Suspira el querubín entre telas, tules y terciopelos. Suspira mientras ojea un catálogo sentado sobre una nube y con las alas descansadas. Mira y remira y vuelve a mirar un manto que no sabe si es verde o sus ojos celestes lo están engañado, y piensa, "mira que hay verdes bonitos..."
Y el alado, tras superar el asombro por el extraño tono, mira, remira y vuelve a mirar la ejecución y el diseño y, por más que mira, por donde mira, encuentra muy deficiente su terminación y mira hacia el futuro esperando ver a hermandades que miran mucho mejor a quién realizar sus encargos.
Suspira el Ángel cuando su atención deja el libro y mira y remira los bancos de la primera fila de una iglesia en cultos. No se fija en su rosetón, sino que mira a la apenas media docena de miembros de una junta de la que, por más que mira y remite y vuelve a mirar, parece que la multitud que los votó mira para otro lado cuando llega la hora de rezar.
Joaquín de Sierra i Fabra
Recordatorio El Suspiro del Ángel: Refuerzos para la cuadrilla, logos sustituidos y ensayos modificados