Juan Antonio Martínez Aragón. Salvi, Paco el Pellejo, Julián, Arturito, El Catalán, El Chupa, El Carli, El Caracol, El Pacoli, Antoñito el Piojo, Los Cristalitos... Si algo está de moda en los carnavales son las "meonas" que siguen a las figuritas del carnaval, que nadie se me ofenda con el palabro, las llaman así ¿qué quieren qué le haga?. Cuando persiguen a estrellas del rock las llaman "groupies", si les gusta más esa... En fin a lo que iba. Siguen y persiguen a esos octavillas imposibles que se redoblan en el escenario hasta hacer tirabuzones más imposibles todavía y con los que se mean las féminas y las no tan féminas, de ahí el nombre. Y los siguen por todas partes y se derriten. Y no es malo porque yo mismo me derrito con esas voces afinadas (la de Paquito el Catalán, no tanto). Lo chungo es que ellos se creen figuras y van con su cara llena de purpurina y con toda la tontería de creerse dioses encima.
Y eso mismo pasa con los costaleros, con algunos claro. Resulta que ahora a los ensayos van legiones y féminas van, pero no tantas como "féminos, entendidos del noble arte de llevar peso en el pescuezo" (ay, que no sabía dónde acabar las comillas...), que acuden en masa alrededor de una parihuela con sacos o vigas en lo alto. Que digo yo, qué carajo le verán a eso, porque una parihuela así sin na´ es fea.
Van en manada. Hay más personal alrededor que nazarenos saca la cofradía de turno, o de ensayo en este caso. Parece que va Cristiano Ronaldo debajo (no confundir con Romualdo el de los Cruzados) o por fuera. Que ves a contraguías con la cara de una p... y la sonrisita de pasmado porque en su vida se ha visto en otra. Y los costaleros para qué contar. Firmes, barriga dentro, el pecho fuera. Parecen sacados de la comparsa La Trinchera. Sus musculitos, su cuello pa´tras porque claro, si te tapas los ojos con el costal no ves un carajo.
Y la gente mirando, saludando y, si pasa algún guiri (qué buena chirigota "Los Guiris"), se suma a la fiesta y echa fotos, mientras piensa en la panda de capullos que son los españoles (porque los colores patrios se ven por doquier en costales, cinturones, calcetines, pulseras y en la gomilla de los calzoncillos que no hay nada como taparse el culo made in spain), los andaluces, los cordobeses y Dios que baje del cielo. Y es que ver más gente viendo darle paseos a una mesa que en un cine, por ejemplo, dice ni más ni menos, el atajo de garrulos que somos. ¡Olé!
Recordatorio Incienso y Carbón: Esperanza y Elecciones