La imagen de la Semana Santa del año 2008 es la del Señor del Gran Poder con la túnica conocida como la de los cardos. Una de las imágenes del frustrado Vía Crucis de la Fe fue la del Señor de Pasión con la imponente túnica de las hojas de acanto
que la hermandad recupero ex profeso para aquella ocasión. Al no salir,
el nazareno de Martínez Montañés la lució el Jueves Santo de 2013.
Desde entonces, 2008 en San Lorenzo y 2013 en el Salvador, los dos
nazarenos cumbre de la Semana Santa de Sevilla no han vuelto a lucir en
sus desfiles procesionales estas prendas bordadas.
Ambas
imágenes cuentan en su ajuar con varias y riquísimas túnicas con
bordados del XVIII y del XIX que quedan guardadas en las vitrinas cuando
llega la Semana Santa. ¿Por qué? ¿Cuál es el motivo por el que a pesar
de tener obras tan ricas en su patrimonio estas no forman parte de la
estética procesional? O quizá la pregunta sea, ¿por qué la tienen si no
la utilizan?
Echando la vista atrás es fácil sacar una conclusión: en el siglo XIX la mayor parte de las imágenes de nazarenos portaban túnicas bordadas.
Es necesario destacar que por aquel entonces existían muy pocos pasos
de misterio en los que apareciera la figura de Jesús con vida. Casi la
única excepción es el de la Borriquita. Es en el siglo XX cuando ya
nacen las hermandades que representarán misterios en los que Jesús está
vivo, y como ya veremos por entonces ya se habrá instalado la tendencia a
vestir al Señor con túnica lisa. En la Semana Santa
del XIX por la documentación o por la prensa observamos como la mayoría
de las representaciones de Jesús con vida aparecen en todas ellas con
túnica bordada.
Pero es necesario justificar eso. Para el licenciado en Filología Clásica Ramón de la Campa las imágenes de Cristo están concebidas para procesionar con túnicas bordadas. «El
oro se utiliza para mostrar en las imágenes el carácter de divinidad de
la figura a la que representa, y quitarle las túnicas bordadas supone
una mutilación del significado» asegura De la Campa. Este autor compara las túnicas bordadas con las potencias, pues considera a ambos como atributos que glorifican y dignifican
a la imagen, y que resulta contradictorio eliminar. Compara con lo que
ocurre con las dolorosas. Éstas continúan procesionando tanto con
bordados como con coronas, sin que nadie dude de su idoneidad. «Es por tanto, una cuestión de modas que rompe con el lenguaje iconográfico de la Semana Santa de Sevilla»,
afirma este investigador. De igual forma piensa Francisco Javier Segura
Márquez, historiador del arte, al asegurar que el hecho de que no se
utilicen las túnicas bordadas en las salidas procesionales no es más que
una moda. De hecho da un paso más al asegurar que las imágenes están
concebidas para salir con túnica bordada: la descompensación entre la cabeza de mayor tamaño y el cuerpo más pequeño de determinados nazarenos, o la amplia separación entre la cabellera y el resto del cuerpo
para poder colocar ahí la túnica son ejemplos que muestran que en
efecto, el autor concibe a la imagen para salir con túnica bordada.
Como curiosidad, Ramón de la Campa asegura que cuando Cayetano González
realiza el paso para el Señor de Pasión se editó un pequeño libro
explicativo sobre las andas, en el que aparece explícitamente que el
paso va en conjunción con la imagen del Señor con túnica bordada. Una imagen que sin embargo apenas se ha producido en un par de ocasiones.
Ambos profesionales comparan las túnicas bordadas con los estofados
en los retablos. En las imágenes de talla completa se utiliza esta
técnica con el color dorado para dar el brillo de santidad y divinidad a
las imágenes.
Francisco Carrera Iglesias, bordador, opta por que se pueda alternar el uso de las túnicas bordadas con las lisas. «Es bueno que se utilice el patrimonio que se tiene»,
asegura. Para él, que también califica como moda que se haya dejado de
utilizar las túnicas bordadas en muchos nazarenos, es una pena que este
patrimonio quede guardado sin utilizar para lo que fue hecho.
La influencia de Muñoz y Pabón en 1910 en el Gran Poder
Hasta
el año 1910 el Señor del Gran Poder procesionaba con túnica bordada en
la Madrugada del Viernes Santo. Ese año, el por entonces canónigo de la
Catedral Muñoz y Pabón sugiere a la Junta de Gobierno
de la corporación de San Lorenzo que el Señor parecería más humano con
una túnica lisa. La decisión se somete al cabildo de oficiales, que por
influencia del canónigo vota a favor de la propuesta con la excepción
del mayordomo. Ese mismo año el Señor procesiona con la túnica lisa.
A partir de entonces y ante la buena acogida tanto en la hermandad como
en el resto de público, el Señor sólo procesionaría con sus túnicas
bordadas en contadas ocasiones. Tras ese cambio se producirían en cascada los cambios en las túnicas de los nazarenos.
Pasión, el Señor de la Salud de los Gitanos o el nazareno de San Roque
dejarían sus túnicas bordadas para procesionar con lisas.
El año clave: 2008
En
2008 la junta de gobierno que presidía Enrique Esquivias en el Gran
Poder decide que el Señor del Gran Poder procesione en la Madrugada de
ese año con la túnica conocida como de los cardos.
Al
año siguiente, San Roque decide que por cuatro años el nazareno portara
la túnica bordada de Fernández y Enríquez. En 2012 el Señor de la
Victoria de la Paz estrena la primera túnica bordada. Pasión recuperaría
la túnica de Patrocino López para el Vía Crucis de la Fe en 2013. Y un
ejemplo más: en los Gitanos hay un grupo de hermanos interesados en
recuperar una túnica bordada para el Señor de la Salud que se perdió en
el incendio de San Román en 1936.
¿Estamos quizás ante un cambio de tendencia?
¿Están las hermandades queriendo recuperar las túnicas bordadas como
prenda habitual para las salidas procesionales de sus titulares? ¿O
acaso son hechos puntuales? El libro de los gustos y las opiniones no está escrito, pero sí el de la historia.
Recordatorio Los zapatos de la Macarena