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lunes, 9 de febrero de 2015

De Cerca con Antonio López de Letona: "Hablé con Curro y durante esa conversación siempre se le pidió como capataz experimentado su opinión sobre David Arce"


Blas Jesús Muñoz. En la parte final de su segundo mandato, entrevistamos a Antonio López de Letona, Hermano Mayor de las Angustias. Una extensa charla que divide en dos partes esta entrevista.

En esta primera, el máximo responsable de la corporación de San Agustín diserta sobre diversos aspectos de la corporación, tales como su valoración acerca del traslado a su actual y originaria sede en 2014, su futura estación de penitencia en la Catedral, los motivos de la no participación de la cofradía en la Magna Mariana o el cambio de capataz.



Para quienes no le conocen, cómo se define Antonio López de Letona.


Fundamentalmente, como hermano de las Angustias, un devoto de la Virgen y un católico practicante.

Está acabando su segundo mandato, si hace 20 años le hubiesen dicho que iba a ser Hermano Mayor de las Angustias lo hubiera creído.

Si me lo hubieran dicho hace nueve años tampoco me lo habría creído. No me arrepiento.

Y qué valoración hace de este período.

Sin caer en una falsa modestia, creo que ha sido positivo. Se han hecho muchas cosas y, posiblemente, se podían haber hecho muchas más y mejor. Hemos intentado dejar a quienes vengan detrás una hermandad tan buena o mejor de lo que era antes. Cualquier persona que se acerca a una cofradía y toma cargos de responsabilidad debe intentar aspirar a mejorar, en la medida de lo posible, lo que hay. Como en todos los órdenes de la vida, hay que aportar tu granito de arena para mejorar.

Creo que algo en ese sentido hemos conseguido y podemos estar bastante orgullosos de nuestro trabajo.

Va a hacer pronto un año del regreso de la hermandad a su sede original ¿Cómo valora esta vuelta?

La vuelta ha sido muy positiva para la hermandad. A nivel puramente cofrade, se ha mejorado sensiblemente; a nivel cristiano, la hermandad está tomando unos aires, no nuevos, pero sí reforzados; y a nivel social ha sido también muy positivo. Los que conocían la cofradía en San Pablo sabían de las dificultades que suponía vivir en la casa de hermandad con las limitaciones lógicas que teníamos estando dentro de la propia iglesia, sujetos a horarios, acceso (a veces, coincidía que había Misa).

Se ha subsanado con la casa de hermandad que tenemos ahora. Estamos muy orgullosos. No es excesivamente grande, pero se ajusta perfectamente a las necesidades de la hermandad. Con su puerta abierta donde los hermanos acuden con mucha frecuencia. Y que además cuenta con muchas posibilidades de cara al futuro.

A, prácticamente, un año vista de aquel traslado tan bien acogido en las calles de Córdoba, ¿cómo recuerda aquel día?

Como tú bien sabes, los que tenemos responsabilidad en algún momento, en cualquier procesión, en cualquier acto más o menos complejo no lo vivimos en toda su inmensidad porque estás preocupado de que todo salga bien, de que nada falle...

Lo recuerdo con mucha alegría, como un día muy grande.Y lo he revivido con más emoción, si cabe, al ver fotografías, vídeos, al ver como respondió la Córdoba cofrade, probablemente, la no cofrade, los visitantes que tuvimos de fuera. Fue un momento muy importante, tanto el traslado en sí como el Besamanos que se celebró a continuación. Eran las dos de la mañana y las colas daban la vuelta a la manzana. Hubo momentos en que pasaba de la Piedra Escrita.

El próximo Jueves Santo haréis estación de penitencia en la Catedral ¿Cómo decidís dar ese paso?

Es un paso que llevaba en nuestra mente muchísimos años. El problema que nos encontrábamos es que San Pablo se encontraba justo en el centro entre la Catedral y San Agustín. Y la apuesta de la junta de gobierno, desde el principio, era por San Agustín y al barrio. Había que optar por seguir manteniendo y reforzando esos lazos de unión al barrio o por ir a la Catedral.

Se hacía prácticamente imposible venir a San Agustín antes de ir a la Catedral. Lo resolvimos manteniendo la presencia de la hermandad el Jueves Santo en San Agustín, pero sin perder de vista la Catedral.

Esa ida a la Catedral implica un adelanto horario significativo, ¿qué acogida esperáis?.

Creo que va a ser positiva. Cualquier acto que ha hecho la hermandad, siempre ha estado muy arropada la Virgen por sus devotos. Se va a producir una estampa que es desconocida en nuestra Semana Santa, como es ver a la Virgen de las Angustias con sol. 

