Hace varios días me contaron la anécdota de un alumno del colegio de mis niños que le dijo en la última evaluación a su madre:
-Mamá, tengo dos noticias. Una mala y la otra muy buena. La mala es que he suspendido, pero la buena es que ya he encontrado el jersey que había perdido.
"Manolito" (podríamos llamarlo así) pensaba que hablando del jersey, aquél por cuya pérdida su madre se enfadó días antes, el hecho de haber suspendido pasaría a un segundo plano o, incluso, desapercibido. Tal vez entendiendo que la parte económica era la más importante; tanto como para olvidar que al colegio se va a aprender y, si se puede, a aprobar. El encontrar algo perdido es siempre bueno, pero supongo que todo convenimos que a la madre el día importante, el de las notas, lo que menos le importaría sería el jersey que tal vez ya daba incluso por perdido. Sobre todo viendo el fracaso de la esencia escolar.
Pues algo similar ocurre en nuestras cofradías. Compruebo cómo el cofrade se empeña, una y otra vez, en justificar la parte económica de sus actos, que no por importantes son, en modo alguno, la esencia de las hermandades y cofradías. Ofrecemos cifras de ocupaciones, de gasto diario de nuestros visitantes, de empleo, de porcentaje del PCB (entiéndase Producto Cordobés-Cofrade Bruto) sobre otras muchas variables macroeconómicas de la que poco entiende...
...pero se olvida de explicar que hay personas que requieren de procesiones, extraordinarias, Vía Crucis Magno o Regina Mater para volver a acercarse a Dios. Se olvida de explicar, para que lo entienda quien ha sido llamado pero aún no escogido, que no sólo de pan se alimenta el hombre. Si se pretende organizar una procesión por las calles de nuestra ciudad para dar testimonio de fe, ¿por qué no se hace también antes, cuando se explican las bondades del acto?
Es curioso que no sea Hostecor la que defienda con cifras económicas la celebración de nuestra Semana Santa o el próximo Regina Mater, a tenor de las noticias de visitas que estamos recibiendo estos días. Me resulta singular que sean las cofradías las que hagan el trabajo de instituciones y asociaciones empresariales, pues ellas en ningún caso defienden las bondades espirituales de dichas acciones.
Últimamente veo cómo se justifica el corte de una calle para el paso de un cortejo con su proyección económica para la ciudad, como si de la solicitud de instalación de un velador se tratase, pero nadie pregunta sobre el corte de una avenida para la celebración de una carrera popular (a la que por cierto, tan aficionado soy), la cabalgata de Reyes Magos, la Batalla de las Flores o el Carnaval. Las calles configuran una ciudad que debe estar viva, llena de actos y de convivencia entre sus vecinos. En ningún caso justificaré mis creencias en términos económicos, como tan poco pediré explicaciones a los que solicitan hacer uso de las mismas en los mismos términos.
Que quien está encargado de velar por los números de las explicaciones económicas de nuestros actos, si es que fuera necesario darlas.Y sean las hermandades, las que velan por nuestra fe, las que den explicaciones a nuestro corazón.
David Simón Pinto Sáez
Recordatorio De Historia y Vida de la Semana Santa: La diadema de Manuel Revuelto Nieto para Nuestra Señora de las Angustias