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viernes, 12 de septiembre de 2014

Verde Esperanza: La dictadura del oscurantismo


Killo”, que vamos a encargar unas imágenes secundarias para el misterio a tal imaginero, pero no se lo digas a nadie porque es secreto. ¿Quién del mundillo cofrade no ha recibido algún tipo de información sobre una Hermandad con la coletilla del “no se lo digas a nadie”? Yo mismo lo he dicho en más de una ocasión, no se crean que me libro.


Cada vez pienso más que esto de las Cofradías se deja arrastrar por distintas corrientes. Ahora lo que se lleva es hacer tal cambio durante esta marcha, hacer tal solo de corneta con esta variación y… ocultar y oscurecer todo lo que sucede en una Hermandad hasta límites que se escapan de toda lógica… Entiendo que hay temas que, por su índole, exigen máxima discreción. Por ejemplo, si se está en búsqueda de banda, es razonable que no se vaya pregonando que esta banda está más cerca que aquella otra, puesto que puede llegar a interferir a los intereses de una Cofradía. Pero de ahí a tratar de ocultar que en un hipotético (es decir, no estoy pensando en nadie en concreto) próximo besamanos se va a estrenar tal broche, o que la próxima salida procesional se realizará con tal manto… ¿Por y para qué?

Sinceramente, lo pienso en frío y siempre llego a la conclusión de que es puro postureo, por cierto, una de las palabras más prostituidas (válgame la palabra) del mundillo cofrade, especialmente en la red. Y es que lo que está de moda, desgraciadamente, es destacar sobre los demás de manera innecesaria, ese tic inevitable de darle importancia capital a aspectos que, verdaderamente, son nimios en comparación con otros. Lo que se lleva es ese postureo cofrade, que en el caso que nos ocupa se produce al tratar de crear expectación y de sobresalir con respecto a las demás Cofradías. Todo ello en esa absurda e inacabable competición inter-hermandades que, a pesar de haberse relajado con respecto a lo que me cuentan los que han vivido más que quien les escribe, continúa latente, aunque no se quiera ver en el día a día cofrade. Parece como si lo que se hable en una Junta de Gobierno deba quedar confinado a las cuatro paredes del lugar de la oscura y secreta reunión. Repito, entendiendo que hay temas que por su naturaleza no pueden trascender a la luz pública.

Si se aprueba el proyecto de un nuevo paso con los consiguientes permisos de la autoridad diocesana, ¿qué reparo hay en darlo a conocer? ¿Para qué se va a esperar para realizar una presentación por todo lo alto como si se tratara del fichaje de Neymar? La respuesta es fácil, queremos la palmadita en la espalda ese día de todo aquel que se acerque por allí al olor de la expectación artificial que es generada. Es la cruda realidad. Antes decía al realizar una hipótesis que no pensaba en ningún caso concreto, y ahora les digo que yo he llegado a leer que se iba a realizar una presentación oficial de la restauración de una saya. ¿No es de chiste? Piénsenlo, por favor. Porque luego nos llevamos las manos a la cabeza con los “kofrades”. Las propias Hermandades los alimentan sin lugar a dudas.

En los tiempos que corren, considero urgente una rotunda y absoluta transparencia desde los dirigentes de las Cofradías y sus responsables de comunicación, más aún cuando estamos en una sociedad que ofrece posibilidades comunicativas inmediatas. Hay que informar con total veracidad y a la mayor rapidez posible de lo que sucede en torno a una corporación, más si cabe a los hermanos de la misma, que tienen derecho a saber cómo gestiona la Junta de Gobierno la Hermandad, su Hermandad. Sin ambigüedades, sin actitudes dictatoriales, sin oscurantismos. En definitiva, con transparencia. De lo contrario, después pasa lo que pasa, cabildos de elecciones que han de repetirse, acuerdos con formaciones musicales que se filtran a medios y salen publicados con el consiguiente desmentido ridículo y absurdo de una o las dos partes, o la opacidad sobre las cantidades que se donan a obras sociales con el correspondiente escándalo innecesario… Seamos serios. Esto de la Semana Santa y las Hermandades no es como gobernar un Ayuntamiento o estar en las filas de una formación política, por mucho que nos empeñemos en politizar el mundo de las Cofradías para hacer ver que se tiene un poder tan irreal como efímero. Hace poco escribía un artículo cuyo título rezaba “urge normalización con respecto alas bandas”. Pero lo cierto es que urge normalización, en general. Con todo lo que tiene que ver con una Cofradía y su gestión.

José Barea













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