambores que diferían de ambos, proporcionándole de una enjundia y profundidad musical totalmente distinto a lo que se conocía hasta la época. Una marcha que representa el cúlmen de ese cambio puede ser Amor de Madre -también "Y Tú, Estrella", que incluso es anterior-, obra de Francisco González Ríos, uno de los principales "culpables" de esta transición hacia las bandas de cornetas y tambores de la actualidad, fue estrenada en el año 1991 e incluida en el trabajo discográfico de la banda sevillana titulado "Sentimiento", que se lanzó en el año 1992.
Llama poderosamente la atención como, tal y como se puede observar en el vídeo, una vez finalizada la interpretación de Amor de Madre, muchos componentes se dirigen a abrazar a Francisco González Ríos para felicitarle por el estreno. Probablemente ellos no serían conscientes, pero ese preciso momento fue el punto de inflexión que supuso la apertura de una puerta que condujo a las formaciones del género a divisar horizontes nuevos e inexplorados, que rápidamente se extenderían por toda nuestra geografía hasta llegar a la hegemonía actual, en la que contadas bandas de cornetas permanecen fieles al primigéneo estilo. Así las cosas, se demuestra una vez más que las Cigarreras ha sido una banda que, en lo que respecta a innovación, instrumentación y búsqueda de la perfección musical, ha ido varios metros por delante de todas las demás formaciones.
Quédense con lo antiguo, quédense con lo moderno o, como un servidor, amen las dos formas de concebir el mundo de las bandas de cornetas y tambores. Pero hay que reconocer y valorar que fue la Banda de las Cigarreras la que revolucionó -y continúa haciéndolo año tras año- el género musical cofrade. Chapeau por ellos.