Estar en San Pablo nos obligaba a salir muy tarde por la cercanía a la Carrera Oficial. El hecho de ir ahora a la Catedral nos obligaba a decidir si se hacía la visita antes o después de la Carrera Oficial. Dado que somos la última cofradía en transitarla nos suponía llegar a San Agustín a unas horas del todo impropias, 4 o 5 de la mañana. Se decidió un recorrido con calles de sabor cofrade y se ha decidido visitar al Santísimo hacerla antes de Carrera Oficial.

Habéis tenido cambio de capataz, de José Luis Ochoa a David Arce. En una entrevista concedida por Luis Miguel Carrión a GdP dijo que se le había ofrecido el martillo de las Angustias ¿Qué tiene que decir el hermano mayor de las Angustias?

Puedo decir que hablé con Curro y durante esa conversación, desde el principio hasta el final, siempre se le pidió como capataz experimentado su opinión sobre David Arce.

¿Qué valores visteis en David Arce?

Desde mi punto de vista, es un capataz muy elegante, una persona muy formal, enormente discreta, muy disciplinada que, además, había sido costalero de Nuestra Señora de las Angustias y que reunía todas las condiciones que nosotros esperábamos de la persona en la que depositáramos la responsabilidad enorme que supone dirigir el andar de Nuestra Señora de las Angustias.

Otro de los asuntos por los que la hermandad ha estado en el candelero ha sido la no participación en la Magna Mariana ¿Qué criterios primaron?

Se produce una reunión en la que convoca el obispado a una serie de hermandades. Particularmente no fui, lo hizo un miembro de mi junta de gobierno. A raíz de aquella reunión parece ser que una hermandad propone que se pueda realizar un acto conjunto. En principio, sin un conocimiento más que de ese hecho no nos parece mal. Con posterioridad, se recibió un escrito -quiero recordar que de la Delegación de Hermandades- diciéndonos que, efectivamente, de un grupo de hermandades había surgido esa idea y que se quería conocer nuestra opinión al respecto.

Como marcan nuestras reglas, nuestras Imágenes no participan en ninguna salida extraordinaria, ya sea organizada por la propia hermandad ni por ningún otro estamento, sin la aprobación del Cabildo General. Como en aquel momento no se conocía ni en qué consistía el acto ni en qué fecha; nada más que la intención de celebrar una procesión magna nos dirigimos al obispado para comunicarles que como teníamos un cabildo ordinario entre los meses de enero y febrero trasladaríamos la decisión a los hermanos, esperando que en esa fecha hubiera más información. Fundamental saber si quiera qué día va a ser.

Se manda ese escrito y, al poco tiempo, se recibe otro de la Delegación de Hermandades, quiero recordar, urgiendo a que se tomara la decisión en octubre. Se contestó que, en esas condiciones, no se podía pedir un cheque en blanco a los hermanos. Teniendo en cuenta cuestiones tan fundamentales como qué día se va, a qué se va, en qué va a consistir el acto. Incluso, aunque no esté bonito hablar de dinero, pero cómo se va a financiar el acto. Cualquiera que conoce el mundo de las cofradías sabe que poner un paso en la calle con banda, flor... supone una cantidad bastante importante.

Y como éso no se conocía, en esas condiciones no dispongo de información que trasladar a los hermanos para éstos tomen una decisión responsable. Y se contestó que no.

En estos años de mandato, de qué se siente más orgulloso como hermano mayor.

Me siento muy orgulloso de la restauración de las Imágenes, de la vuelta a San Agustín, de tener una casa de hermandad, de todo aquello que se ha podido conseguir y que estaba en el proyecto original, allá por 2008. Pero, fundamentalmente, me siento muy orgulloso de los hermanos. A nadie se le escapa, que hubo diferencias entre los hermanos a la hora de trasladarnos a San Agustín o seguir en San Pablo. Todo se ha superado y la vida de hermandad ahora mismo es plena, no hay diferencias de criterio e, incluso las personas que en su día defendieron legítimamente la permanencia en San Pablo, se han integrado perfectamente en la vida de hermandad en San Agustín, vienen a su casa de hermandad, disfrutan con el resto de nuestras instalaciones, comparten las Misas de Hermandad. 

Creo que es para estar orgulloso. Haber sabido mantener esa unión, pese a que en determinados momentos algunas decisiones puedan gustar más, gustar menos o ser o no compartidas.

¿Algún debe?

Muchas cosas. Tareas que, por el tiempo que tenemos, posiblemente no se hayan podido acometer. Mejoras en el patrimonio hemos hecho algunas, pero nos hubiera gustado realizar más. Hemos apostado más por la conservación del patrimonio, si bien en cuanto a nuevo patrimonio estamos en proceso de bordar la bandera pontificia.












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