Escribo estas líneas el día que comienza la Cuaresma, Miércoles de Ceniza, aún cuando verá la luz el jueves y falten 39 días para el Domingo de Ramos.
39 días para ver el sol entrar por el rosetón de San Lorenzo y ver salir a los más pequeños con palmas en mano. 39 días y veremos al sol fundirse con los ojos verdes de la Encarnación al cruzar el puente y que servirán de luz para que, mis hermanos de las Penas, salgan para defender el Dogma de la Inmaculada Concepción.
39 días y Córdoba se volverá luz y calor como una candela. Una candela por la que el sol sentirá celos, y lo sentirá porque esta candela nos aglutinará alrededor de la Candelaria y los pasos del Señor Amarrado y del Huerto, cuando despacio, como queriendo ganarle la batalla al rey astro, la Hermandad de San Francisco avance por la calle de la feria y florezca más aún la flor de azahar.
39 días y la ciudad volverá a acudir a la plaza del Alpargate para contemplar la Amargura de una madre al ver a su Hijo maniatado camino del calvario. Un Hombre que bajo su serena mirada carga los pecados de todos nosotros.
39 días y se escuchará de fondo, junto con tambores y cornetas, el sonido de una algarabía diferente procedente de San Andrés. Una algarabía que buscará Carrera Oficial al compás de sones flamencos. Por martinetes caminará el Señor de las Penas, que irá abriendo paso al sol gitano, a nuestra Esperanza, ésa que por alegrías bajará el Bailío buscando picón para calentarnos cuando la luna aparezca.
39 días... 39 días y el nazareno con túnica de color hueso y olivo en la mano llamará para abrir el portón que abre nuestra Semana Santa
Raquel Medina
Recordatorio Sendero de Sueños: Y soñaré...