Con humildad, mi hombro sólo porta una astilla de tu madero y mis fuerzas zozobran, más, el espíritu se reconforta y el alma siente la paz de tú reino en tu mano hacedora, a contemplar tus huellas sobre la mar. Varón de Dolores, Calvario, tierra de muerte.
Pasión del cordero que derramó sangre de hombre, Gloria del hijo del cielo, Santísimo Nazareno que honró al Padre, mostrando al ser la vida eterna abriendo la espiritualidad en la conciencia. Cíngulo de Sol, que ilumina la más profunda de las tinieblas, Sacra Vía que desgrana Iris, cual estaciones del Rosario. Mejilla ardiente y morada, estigma de amor por la salvación del hombre, fuente diáfana, enseñanzas del ungido que ante el dolor, ofrece la mejilla que quede sana.
José Antonio Guzmán Pérez.