Es una cita ineludible cada primeros de agosto. La ciudad aletargada por el estío se despereza para pasar por delante de la sonrisa eterna. Ayer comenzó el primer besamanos de la que lleva 800 años sonriéndole a Sevilla.
Aquí llegó con San Fernando. El Rey Santo la trajo a la ciudad que comenzaba a ser cristiana y que terminaría siendo, como son las cosas, hasta mariana. Como no podía ser de otra forma la Virgen apenas se separa del Santo. Ayer, de un vistazo podían contemplarse los dos; uno en una urna de plata repujada por el amor de su pueblo y Ella dando sus manos a sus hijos. Unas manos gastadas del amor y del cariño de todos los que han pasado por delante de su sonrisa en estos ocho siglos. Delante de la Virgen muchas miradas gastadas, igual que la suya, muchas jóvenes o que por primera vez pasaban pero que no por eso eran vacías de admiración. Cientos de sevillanos formaban cola para pasar por delante de la patrona a dejar sus besos en sus manos, y demostrar, una vez más, el cariño de la ciudad para con su Virgen. En la cola, niños, jóvenes, mayores y hasta algún turista despistado y curioso que no entendía muy bien qué era aquello.
La Asociación de la Virgen de los Reyes organiza con empeño este acto. Para esta ocasión estrenaban una peana realizada por Hijos de Juan Fernández. Inspirada en el camarín representa Castillos y Leones. También era novedad el hecho de que las puertas del camarín de la Virgen estuvieran cerradas, por lo que podían verse como pocas veces ocurre.
Recordatorio Programa de cultos en honor a la Virgen de los Reyes