Aprovechamos
el Candelabro de Cola de hoy para enumerar una serie de circunstancias que
componen una casuística que, cuanto menos, podríamos calificar de “curiosa”
protagonizada por nuestras Cofradías o por personas directamente vinculadas a
las mismas. Relacionamos un número limitado con el compromiso de que si el
artículo tiene notable éxito (es decir, si somos capaces de meterlo en el podio
de los más leídos al final de la semana) redactaremos la segunda parte. Así
pues, nos atrevemos a decir que, se ponga el personal como se ponga, NO ES NORMAL QUE:
Una hermana mayor haga
Estación de Penitencia vestida de mantilla con su Cofradía (que ya de por sí
tiene delito) y alterne su posición tras los pasos de sus Titulares a su gusto.
Ya metidos en materia no podemos eludir preguntarnos… ¿por qué no participar
algún año en el cortejo vestida de aguadora?
La mayoría de las
Hermandades del Jueves Santo –y alguna más de otra jornada- saquen a la calle
sus ciriales portados por acólitos cubiertos con capirote, argumentando en
algunos casos que lo hacen así porque son Cofradías de negro (cuando encima no
es cierto que en todos los casos que así sea). A los defensores de la estética
de esta forma de llevar ciriales: esto no es propio ni característico de la
Semana Santa de Córdoba. Y ni mucho menos es cómodo para el que lo padece. Y si
no prueben a hacer un año estación de penitencia usando capirote y dalmática.
Nadie escarmienta en cabeza ajena.
Una Hermandad se escude
en su deseo de hacer estación de penitencia en la Catedral para salir de ella
en lugar de hacerlo desde su sede canónica. Si uno no puede/no quiere cubrir la
distancia que hay desde su propio templo hasta la carrera oficial no tiene por
qué hacerlo. Está la posibilidad de disolver la Cofradía o, por ejemplo,
mantenerse como Hermandad de vísperas y evangelizar en el propio barrio. Si en
breve la carrera oficial se traslada a la Catedral como todo parece apuntar,
¿qué hará esta Cofradía? ¿Y todas las que puedan utilizar el argumento de la
distancia desde su sede canónica hasta el primer templo de la ciudad?
¿Organizarán un sorteo tipo Champions
League con bombos y todo para asignarse iglesias próximas a la Catedral?
¿Se designarán cabezas de serie atendiendo a la antigüedad de la Hermandad en
cuestión?
Haya hasta ocho bandas
en Córdoba y los cortejos de nazarenos sean ridículos en términos cuantitativos
en la mayor parte de los casos.
Haya tantísimos palios
de Hermandades supuestamente de barrio que tengan menos movimiento que el palio
del Desconsuelo.
Que la tertulia que
tradicionalmente entrega las pastas del pregón de Semana Santa se las negara en
2004 a doña Marisol Salcedo argumentando que no era cofrade y en 2014, solo
diez años más tarde, no haya tenido reparo alguno en dárselas a don Rafael
Cremades. En algún momento los miembros de la tertulia se equivocaron, ¿no
creen?
Cuando el palio de María
Santísima de la Encarnación entra en Jesús Divino Obrero, Nuestro Padre Jesús
del Silencio esté ya ubicado en su capilla. Asimismo tampoco es razonable que
aquellos que caminen hacia su puesto de trabajo a las 7.00 de la mañana del
Lunes Santo –es decir, apenas transcurridas escasas horas del fin de la
estación de penitencia- puedan ver pasar el propio palio de la Dolorosa del
Cerro montado en un camión hacia los locales de la Hermandad. Imagino que la iglesia del Cerro estará todos los Lunes Santo a reventar de feligreses para que los pasos molesten al "simpático" párroco.
Que en la última salida
extraordinaria de Nuestra Señora de la Paz y Esperanza los libreas que
acompañaban el paso entraran en Capuchinos situados junto al respiradero
frontal andando de espaldas mirando al público. Señores de la nueva Junta de
Gobierno, aprovechen la nueva salida para no repetirlo y ahorrarnos la
vergüenza ajena a los que tuvimos a bien estar allí.
Marcos Fernán Caballero
Recordatorio Candelabro de cola: Antología del despropósito (Acontecimientos cofrades de difícil justificación) (II)