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domingo, 31 de mayo de 2015

El cáliz de Claudio: Comienza la guerra


Sé que corro el riesgo de que, cada línea, cada palabra, cada signo de puntuación sean sujeto de una interpretación diferente a la que un servidor va a ofrecer. Será, en parte, fallo de quien escribe y, en otra, de quien lee (por elevarlo a un rango elevado) con la sola intención de asegurarse su versión. La razón, si te empeñas en tenerla, le buscará los mejores argumentos a tu perseverancia.

Ha comenzado el partido y, ahora, dos rivales, que ni son amigos ni se les espera, comienzan (iba a decir una partida de ajedrez, pero para tal cosa es necesario utilizar el intelecto) su particular partido de fútbol. Uno de los rivales es ofensivo y presiona y el otro se cierra atrás como un equipo italiano de los ´80 y primeros ´90 o practica, de vez en cuando, el adelantamiento de líneas que llevó al culmen del resultadismo al Milán de Arrigo Sacchi. 

El equipo atacante ya empezó, desde el saque de centro, con la primera andanada, las banderas al viento y la provocación de los delanteros ("aprovechad que os queda poco") a los defensas rivales. Entre tanto, el rival juega a especular, a hacer como que no se entera y deja a sus arietes solos en campo rival para que se busquen la vida (lean los editoriales de la prensa o a los representantes cofrades y verán como dan la callada por respuesta).

El partido es de los de 180 minutos prórroga y tanda de penales. El desgaste físico y psíquico se antoja primordial. Lo que sucede es que el equipo que defiende lleva una temporada intensa y puede que ni la heroica lo lleve a la victoria final. Todo ello, unido y aderezado en que ambos rivales tienen jugadores de escasa calidad, salvo excepciones (estamos jugando una eliminatoria de la fase de ascenso a Segunda B) y el juego promete estar cargado de monotonía, balones llovidos y protestas continuas al colegiado.

Luego está el asunto de las aficiones y los que se cambian de camiseta. Por ser más explícito, cualquiera imagina que habrá cofrades que se cambien de acera antes de que nos apercibamos y algún presunto "comunista" que, cuando tuvo la oportunidad aplaudió a Rosa Aguilar en representación en la Hermandad de la Misericordia, que se suba al carro del viento del pueblo y quiera dárselas de adalid o azote de los cofrades. Poca memoria la de quienes se fotografiaron, besaron, comieron y bebieron hasta decir basta en los actos de hermandades, agrupaciones y derivados.

En el lado opuesto, habrá camarones que se partan la camisa o, por ser más bíblicos, se rasguen las vestiduras. Fariseos del cuño más pretérito que, mientras les daban pan, poco les importaba que los llamasen o los pensasen tontos. E incluso, puede que haya quien amenace con que no se sale en Semana Santa. Otra patraña, con los antecedentes existentes ya en los ´80 cuando a alguna hermandad la dejaron sola en su empeño. Si no hay salidas, la gente ni se sienta ni paga... Que casi cuarenta cofradías lleguen a un acuerdo y tengan la mira puesta en su futuro, en Córdoba...

En definitiva, si juegas a la contra has de ser intenso, meter el pie, provocar al rival cuando el árbitro no mira porque el de enfrente lo hará. Si te ofrecen la paz, te estarán declarando la guerra, si te hablan de respeto tras atacarte y te lo crees, serás lo que dicen y piensan de ti. Habrá comenzado la guerra y no querrás verlo.

Blas Jesús Muñoz









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