La semilla rociera voló desde tierras almonteñas, desde aquellas marismas eternas, se multiplicó y ahora el amor y la devoción a María Santísima del Rocío es universal.
Este fin de semana, Madrid ha sido epicentro rociero. El Madrid de los Austrias ha sido testigo del sentir por la Blanca Paloma, pues por él transcurrió la procesión que llevó a los Simpecados de las Hermandades participantes, desde la Iglesia de San Cayetano hasta la Almudena.
Mostramos con el siguiente vídeo dicha procesión y la llegada del Simpecado de la Hermandad Matriz de Almonte, al primer Templo de la Diócesis madrileña.
Raquel Medina